Capítulo 8

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La luz se cuela entre mis espesas pestañas e intento abrir los ojos, me cuesta. No recuerdo nada de lo que paso anoche. Me miro, aún llevo la ropa de ayer. Y a mí derecha esta Justin dormido en mi sillón. ¿Qué hace aquí? La verdad no me apetece pensar en nada, la cabeza va a estallarme. Que resaca. Me doy una ducha a ver si me despejo. Entonces empiezo a recordar, me prepararon una fiesta y bebí mucho sino, no me explico  como he acabado así. Justin sigue dormido asique me dispongo a cambiarme.

-Yo que tú no lo haría, estoy despierto.- me sobresalto y le hecho una mirada de pocos amigos. Cojo la ropa y voy a cambiarme al baño.- De nada por avisarte. Cualquier otro no lo hubiera hecho.- salgo de allí, ¡cómo me enerva!

- Bueno, creo que va siendo hora de que me expliques qué haces aquí y qué ha pasado.

- Te emborrachaste y te traje a tu casa.

- ¿Y por qué narices estas todavía en mi casa?

- Pues… la verdad no lo sé.

- Vale. Pues ya ves qué estoy perfectamente asique puedes irte

- ¿De verdad no recuerdas nada?- me lo dijo de una manera tan tierna y como si me apreciase, pero eso era imposible no le importaba. Sus ojos reflejaban ternura y me acordé de aquellos años de infancia junto a él…- Ey, ¿estás bien?

- Si tranquilo, estoy bien.-  Y no, no recuerdo nada. Bueno lo justo me hicieron una fiesta, la cual no quería celebrar, aparte de eso no recuerdo mucho más

- ¿No recuerdas nada de lo que hablamos?

- No, ¿de qué hablamos?

JustinPointOfView

-Yo la llevaré a casa chicas, no os preocupéis.- les dije a las amigas de Eva. Para conocerlas de dos tardes y saber lo que Eva pensaba de mí, me extrañaba que me tratase tan bien.

- Gracias Justin, muy caballeroso por tu parte- me dijo Candela borracha como una cuba.

- Viene de fábrica.- la conteste mientras se reía tontamente.- Hasta luego, ya la diré que os llame cuando sea consciente de que al menos se mantiene de pie.

Eva estaba sentada en el porche de la casa de Marta con una manta por los hombros y una taza de café entre las manos. Se veía tan pequeña, débil e indefensa, que mi primer impulso era protegerla y cuidarla. Pero sabía que ella me odiaba. Cuando me acerqué lo suficiente, se percató de mi presencia y me saludo con una sonrisa medio tonta. Me senté a su lado y la quité la taza de café de las manos y la manta de los hombros pero antes de retirársela del todo, vi que estaba congelada y le preste mi chaqueta.

-Gracias.- me dijo, su voz era suave y dulce.

- De nada. Será mejor que nos vayamos, se está haciendo tarde y debo llevarte a casa.- llegamos a mi coche y nos metimos dentro. Eva no tenía muy buena cara, no me extraña después de que se tragase tantos chupitos de absenta seguidos, aunque ya había vomitado casi todo en casa de Marta.

- ¿Sabes que si no me hubieses ignorado tantos años, creo que podríamos haber sido muy buenos amigos?- sabía que estaba borracha, pero aun así tenía razón.

- Eva…- comencé a decir. Pero me hizo callar poniéndome una mano en la boca

- Sufrí muchísimo, pero ¿sabes qué? Ya lo superé. Puedes creer que no, pero he tenido mucha gente que me ha estado apoyando todos estos años.- me dijo con una sonrisa en la boca, definitivamente estaba muy borracha.

- Mira Eva, sé que estas muy borracha.

- No estoy borracha, me encuentro perfectamente.

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⏰ Última actualización: Jun 02, 2014 ⏰

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