Capítulo 2

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-¿Qué haces tú aquí?- Fue lo primero que salió de mi boca. Unos segundos más tarde me di cuenta que fui un poco grosera.

- Hola, eh!- Dijo él. No daba crédito a la contestación que me había dado. Quién se creía que era para entrar en mi casa y para encima reprocharme por no haberle saludado.

- Te lo voy a volver a preguntar por segunda vez. ¿Qué haces aquí?- le dije de nuevo a ver si contestaba de una maldita vez. Me estaba poniendo roja como un tomate de la rabia. ¿Cómo se atreve?

- He vuelto, otra vez. Nos hemos mudado.- dijo de mala gana. Me estaba poniendo de muy mala hostia, perdón por el vocabulario, pero iba a explotar. Me acerque a él, le di una bofetada y me fui. Cogí las llaves el teléfono y llame a Olaya.

Olaya es mi mejor amiga desde que tengo doce años. Nos conocimos gracias al baile. La verdad no sé qué haría sin ella. Es mi soporte, si no estuviera ahí nunca hubiera superado mi depresión por culpa del imbécil de Justin. Ya que fue ella la que me ayudo a superarlo en gran parte.

-Hola cariño- me contesto al tercer tono.

- ¿Estas en casa?- le pregunte, la verdad fui muy directa.

- Sí, ¿por?- me pregunto

- Te veo en cinco minutos, voy hacia allí.- y colgué.

Me dije a mi misma que estaría preocupada, que le enviase un WhatsApp. Pero no era capaz. Se me vino a la mente la imagen de Justin en medio de mi salón. Mirándome con una sonrisa de oreja  a oreja. ¿Cómo se atrevía? Llegue al cabo de diez minutos, no cinco como dije. Pique y abrió su madre.

-Hola, ¿está Olaya?- le pregunte. Su madre era una de las mejores personas que había conocido. Era muy maja y se preocupaba por mi mucho.

- Sí, pasa. Está en su cuarto. Déjame la chaqueta cielo.- le di la chaqueta haciéndole un gesto de agradecimiento y subí lo más rápido que pude al cuarto de Olaya.

- Eva, ya estás aquí.- rompí a llorar, no podía aguantar más. Ella era una de las pocas personas que me había visto llorar, junto con Irene. Me abrazo y me puso el pelo que me caía por la cara detrás de la oreja-. ¿Qué te ha pasado? Cuéntamelo todo.

Le conté todo lo que había pasado y se quedó meditándolo.

-¿Qué opinas?- le pregunte todavía con alguna que otra lagrima surcándome el rostro.

- La verdad, es un hijo de puta. ¿Cómo se atreve a hacerte eso?

- No lo sé, a parte, no supe reaccionar de otra forma. Y eso que estaban mis padres y mi hermano delante.

- La verdad no se me ocurre otra cosa que decirte aparte de que te enfrentes a él y le cuentes todo lo que te ha pasado y lo mal que te ha hecho sentir.

- ¿Puedo quedarme a dormir hoy aquí?- le pregunte mientras me sonaba los mocos.

- Si, sin problemas. Se lo voy a decir a mi madre, que llame a la tuya, ¿no?

- Eh… Si, si.- no me podía quitar su imagen de la cabeza. Y ahora que ya me había calmado. Había mejorado muchísimo, estaba muy bueno.

El resto de la tarde, estuvimos viendo pelis, comiendo helado y hachándonos unas cuantas risas de gente en YouTube. Algo que hacemos habitualmente.

No me había dado cuenta hasta que nos fue de noche que mañana era sábado.

Así que no dormimos mucho que dijésemos.

Hola, espero que os este gustando. comentar si veis algo que pueda mejorar.

besos, Eva

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