Cap 5.

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Ver las calles en el mapa de su móvil realmente no sabía ni donde estaba parado. Estuvo 20 minutos más o menos caminando, tomando autobuses para llegar al destino, pero se alejaba más. 

No quería hacerlo, no quería depender de Jooheon, él estaba ya mayor, debía aprender solo. Pero justo estaba de noche. 

Estaba caminando por una calle muy solitaria, tenía la cabeza agachada poniendo atención en el teléfono ya que buscaba exactamente la ubicación, realmente estaba muy lejos de la casa de Kihyun. De repente comenzó a sentir pasos y con eso levantó la cabeza, encontrándose con una persona de lejos caminando hacia él, caminaba muy rápido, se comenzó a alarmar y caminó por el lado contrario, pero ya era muy tarde. Guardó su móvil y empezó a trotar, pésima idea.

  — Cariño cariño— el mismo tipo lo tomó del brazo— ¿Adónde crees que vas pequeño?

— Y-yo... Debo irme— dice algo asustado—, déjeme ir por favor— trata de soltarse de su agarre pero él lo aprieta con más fuerza—. Me lastimas...— susurra y hace un gesto de dolor acompañado con un quejido.

  — ¿Realmente no quieres divertirte un rato?— abraza su espalda y besa asquerosamente su cuello, el menor trata de separarse, pero el tipo lo agarra con mucha fuerza sintiendo un bulto en su trasero.

— Suélteme por favor— ruega con sus ojos con agua— ¡¡Ayuda!!— grita, pero lamentablemente no había nadie en ese lugar, salvo un auto.

— Pequeño, yo sé que quieres, déjame tocarte — su mano se estaba dirigiendo a su miembro de Changkyun, el castaño apretó sus ojos muy fuerte, quería que esto parara ahora — Muy bien... Vamos a casa ahora, te daré muy du--

  — Te dijeron que lo soltaras imbécil— el auto que estaba a unos metros de él, se escucha una voz, era Jooheon.

— Vaya, vaya— suelta por fin al menor— ¿Jooheon? ¿Qué haces por acá? — alza las cejas —. Madre mía, te desapareciste y ahora vuelves... ¿Qué quieres? Estaba en asuntos pendientes — mira de reojo a Changkyun, y luego vuelve a la mirada de Jooheon.

— Sabes muy bien el trato que tenemos los dos — se cruza de brazos acercándose hacia él —, así que no me vengas con mierdas de qué quiero — bufa.

El menor realmente no entendía nada, no entendía el trato, ni el porqué se conocían, ni nada del estilo. Comenzó a retroceder lentamente, pero la mano del asqueroso le tomó el brazo, miró asustadamente a Jooheon con súplica de que le ayudara transmitiendo en sus ojos llorosos.

— Jooheon, sabes... — atrae bruscamente a Changkyun, tomándolo de la cintura —, este muchacho estaba perdido — acaricia su suave y fina mejilla, poniendo de punta sus pelos comenzando a temblar — y no quiero que me lo robes... — lame su labio inferior mirando al menor.

— Ni loco, Namjoon — suelta una risa —. Además... Tú y yo sabemos lo que pasó con el otro chico, no te lo dejaré en tus manos.

— Pequeño — ignora las palabras de Jooheon — ¿Por qué piensas que soy un viejo? Tengo apenas 23 años...

— Es porque te vistes como un viejo asqueroso de 60 años — toma la mano del menor, separándolo de Namjoon. Él por su parte, se sintió más protegido con Jooheon cuando estaba apoyado en su pecho —. Ahora, si me disculpo, me tengo que ir — da media vuelta, pero sin antes, darle un gran puñetazo a Namjoon, este cae al suelo tapándose la boca que de apoco le salía sangre por el labio inferior.

Toma fuertemente la mano de Changkyun y comenzó a tirarle ya que estaban corriendo. El menor no tenía mucha fuerza, apenas podía correr, el miedo le consumió completamente, nunca más iba a volver a caminar solo por la calle, su valentía se fue a la mierda.

Subieron rápidamente al auto, Jooheon arrancó rápidamente y salieron de ese terrible lugar. Changkyun comenzó a pensar todo lo que pasó apenas unos minutos atrás, casi lo violaban, no tenía ni la menor idea de quién era. Su autoestima estaba bajando, ni loco estaría solo, quiere llegar a casa y quiere dormir, no quiere saber de nadie, desde que llegó a esa discoteca, la pesadilla comenzó.

Lentamente, llevó sus dos manos hacia su cara que esta estaba agachada, se tapó y comenzó a sollozar despacio. El mayor se dio cuenta, suspiró y acarició el cabello de Changkyun cuando estaban en un semáforo recién en rojo, sin darse cuenta, se apoya en el hombro del peliblanco. En ese momento se sintió protegido, su jefe que quería sexo le rescató la vida y estaba muy agradecido de aquello.

Luego de algunos segundos, cuando justo se puso en verde el semáforo, se acomodó rápidamente el menor estando consciente de su acto que hizo sin darse cuenta. Limpió sus lágrimas y miró hacia afuera, tratando de controlar sus nervios.

— ¿Cómo supiste que estuve aquí? — dice sin quitar la mirada de afuera.

— De alguna forma te tuve que seguir — alza las cejas mientras doblaba hacia la izquierda.

— Te dije que me podía ir solo...

— Ajá, ¿y si no te hubiera seguido? ¿Te hubieras salvado solo? ¿O qué? — suelta una risa irónica.

— Lo siento... — sin darse cuenta, se le escapa una lágrima pero rápidamente la limpia —. Gracias por... Por eso.

— Está bien — lo mira de reojo —. ¿Dónde es la casa de Kihyun? — el menor, saca su móvil y le muestra la dirección. Él asiente con una sonrisa y dobla hacia la derecha —. Está cerca de aquí, no tardaremos.

Minutos después, Jooheon se estaciona frente a una casa. Era una casa como humilde, el techo color café claro y las paredes estaban forradas con un color crema, el jardín era muy cuidado, tenía un camino de piedra, al lado tenía arbustos. También, había un garaje, el cual estaba el auto de kihyun que ya vio Changkyun.

— No quiero que Kihyun te vea — habla sin expresión —, así que prefiero a que te quedes acá en el auto — se saca el cinturón y abre la puerta, pero se detiene antes de salir —. Gracias, de nuevo, pero olvidemos todo esto — hace una leve reverencia y sale del auto, cerrando la puerta.

Camina lentamente hacia la puerta principal de la casa, sin antes de voltearse a ver el auto. El mayor seguía ahí, supuso que estaba esperando a que entrara a la casa. Tocó el timbre, y un Kihyun llorando abre en menos de un segundo la puerta, abrazando a Changkyun.

s w e a t » jookyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora