Capítulo 8

68 4 6
                                    

Multimedia de hoy: Varvara Krutzev (Kirsten Dunst)

Ya habían pasado dos meses desde que Tanya y Klara se habían ido de la casa familiar, desde entonces Alexander había quedado devastado. No le importaba nada, había desatendido por completo el trabajo y su aspecto personal. El negocio estaba cayendo en picada.

-Papá...- Dijo Maxim mientras intentaba levantarlo del piso a su padre, como hacía últimamente casi todas las mañanas.

-Maxim... mi hijo preferido, mi primogénito...- Dijo en balbuceos Alexander con una clara resaca.

-Levántate, por favor. Esto no puede seguir así. Tenemos que hablar.- Dijo firme Maxim. -¿Sabes quiénes estuvieron aquí anoche?

Alexander algo atontado pero ya más serio se sentó y preguntó: -No, ¿quiénes?

-LOS PUTOS POLICÍAS.- Le gritó. -SE LLEVARON AL TÍO VLADIMIR. LO SABRÍAS SI NO ESTUVIERAS EBRIO TODAS LAS MALDITAS NOCHES.

Su padre estaba estupefacto en el sillón.

-¿Pero qué fue lo que pasó?.- Preguntó sin entender nada.

-Pasa que hemos quedado fuera del tráfico de personas, no pudimos cumplir con la cantidad de gente por mes que tenía que ingresar, por falta de fondos y hemos quedado fuera. Con Rostein estamos pendiendo de un hilo, lo único seguro que nos queda es la carga mensual que llega desde Colombia pero créeme, no está alcanzado, tuvimos que subir los precios y los clientes no están muy contentos con eso.

-¿Rostein?- Preguntó Alex confundido.

.SÍ, EL PUTO ROSTEIN, EL QUE TRAE ARMAS Y EXPLOSIVOS DESDE LA FRONTERA CON UCRANIA.- Dijo exasperado Maxim. -No estamos vendiendo como antes, él nos está presionado, es una situación estresante.

-¿Qué esta pasando?.-Preguntó Varvara entrando al despacho de su padre en bata y pantuflas.

-No puedo más Varvara, esto se está desplomando en frente de mis ojos y no puedo hacer nada, mis esfuerzos son inútiles.- Dijo Maxim al borde del colapso. -El tío Vladimir está preso, no sé qué voy a hacer, no sé cómo ingeniármelas para sacarlo.

Varvara lo abrazó, intentando tranquilizarlo.

Maxim le besó la frente y se fue.

Alexander se echó a llorar desconsoladamente.

Varvara se sentó a su lado.

-Me has decepcionado muchísimo papá. Nos enseñaste a ser fuertes, avasallantes, firmes, decididos. ¿Y tú?, ante el primer altercado te rindes.

-Tu madre es todo para mí, ella era mi motor para seguir, y sin ella, me siento a morir.- Dijo ahogado en sus lágrimas.

Varvara se levantó de un brinco.

-Sécate las lágrimas y escúchame bien.- Dijo agarrándolo de la barbilla y mirándolo fijamente a los ojos. Tu motor eres tú mismo, tu trabajo, toda tu familia. Quiero que te bañes, comas adecuadamente y te pongas a trabajar como lo hacías. Y si no eres capaz de hacerlo, deja que nosotros tomemos el mando, no voy a permitir que esto se desmorone de esta forma. Me veo como una chica, y lo soy, pero mentalmente soy como ustedes, como tú, como Maxim, como Nikolas, como Luka. No me dejen afuera.- Pronunció más decidida que nunca.

Volviendo al capítulo anterior, se preguntarán cuándo empezó esta relación incestuosa entre Maxim e Irina; pues bien, desde que eran unos simples púberes existió cierta chispa entre ellos, los roces, los coqueteos, los susurros en el oído o las caricias por debajo de la mesa nunca faltaron, pero fue aproximadamente hace unos cuatro años atrás, más precisamente el día que ella cumplió 21 años, cuando dió una gran fiesta de disfraces, bebió y consumió más de lo que debía y simplemente pasó lo que desde hacía tanto ambos deseaban que sucediera; pero al contrario de lo que creían, no fue algo de una noche, se volvió una necesidad, algo cotidiano. Tan así que incluso dejaron de verse con otras personas, hasta Maxim dejó a su novia de aquel entonces; y si bien nunca lo hablaron, ambos sabían que lo que tenían era casi algo así como una relación seria, formal, especial, pero secreta, por supuesto. En la familia del mafioso Krutzev estaba permitido todo lo imaginable, pero la familia y sus lazos se respetaban muy estrictamente.

Con Tanya y Klara lejos, Alexander cayó en un pozo depresivo, ya no podía concentrarse, nada le importaba.

-¡ALEXANDER!- Gritó Vladimir.

Aún con la mirada perdida musitó a su hermano:

-¿Qué?

-Por favor, levántate, debemos seguir. Estas últimas semanas ha sido una pesadilla, estamos perdiendo dinero, colegas y negocios. ¡DEBES SEGUIR ADELANTE!- Dijo firme su hermano mayor.

-Un rey no es nada sin su reina...- Dijo Alexander con un tono melancólico.

-Es suficiente, inténtalo al menos, no te rindas.- Insistió

-¡YA DÉJAME EN PAZ!, NO PUEDES ENTENDER CÓMO ME SIENTO, NO ME QUEDA NADA, YA NO QUIERO NADA, NO PUEDO.- Gritó escandalosamente Alexander, escupiendo pequeñas gotas de saliva por todo su escritorio.

-¿Que no puedo comprenderte?, mi esposa falleció hace más de 20 años, dejándome partido en mil pedazos con un hijo recién nacido que cuidar. Jamás la pude olvidar y me volví incapaz de amar a otra mujer en mi vida.- Dijo Vladimir entre lágrimas. -Tú perdiste a Tanya por ser un completo imbécil, por no valorarla ni darle el mínimo afecto que merece, es todo tu culpa, ahora deja de ser tan egoísta, somos un equipo, no se trata sólo de ti.- Sentenció muy firmemente y se fue, dejando a su hermano petrificado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 28, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mafia RojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora