Capítulo 18.

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El omega no se había resistido cuando él lo tomó en brazos y sus sollozos seguían intentando se acallados, en realidad Taemin se veía más frágil de lo que comúnmente lo hacía, como si estuviera resignado a que Min Ho haría de él lo que quisiera, y fue algo que al alfa no le gustó, porque odiaba saber que había dañado a su pareja y que ésta le tenía miedo, porque podía sentir y oler el miedo de Taemin, haciéndole sentirse impotente por no poder hacer nada para quitar aquel miedo cuando sabía que el causante era él, porque lo que le había hecho no podía perdonárselo ni él mismo.

Colocó a Taemin en la cama y fueron sólo segundos en los que sus miradas se cruzaron antes de que el omega cerrara los ojos y se hundiera más en la cama, una vez más pareciendo que quería protegerse de él y al no verlo pudiera hacerlo, que causó en Min Ho sentirse más culpable por lo que había hecho, y tampoco era que el sentimiento fuera a irse así de rápido, no cuando sabía que todo lo hizo inconsciente porque quería remarcar que el omega era suyo, pero eso no hacía que la culpa disminuyera.

Luego de cubrir a Taemin con una manta se acercó un poco más a él, viendo como una vez más éste se encogía en su lugar, y sólo se alejó, no quería causarle miedo a su pareja, eso le dolía, por lo que se acercó al armario y tomó un pantalón de chándal colocándoselo, sabía que la palabra "perdón" no hacía volver el tiempo y arreglaba todo, pero quería repetirla miles de veces, él no había querido dañar a su pareja, ni siquiera sabía qué le pasó, porque fue el sentirse amenazado por la presencia de Jin Ki lo que le hizo actuar, pero se arrepentía tanto de haber actuado y su lobo estaba igual, escondido en un rincón sintiéndose también de culpable.

Se sentó en el sofá y apoyó los codos en las rodillas, suspirando, no sabía qué tenía qué hacer, se suponía que él como pareja de Taemin era quien tenía que protegerle, pero era quien más daño le había hecho en el poco tiempo que llevaban de conocerse, y no podía justificarse al decir que él no estaba preparado para tener pareja, pero en parte sabía que era una de las razones, no sabía controlar las emociones, ni cómo debería actuar con su pareja, siempre se estaba dejando llevar por lo que sentía y durante ese tiempo después del emparejamiento quería estar todo el día con Taemin, protegerlo, pero eso día después de la aparición de Jin Ki lo único que quería era volver a marcarlo como suyo, y lo había hecho, y ahora se arrepentía porque sabía que le había hecho daño, todavía podía escuchar los sollozos del omega en la habitación, lo que era una tortura para él, porque él más que nadie debía ser quien no causara lágrimas en su pareja y estaba casi seguro que era quien más lo había hecho llorar desde que se conocieron.

Sus pensamientos iban y venían culpándolo y diciéndole que no era una buena pareja, incluso ahora en su mente estaba que tal vez debió de haber dejado que Taemin se alejara de él, y fue ahí cuando su lobo parecía haber salido de su escondite con la cabeza abajo, pero gruñéndole porque no estaba de acuerdo, y sólo eran posibilidades que Min Ho pensaba no quería que Taemin sufriera por su causa y ya lo había hecho mucho, porque ahora que sí lo aceptaba como su pareja le importaba mucho más de lo que creyó en el pasado, y había dejado aquellos pensamientos de que una pareja los hacía débiles porque ya no lo creía así, porque ahora creía que esos días que pasó después de que las cosas se arreglaran con el omega habían sido los mejores y también cuando no lo había marcado todavía pero Taemin no le mostraba cuanto lo quería, pero ahora... volvían a estar en un punto que Min Ho no podía reconocer, pero que le preocupaba y le dolía porque sabía que él era quien había lastimado a su pareja cuando debía protegerlo.

Estaba concentrado en sus pensamientos y en sentirse culpable por lo que hizo que no había escuchado los pasos o quizás fue por los pies descalzos, pero no pudo ignorar cuando alguien se sentó al otro extremo del sofá, que ni siquiera necesitó verlo para saber quién era, su aroma le dejaba muy claro, haciendo que quisiera arrodillarse frente a él y pedirle una vez más perdón, pero las palabras sólo se quedaban en su garganta porque sabía que eso no repararía el daño que ya había causado.

DulceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora