sin esperanza

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Mucha gente no viaja demasiado, ya sea que no le llama la atención o el dinero no le alcanza, tal vez no quiere dejar a sus seres queridos, ese no es el caso de cierto alquimista, casi con ironía a el último punto, él tiene que viajar constantemente para encontrar a su familia, la poca que le queda.

Así que nuevamente debía viajar en tren para buscar información que le ayude a regresar, a Amestriz, a su hogar.

El cielo teñido de gris creaba un contraste con la cabellera de dicho rubio haciéndole resaltar en aquella estación donde se encontraba en espera del siguiente tren en salir.

Aquel joven soltó un suspiro inaudible, la desesperación por la espera de dicho tren lo tenía al límite, no solo no consiguió nada en ese lugar, cuyo nombre ni recuerda por lo inútil que le resultaba aprender esas cosas.

De nueva cuenta no tuvo gran éxito, otro científico loco que no le dio gran ayuda, de haber sabido eso no se hubiera tomado dos semanas entre sus viajes y el encontrarse con dicho hombre.

-disculpe...- un trabajador se acercó al ojimiel que se mantenía enfrascado en sus pensamientos. -Disculpé- continuo al no recibir respuesta del joven- ¡Disculpe! - tomo su hombro al estar siendo ignorado olímpicamente.

Con un sobresalto este al fin le dirigió una mirada extrañada- el tren tardara un poco más en llegar, le sugiero que tome asiento si así lo quiere.

- ¿se retrasó? Rayos ¿cuánto tomara? - dijo lo más educado que pudo ante la situación.

-alrededor de media hora, lo lamento. - Ed frunció el ceño, pero termino por asentir y acatar la sugerencia del trabajador, no es como que se pudiera desquitar con el hombre, a fin de cuentas, el solo le estaba informando.

Molesto, se acercó a una de las ultimas bancas de ese lugar, pasando casi desapercibido por todo aquel que le rodeara.

Dejo su maleta a un lado, dejando ese asunto y tomo una libreta que tenía guardada en su suéter, para él se había vuelto un habito recurrente el comenzar a dibujar círculos de transmutación de todo tipo en esa libreta al alterarse, entristecerse, aburrirse o lo que fuera, era un buen escape temporal... casi como si nada hubiera pasado y pronto fuese a estar en casa con al regañándole por tardar tanto afuera... casi.

El de ese mismo momento no era gran cosa, uno de los más básicos en realidad, solía usarlo para hacer origami junto con su hermano pequeño.

Una vez terminado poso su mano por encima del papel, espero... espero...espero, pero nuevamente este no se activó, el cuaderno permaneció igual, ninguna figura de papel se había presentado.

Otro suspiro, igual que las otras veces. heid sigue diciendo que son cuentos, es molesto que no pueda probar lo contrario, ¿cómo hacerlo? Ya ni el distinguía si fue real del todo, dicen que la esperanza es lo último que muere ¿no? Pues bien, lo único que le quedaba era aferrarse a eso, muy en el fondo, él quería creer que lo haría, solo para poder ver que lo logro, tenía que haberlo logrado, que regreso el cuerpo de Al.

Sus ojos aun en esa hoja comenzaron a cerrarse, guardo su libreta, no los abrió si no hasta que en sonido tan representativo del tren se escuchó cerca.

Tomando sus cosas y situándose cerca de donde debía detenerse, espero pacientemente a que abriera sus puertas.

Al hacerlo tomo asiento para volver a centrarse en sus pensamientos lo que tomara el viaje. perdiéndose en su mundo, así terminando rendido en su asiento.

Sin darse cuenta el tren paro, hacia ya un tiempo que terminó dormido, probablemente hubiera terminado quien sabe dónde de no ser por un hombre de pelo negro que se acercó a él, le observo un momento, el rubio se veía... tierno, no es la mejor palabra para describir un chico, pero así se le notaba.

lo único que no busqueWhere stories live. Discover now