—Uy... acabo de recordar algo, me tengo que ir —dije y huí aun intentando asimilar que mi lobo era Eugenio Lizardi .
—¡Espera! No sé ni como te llamas. Dame tu teléfono al menos.
—Mi... ¿mi teléfono? ¿Es que tienes pensado llamarme? —pregunté
confundida al oir algo tan poco inusual después de mis citas, aunque
aquella hubiese sido realmente inusual en todos los sentidos.—Me encantaría volver a verte claro, rectifico, lo necesito, necesito volver A verte. No puedes irte.
—De veras tengo que irme.
—Está bien, pero dame tu número de móvil antes.
—Yo... yo me pondré en contacto contigo—le dije y salí huyendo antes de comenzar a tartamudear,
porque la situación me sobrepasaba¡y no era para menos!
Cuando estaba a punto de alcanzarme, el portero lo detuvo para sellarle la
mano para que pudiese volver a entrar con el sello del local, ante la
insistencia de Eugenio de que no lo hiciese y gracias a eso logré escabullirme por fin.Cuando al fin salió, no logró divisarme y entró de nuevo en el local con aire
decepcionado.Volví en mi coche y de camino intentaba asimilar lo ocurrido, en casa Apenas pude dormir, así que el sábado decidí quedar con Noelia y Javi y les relaté mi gran hazaña del viernes noche y la razón de haberme ido de la fiesta sin apenas despedirme de ellos.
Cuando volví a casa experimenté otra noche de insomnio recordando su boca recorriendo toda mi piel y todas las sensaciones que compartimos,intentando asimilar todavía que yo "la espanta hombres" me hubiese acostado con Eugenio. Me eché a llorar percatándome que estaba enamorada hasta los huesos de un imposible. Así que tomé una determinación, esa noche la guardaría entre mis mejores recuerdos, pero tenía que olvidar a Eugenio como fuese aunque aun no hubiera descubierto la fórmula mágica de como hacerlo viéndolo a diario. Hasta deseaba volver atrás en el tiempo, conformarme con mis fantasías por que haberlas hecho realidad temía cómo podían repercutir en mi estado emocional desde ahora y presagiaba que fuese un daño irreversible.
El lunes llegué a la oficina y notaba como Teresa me miraba de una forma un tanto rara así que terminé reventando finalmente y le pregunté:
—Buenos días ¿ocurre algo?
—¿Ocurrir? Así que te has tirado a tu jefe al final.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque el viernes después de que huyeras se pasó toda la noche preguntando a todos los allí congregados si alguien conocía a una chica disfrazada de Caperucita. Su nombre, donde vivía, cualquier tipo de información sobre ti como un desesperado.
—Dios mío ¿Porqué le habré hecho caso a Noelia? ¡Ni siquiera sabía que Era él hasta que fue tarde!
—¿Y qué piensas hacer ahora?
—¿Hacer? Nada por supuesto, si se entera que la espanta hombres es Caperucita ¡le daría un síncope al pobre!
—¿Quieres decir qué vas a hacer como si nada hubiera pasado?
—Exacto ¿Qué otra cosa puedo hacer? Me voy a hacer unas fotocopias que tengo pendientes para la reunión, luego hablamos.
—Más te vale, me tienes que contar todo con pelos y señales.
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LA ESPANTA HOMBRES.
FanfictionUna adaptación de un libro (en PDF) de mismo nombre. Una divertida comedia romántica. MACARENA Y EUGENIO. Personajes de ENDA