A Place In The World (HunHan)

ZERO

Los paisajes están en completo silencio y calma.

Como si ningún ser habitara aquel lugar, los prados verdes son una alegría para los ojos y el cielo azul son parte del fondo, los diferentes ambientes del lugar también parecen estar muy tranquilos y hasta se atrevería a decir que pacíficos.

¿La razón?

Todos los habitantes del lugar Aka los dioses están en el Palacio de las soluciones un lugar creado específicamente para dar opiniones y ser escuchado, una enorme construcción de cinco metros de altura con un atrayente frontis y por dentro unas maravillosas paredes color vino y cortinas que son desde el techo hasta el suelo color champán, una habitación realmente elegante, como sus invitados.

Los dioses de El Dorado

Deja su taza de té a medio tomar cuando escucha sonar la enorme campana del salón que está en medio de todo El Dorado bufa molesto y se pone de pie, dejando olvidado su primera tarde libre después de días y días interminables, con un chasquido aparece frente a la entrada del enorme edificio, se adentra lentamente mientras acomoda su vestimenta y trata de peinar su cabello, aunque de este caen varias hojas de diferentes tamaños y colores, con otro chasquido estos desaparecen y el continúa su camino y con ese elegante caminar llega hasta el salón principal donde una enorme mesa con varias sillas se encuentran, se sienta en el asiento preferencial, ese que tiene piedras preciosas incrustadas en el respaldo y un enorme y cómodo cojin en el que está muy a gusto aunque le es inevitable bostezar mientras escucha las quejas de los demás dioses a estos ni siquiera les importa su opinión, solo quieren hacerse escuchar.

- Este lugar se parece demasiado al mundo humano - exclama demasiado molesto uno de ellos.

- ¡Es como si viviéramos en ese horrible lugar! - acota otro igual de molesto que el primero.

- ¡No!- niega fuerte y claro, Vida sabe perfectamente que es lo que ellos quieren, le han estado rondando como moscas con aquella absurda idea y el simplemente no esta dispuesto a darles el gusto así que mientras bebe de su tercera taza de té del día ignora el alboroto innecesario de los demás dioses, a él le gusta su creación y si a el le gusta, así se quedara.

De pronto el silencio se apodera de la sala, y sabe que eso no es nada bueno, no puede evitar pasar saliva ruidosamente bajo la atenta mirada de todos los demás y se centra en el bonito ser que se acerca a el.

- ¡Vamos! !Tú puedes hacerlo!- Esa es la voz que no quería escuchar, a Locura tratando de convencerlo, lo ve acercándose lentamente meneando las caderas, como si fuera un depredador dispuesto a comer a su presa de un solo bocado, y Vida se siente un pobre corderito cuando lo ve sentarse en sus piernas y toma un sorbo de té desde su taza y le sonríe pícaramente.

- U-una semana - logra salir de su garganta aún con el cuerpo tembloroso y sus glándulas funcionando a mil

- ¡No eres Dios!- le grita uno de los dioses

- Si lo soy, y tu también

El salón entero estalla en carcajadas

-Te daremos una semana para reformar este lugar -. dice Sabiduría acercándose hasta su asiento predilecto, coge de la mano a Locura para alejarlo de su cuerpo, este trata de morderle el cuello antes de ser arrastrado hasta quedar al lado de Sabiduría - Ni una mas ni una menos - y sonríe tan hermosamente como solo el sabe hacerlo, Locura se despide de el con un besito en la nariz y se va saltando aunque no llega muy lejos pues las vendas de su traje lo hacen tropezar y termina de bruces en el suelo.

- ¿Pero dónde nos quedaremos?- interrumpe otro dios, haciendo que Vida desvie su mirada del chico que aún no se ha levantado del suelo y que por el contrario se encuentra girando por el suelo de todo el lugar con una bella sonrisa plasmada.

- Vayan al mundo humano durante ese tiempo, al final nadie puede verlos pero por favor no causen estragos- Y aunque lo último fue mas una súplica que una orden no puede evitar que se le escape una sonrisa al notar que Locura se ha golpeado la cabeza y ahora esta sentado en el suelo mientras Sabiduría le acomoda las vendas, trae un dulce puchero en la boca.

- ¡Semana de vacaciones! - exclaman todos contentos y hacen vitores de victoria.

- ¡Iré a Paris! - exclama Amor - Mi ciudad bebés