Clyde y Token gritaban incoherencias tras unos minutos de su pelea matrimonial, personas a su alrededor los miraban sin entender la razón del griterío, por lo que solo los dejaban pasar. Hasta que cierto peli-rojo tuvo los huevos para callarlos.
— ¡Oigan! —Gritó Kyle parándose en medio de ambos chicos, que por la sorpresa se quedaron en silencio.— ¡¿Podrían callarse un momento?! —Respiró hondo, estaba notablemente cansado, como si hubiera estado corriendo.— Tenemos un problema.
— Creí que Craig les había dejado en claro que no nos importa los problemas de su grupo. —Habló el moreno, entrecerrando los ojos en forma de indiferencia.
— No tiene que ver que con nosotros. —Explicó.— Es sobre Tweek.
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El rubio paranoico corría por las frías calles de South Park con un gran enojo acumulado en su interior. No quería creer en la acotación dicha anteriormente, pero su mente solo actuaba con celos.
Conocía a Thomas, fue amigo de Craig durante la primaria, hasta que se mudó lejos, teniendo que asistir a otra escuela sin salir del pueblo. Aunque sabia que su novio y el otro rubio seguían teniendo contacto, nunca sintió los verdaderos celos. No obstante Craig desapareció durante casi 3 días, y que estuviera con aquel tipo sin decirle algo a él, era la ultima gota antes de rebalsar el vaso.
— ¡Thomas! ¡Hijo de puta! ¡C-conshetumare! ¡Sal de ahí mierda! —Gritó sin alguna pizca de delicadeza en sus palabras.
Se quedó parado unos segundos en la acera frente a la casa del rubio ese esperando alguna señal humana.
La puerta se abrió, dejando mostrar al tipo que estuvo buscando durante tantos días. Parado en la puerta estaba el mismo Craig Tucker.
Su rostro mostró sorpresa, para seguidamente pasar al enojo, queriendo acercarse hacia él, mas no pudo, unos brazos lo agarraron con fuerza, impidiéndole avanzar siquiera un paso.
— ¡Tweek, calmate! —Gritó Clyde, uno de los que lo agarraban.
— ¿Clyde? ¿Token? ¡Su-Sueltenme! —Forcejeo.— ¡Le voy a cortar el pito a ese cabrón!