Capítulo 17

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Me levanto con rapidez, quedando sentada. Mi pecho sube, y baja con rapidez, una pesadilla. Niego con la cabeza, y me levanto de allí, acomodando las sábanas de la cama para que se viera presentable. Me estiro por un momento para desentumecer mis músculos. Toco mi cabello con levedad, sabía que estaba hecho un desastre, al parecer, me moví demasiado.

Una vez terminando de cepillarme los dientes, salgo de mi habitación para bajar las escaleras. Todo normal, al parecer. Suspiro con levedad, quizás sea un día complicado, y difícil. Estas personas son bipolares, no hay como entenderlas.

— Buenos días.

—susurro acomodando mi cabello un poco, para verme normal, y no como una loca con el cabello desordenado. Escucho respuesta por parte de todos, eso me saca una sonrisa. Al menos, tienen modales.

— ¿De qué te ríes? —cuestiona Jeff, su mirada es neutral. ¿Estará molesto? , bueno, supongo que su mirada siempre es neutral. Está sentado en la mesa, junto a los demás que no conozco del todo. Me siento con cuidado de no cometer algo torpe, y no cometer algún error. Bajo la mirada, evitándolo.

Sally corre a mi lado, y hala mis ropajes. La observo con un leve temor, debido al sueño de anoche.

— Hola, tesoro. —susurro nerviosamente. Tengo el presentimiento de que ella puede llegar a ser alguien bueno, y tierno, pero su historia, es lo que la hace mala, y tenebrosa. Me mira con sus tiernos ojos verdosos, examinándome, trato de notarme tranquila, pero me estoy muriendo de miedo por dentro.

Sonrío al perder el miedo, y la siento en mis piernas con cuidado, para jugar con sus manitas.

— Hola, muñeca. ¿Qué necesitas? —ella ríe, y se retuerce de la felicidad en mis brazos. Sonrío ante ello.— No me estoy riendo, estoy sonriendo, que es diferente. ¿Lancé alguna carcajada?, no, no lo hice. —le respondo a Jeff.

Me fulmina con la mirada. Sé que no le agrado, sé que muere por enterrarme aquel afilado cuchillo en el pecho, pero no puede. Jaque mate. Gracias Luna Azul.

— Las personas piensan que pueden asesinarnos, irónico. —el alto sin rostro sale de la cocina, habla con su voz de estática.— Niños inmaduros de hoy día. —suelta encogiendo los hombros, me echo hacía atrás en mi silla, y me dispongo a mirarlo. Alto, sin rostro, extraño. Aún me sigue poniendo la piel de gallina.

Jeff,¿qué pasó después? [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora