Foto multimedia: Jack Korsakov (Cam Gigandet)
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JACK
Hice tronar mi cuello y miré hacia el cielo gris. Los pájaros aún no comenzaban a cantar, y toda la ciudad, al igual que los suburbios, estaban en completo silencio.
Este era mi momento favorito del día.
Mi mirada se dirigió hacia el hombre tirado en el piso. Sus ojos estaban fuertemente cerrados, y de su boca salían continuos jadeos de dolor. Sus corpulentos y morenos brazos abrazaban una de sus piernas, en la cual segundos antes había disparado.
La sangre brotaba a montones de la herida, y no podía apartar mi mirada de ella, como si su oscuro y espeso color me hipnotizara y fascinara. Y eso hacía.
-¿Vas a quejarte mucho más? –Pregunté con voz calma.
-¡Me has disparado, mi amigo! –gritó abriendo los ojos de golpe, mirándome con desespero.
-Silencio, por favor–pedí cerrando los ojos y tensando mi entrecejo-. No me gusta la gente ruidosa.
-¡Me importa una mierda, cabrón hijo de puta!
En un movimiento rápido, apunté con mi arma a su cabeza. El hombre me miró aterrado, pero luego de unos segundos, una sonrisa apareció en sus labios.
-No puedes matarme, Korsakov -habló en un tono bajo y lento-. Tendrás a todos mis hombres detrás de tu culo.
-Que vengan, los estaré esperando–dije cínico, y le saqué el seguro al arma-. ¿Últimas palabras, mi amigo?
-¡Teníamos un trato, Jack! ¡Teníamos un trato! –comenzó a gritar, dejando su calmada actitud atrás.
-Trato deshecho –y entonces, apreté el gatillo.
El sonido del disparo se camufló con el sonoro ruido del tren que justo pasaba a mis espaldas. Suspiré y volví a mirar al cielo. Era increíble como solo unos metros que separaban a Las Vegas de los suburbios, hacían una enorme diferencia. La tranquilidad que se sentía aquí, nunca se sentiría en la ciudad de las luces.
Comencé a caminar hacia mi Harley, mientras sacaba mi móvil y marcaba el número de Kassian.
-Jack –contestó al primer tono.
-Está hecho –dije y corté la llamada.
Me subí a la moto y cerré los ojos, dando respiraciones lentas y profundas. Me ponía de un humor de mierda hacer los trabajos de forma rápida. De tan solo imaginar como mi cuchillo habría paseado lentamente por su asquerosa piel...
Bufé y arranqué la moto.
...
Entré a la sala de reuniones, donde todos mis colegas me esperaban sentados en la larga mesa.
-Jack –me saludó Kassian, levantándose para darme un corto abrazo y luego sentarse nuevamente-. Ya he mandado a Zach a encargarse del cuerpo.
-Bien –dije simplemente, y me senté en el asiento de cabecera-. Steven, llama a los mexicanos en lo inmediato. Programa una reunión con ellos –ordené, haciendo que el susodicho asienta.
-¿Sabes que querrán arrancarte las pelotas, no es así? –preguntó Kassian con una sonrisa burlona.
-No me interesa –contesté en un tono lento y bajo, masajeando mis sienes-. Ellos se lo han buscado, lo hubieran pensado antes de intentar estafarme.