Capítulo 1 Parte 3

55 22 5
                                    

En este mundo cada hombre deja las huellas de su pasado marcado en el trayecto de su vida, sin poder recordar nada, las únicas huellas que había dejado hasta ahora se encontraban plasmadas ante la cálida arena desértica, hasta el día que te encontré o, mejor dicho, me encontraste. Quizás no entiendas como me siento, tú que apenas comienzas tu camino junto a mí, sin siquiera conocernos el uno al otro tus pasos junto a los míos disiparon este camino marcado por la soledad. Fue así que deslumbré la felicidad, me preguntaste quien era y de donde venía, eran respuestas que ni yo conocía, sin tan siquiera conocer mi nombre no pude compartir contigo mucho, realmente pude notar en ti que deseabas conocerme, pero yo deseaba más bien que tú me conocieras — ¿Cómo te llamas? — Fueron las primeras palabras que salieron de mi boca al verte, entonces una mueca que nunca olvidare se dibujó en tu rostro, la sonrisa más hermosa que jamás vi se posó sobre tu adorable carita —Ana, mucho gusto ¿y tú? — También sonreí, realmente estaba apenado —No lo sé— dije tímidamente recogiéndome de hombros —Esperaba más bien que tú lo supieras — repuse todavía apenado.

Me sorprendiste de pronto, luego de decirte esas palabras una risa que contagio la mía, hizo sentir una vez más aquella calidez sobre mi pecho —Eres muy gracioso, ya enserio ¿cómo te llamas? — Dijiste entre carcajadas, yo entonces solo sonreí con una expresión de desconcierto que seguramente captaste, no insististe más en el tema y debo admitir me sentí bastante aliviado por eso.

— ¿Cómo terminaste varada en este desierto?— al decir esas palabras fue la primera vez que note tristeza en tu mirada —Yo realmente estoy pérdida — Aquellas palabras vinieron de tus labios impregnadas con un desanimo que me inquietaba —Estaba de viaje con mi familia cuando una tormenta de arena arraso con todo el campamento, no puedo recordar más que eso, algo me golpeó la cabeza en aquel instante y al despertar me encontraba sola caminando en este desierto — Apretaste tu puño y pude notar la impotencia que sentías porque es la misma que desde hace días experimento —Empecé entonces a vagar buscándolos pero hasta ahora no he tenido suerte — Me dirigiste otra de tus tiernas miradas —Así que realmente agradezco mucho el encontrarte, estaba realmente asustada — lo dijiste con una expresión que nunca olvidare, realmente tú fuiste mi salvadora, no te imaginas lo feliz que me hizo verte en aquel momento.

Seguimos caminando entonces sin rumbo alguno, con objetivos distintos, pero en búsqueda de algo que anhelábamos, fue entonces que nuestra aventura en este desierto dio inicio.

El Desierto de mis pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora