Capítulo 1 parte 5

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Incluso cuando era difícil creer en mí mismo una luz de esperanza llego a mi vida, sin siquiera conocernos el uno al otro, decidimos apoyarnos, enfrentar juntos las adversidades y encontrar una salida en este vasto desierto. Pensé de momentos las cosas funcionarían, pero la vida no es tan fácil, nunca nada lo es. La oscuridad llego a nuestras vida, y amenazo con borrar mi existencia, lo peor de todo es que lo estaba consiguiendo, mis brazos ya no estaban, se esfumaron al paso de un día en este desierto de oscuridad, el tiempo pasaba de prisa y con cada hora transcurrida una parte de mi desaparecía, la luna entonces se jactaba de su supremacía, las risa macabra de un ser nacido de la misma oscuridad se expandía por toda la desolación que nos rodeaba, el sol no volvería a salir jamás, y junto con el los días de alegría.

«¿Qué busco?» pensaba constantemente con la mirada perdida, ya no me sentía parte de los hombres, sino un caparazón vacío de un ser incompleto «debería simplemente rendirme» mis ganas de seguir se habían doblegado, la presencia de Ana se minimizo en mi mundo, incluso estando a mi lado, brindándome su cálida sonrisa, la alegría de sus palabras y el apoyo constante de su compañía, yo no deseaba continuar. No fue solo mis brazos los que perdí en las horas de oscuridad que camine a su lado, fue la misma esencia de mi vida, lo que nos hace seguir adelante ante las adversidades, los que nos permite superar los límites, lo que nos inspira a seguir viviendo, justo ahora estaba roto, no sabía quién era y poco a poco dejaba de importarme esa pregunta, solo quería descansar, ya estaba cansado de esta aventura, llevaba ya mucho tiempo en este desierto sin conseguir respuestas, quizás simplemente no estén aquí, tal vez solo me engañe a mí mismo para tener una razón para seguir. Ya había recorrido suficiente este camino de arena, quizás ese monstruo tenía razón, ya viví mucho tiempo mi condena y era hora de descansar en paz. Sonreí con la expresión más triste que jamás di, los ojos perdidos en el vacío, la cabeza agachada y aura de tristeza que me arropaba cada segundo.

«Ya va siendo hora de aceptarlo» detuve en seco mi andar «este es el final» luego de ese último pensamiento sentí como el ultimo gramo de fuerzas en las piernas desaparecía, estaba a punto de ceder, este era el final de mi largo viaje sin respuestas — ¡No te rindas! — Gritaste y te abalanzaste sobre mí sujetándome fuertemente entre tus brazos —no te rindas, por favor— podía ver tus lágrimas descender de tu hermoso rostro —Por favor no te rindas— sollozaste sin poder decir nada más, tú lo sabias, siempre lo has sabido, solo con verme podías descifrar mis pensamiento —Estoy muy cansado Ana— dije contemplándote una vez más, estaba seguro que al cerrar los ojos note vería jamás, sonreí con mis últimas fuerzas para ti «Por favor dios, lleva a Ana con su familia» fue mi último deseo, esperaba me perdonarás por no poder continuar más a tu lado, cerré los ojos y mis piernas se consumieron, como una hoja de papel ante las llamas, quedando dormido entre tus brazos, solo el torso y mi cabeza quedaban, ya no había forma de seguir el camino, caí por primera vez en un profundo sueño desde que estaba en este desierto, sin esperar despertar de nuevo. 

El Desierto de mis pensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora