Capítulo 27: Huyendo

81 12 2
                                    

NARRA JUAN PABLO

Después de insistir, logré que viniese a cenar conmigo.

Tras terminar de colocar las cosas, nos pusimos dirección a algún restaurante que tuviese sitio.

Íbamos caminando por la calle, Nelly con mi sombrero y yo con la capucha de la chaqueta para que nadie me reconociese.

-Veo que os ha ido genial. -Susurraba metiendo las manos en los bolsos de su chaqueta.

-La verdad es que sí, podría mentirte y decirte que no, pero es muy evidente. -Reí mirándola.

-Me alegro mucho.

-Gracias... Aunque sabes que de no ser por ti, por haber apostado por nosotros jamás pasaría todo esto.

-Bobadas. -Frenó en seco, dejándome a mí unos pasos mas adelante. -Tenéis muchísimo talento, además la calidad de personas que poseéis os auguraba un éxito tremendo sí o sí.

-Eso dices, porque nos has conocido de otra forma.

-Y aún así, la calidad la poseíais y, ahora el mundo se está inclinando a vuestro talento.

-¡Aah, ahí está Isaza! -Comenzó a gritar una fan en la otra acera.

-Acaban de reconocerte. -Susurró Nelly con ¿miedo?

-No creo...

Creo que en ese momento, me arrepentí de haber dicho eso ya que, las chicas comenzaron a correr hacia nosotros. Como si fuese un acto reflejo, cogí la mano de Nelly y la arrastré corriendo no sé ni a dónde, pero quería ponerla a salvo, bueno y a mí mismo también. Las chicas seguían gritando detrás de nosotros y corriendo, casi nos alcanzan, pero de nuevo, volví a tirar de Nelly hasta un callejón oscuro. Tapé su boca con mi mano, hasta que las vi seguir corriendo hacia adelante.

-Pero... ¿Qué es esto? -Me dijo una vez que quité mi mano de su boca.

-Ahora compruebas que no puedo salir ni a la calle.

-Joder...

-Pero eso no va a ser un problema para que vayamos a cenar juntos para ponernos al corriente. -Dije robándole mi sombrero y empezando a correr.

-Oye, ¡devuélvemelo! -Gritaba mientras me perseguía corriendo.

Cuando llegamos al final del callejón, nos dimos cuenta de que era sin salida. Me pegué a la pared mirándola. Ella se acercaba lentamente, hasta que se quedó mirándome, bueno, mirando mi sombra, porque luz no teníamos. Puedo intuír que hasta se estaba tocando el pelo nerviosa. Sonreí inconscientemente pensando en ello. Me acerqué a ella lentamente, hasta quedar detrás de ella. Pasé mi mano derecha por su cintura, en ese momento, sí pude intuír una sonrisa, incluso su respiración acelerada. Y creo que ella también fue conscientemente de mi pálpito acelerado. Ninguno de nosotros hablábamos. ¿Para qué?

-¿Me vas a violar? -Preguntó dándose la vuelta. Comencé a reírme.

-¿En un callejón?

-Viniendo de ti, me violabas hasta en el auditorio de no ser por el chico que entró mientras me hacías las cosquillas.

-Tú y tu ego... Pues fíjate que no se me había pasado por la cabeza violarte. Te tengo muy vista ya.

-Seguro que cuando me has visto, no pensaste en arrimarme a una pared y besarme salvajemente, o como se dice... Ah, sí, comerme a besos. -Reía.

-Tienes demasiado ego. -Reí. -Seguro que quién ha pensado eso has sido tú.

-Puede... Pero es que a mí lo que me ponía de ti sólo era el sombrero a lo Joaquín Sabina.

-¿No era el pelo?

-También, también.

Empezamos a reírnos a carcajadas, hasta tal punto en el que los dos nos pegamos a la pared, esta vez era Nelly la que mantenía la espalda pegada.

-Violame... -Reía.

-Si me lo pides no es violación. Además, tengo cosas mejores que hacer.

En ese momento, comenzó a sonarle el teléfono. Menudo momento para que comenzase a sonar. Con lo que me estaba conteniendo para besarla... Aunque no estaba bien. No me lo permitía el contrato, normas de la discografía musical.

-Tengo que cogerlo... -Me dijo apartando mis brazos para posteriormente cogerlo. Era yo, ahora quien me pegué a la pared mientras la miraba hablar. Ojalá hubiese luz para poder contemplarla mejor.

Después de unos minutos al teléfono, se giró para mirarme o eso creo, repito, no se veía una mierda.

-El karma te lo ha puesto fácil hoy... ¿Quieres que cenemos en casa? Es que para encontrar restaurante... Entre los paparazzis que te van a saltar en cualquier momento y los fans que no duermen esta noche hasta tener una foto contigo, que no tengo nada en contra, porque si alguien te ve, pues os la saco yo, pero supongo que nevesitas descansar.

-Te he entendido... -Reí y me acerqué a ella. -Nada me gustaría tanto que cenar en un sitio tranquilo. Tenemos mucho que contarnos...

-Pues vamos, leoncillo. -Ríe volviendo a cogerme el sombrero y echando a correr esta vez dirección a su apartamento.

No llegué a alcanzarla hasta que estábamos cerca de su portal. La agaaré de un brazó para frenarla y luego le hice la zancadilla, lo que hizo que se viniese abajo. Agarré mi sombrero y me dispuse a correr, con tan mala suerte que me agarró por la camisa que salía por debajo de la chaqueta. De tanta fuerza con la que tiró, ambos oímos como se rasgaban las costuras de esta. Nelly comenzó a reírse después de lanzar un grito de sorpresa. A mí me fue inevitable no reírme, aunque sabía que acababa de perder una camisa, me reía por el grito que había emitido antes.

-Prometo comprarte otra antes de que te largues. -Seguía riendo.

-Pues que sea antes de tres días.

-Tres días, ¿seguro? A ver si te vas a quedar aquí para siempre a vivir el sueño español. -Seguía riendo.

-Serás... -La fulminé con la mirada. -Venga vamos que estoy empezando a tener frío.

Nelly se levantó y se puso seria, agilizó de nuevo su paso hasta que llegamos a su portal. Abrió la puerta y entramos en el ascensor. No miento si digo que tenía ganas de pararlo y quedar a solas en esos 2 metros cuadrados, pero no tardamos en llegar hasta su planta. Salimos y llegamos a esa puerta que fue partícipe de tantas cosas. Una vez abierta, paso dentro y lo observo todo, como si quisiera ver que sigue todo como estaba cuando tomé la decisión de irme.

-Sigue todo igual, por si miras eso. -Susurraba Nelly a mis espaldas leyendo mi mente como lo solía hacer antes. Sonreí.

-Todo no... -La miré.

-¿Qué echas en falta? -Me miraba dejando las llaves en la encimera.

-No te lo voy a decir...

-Dímelo anda. No me voy a reír.

-Para empezar. -Tragué saliva para hablar con facilidad, aunque era imposible por lo que iba a decir. -Mi ropa por el suelo, la cocina revuelta y las botellas de cerveza por el suelo del salón vacías.

La miré, estaba aguantándose la risa, pero al mirarme y ver que la estaba mirando serio, se puso seria.

-Vaya, guardas todos los detalles JuanPa. -Dijo golpeando mi pecho. -Espera que voy a por una camiseta de mi hermano para que te cambies, porque sino te vas a congelar, que tenemos la calefacción jodida.

-No pasa nada, enserio. Puedo quedarme con esta.

-No. -Dijo para luego desaparecer por el pasillo.

Más Que Una Amistad Sin Fronteras(Edición Isaza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora