Algo 1

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Salgo de mi habitación haciéndome un moño y desperezándome. Pero al llegar a la entrada del salón que tengo que cruzar para hacerme el desayuno, tengo que parar de golpe.

Cuatro pares de ojos se giran a mirarme. Bueno, a repasarme de arriba a abajo.

—¿Quién coño sois?—Me cruzo de brazos y me apoyo en la pared. Porque sí, porque si son ladrones no me importa una mierda, porque soy la macarra del barrio. Y también porque los había visto alguna vez en fotos de Instagram de Gared.

—Perdona preciosidad pero sería más indicado preguntar quién eres tú y porqué estás en pijama en esta casa.—Uno de los chicos que es castaño de ojos y pelo lo dice con una sonrisa socarrona.
—La madre que la parió...no pudo ser capaz.—Millones de imágenes empiezan a formarse en mi cabeza con la cara de los chicos y mi amiga barra compañera de piso Juliet.—¡Juliet Thompson como fueras capaz de hacer esta barbaridad a menos de diez metros de mí pienso decapitarte!

Empiezo a golpear la puerta de la habitación de Juliet como una maniática.

—¡Murphy cierra la puta boca, tengo resaca!—Un grito moribundo se escucha del interior de la habitación.
—¡Creo que tú no cerraste mucho la boca anoche genio!
—¿De qué hablas, pirada?
—De los cuatro chicos que hay en el salón, a lo mejor.—La puerta se abre a una velocidad super sonica dejando ver a una recién levantada y con resaca Juliet.
—¿Chicos? ¿Género masculino?—la guío al salón y señalo a los cuatro chicos que hay en los sofás que nos miran divertidos.—Uh, esos chicos. Yo no estuve con ellos. Pregúntale a Gared.
Con esa frase vuelve a meterse a su habitación.
—Llamamos a la habitación de Gared pero no abre.—Dice un chico de ojos azules riendo.

—¿Es a él a quién queréis ver?—me froto los ojos.
—También estoy disfrutando las vistas ahora pero mi objetivo principal fue venir a verlo a él, sí.

—Degenerado.—susurro mientras camino a la habitación de Gared.

—¡Foca marina!—Golpeo con la misma fuerza su puerta como hice con Juliet.
—¡Qué te jodan Murphy, tengo resaca!—la voz de Gared más grave de lo normal se hace oír.
—¡Y a mi qué! ¡Hay cuatro tíos en el salón que no conozco y que dicen que te conocen! ¡Y sigo sin saber cómo entraron!
—¡Échales y listo, histérica!
—¡Y una mierda! ¿Y qué si llevan navaja?
—Pues te mueres y haces silencio.

Intento abrir la puerta y sonrío al ver que se olvidó de cerrar con llave.

Camino lentamente hacia su cama que está debajo de la ventana. La cual abro de repente la persiana escuchándolo gritar.

—¡Me cago en tu puta madre, Murphy!

Lo cojo de su pierna que sale de debajo de las sábanas y lo arrastro hasta que se cae de la cama y sigue gritando adolorido. Lo llevo hasta el salón arrastrándolo por la pierna mientras se retuerce y cuando llego enfrente de los cuatro chicos dejo caer su pierna.

—Aquí tenéis a Gared. De nada.
—Te odio.—Murmura Gared con la cara hacia el suelo.
—Da gracias de que hicimos limpieza ayer. Si no ya estabas muerto por la cantidad de mierda que te estarías comiendo.
—Gilipollas.
—Petardo.
—Asocial.
—Morsa.
—Nerd.
—Friki.
—Quiero pegarte.
—Quiero matarte, pero aquí sigo.—me doy la vuelta y camino a la cocina en cuanto veo a Gared levantarse del suelo y caminar hacia uno de los sofás en el cuál le hicieron un sitio sus amigos. Por lo menos duerme vestido. Algo es algo.

Me preparo un bol de cereales y un vaso de zumo de naranja,y camino como toda cotilla hacia el salón dónde me siento en la alfombra alejada de los cuatro chicos que no conozco.

—Tío, ayer volvimos pronto, es imposible que estés así de muerto.—Se ríe un rubio.
—Si al llegar a casa te fuerzan a hacer limpieza general te digo yo que es muy posible.—Se frota la cara.
—No nos habías dicho que vivías con dos tías. Que están bien buenas.—El cambio drástico de tema hace que preste más atención.

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