Me despierto con la suave voz de Juliet en el oído gritándome que me queda una hora para llegar a tiempo a la universidad, menos si voy con Gared en coche. Ayer a la tarde le contamos lo que iba a empezar hoy a lo que se mostró extrañada e hizo la pregunta que no se me había ocurrido hasta ahora:
—¿Y cómo se supone que lo vais a hacer si a Murph no le gusta que la toquen?
La solución que encontró Gared fue intentar que me abriera a él, que le contara el porqué de todo lo que me rodea. Vale decir que no le conté lo que quería.
Me levanto de la cama mientras me desperezo. Me ducho rápido, me visto con una sudadera negra, unos pantalones vaqueros rotos del mismo color, unas Nike blancas y me hago una coleta. Al ver que me quedan unos cuantos pelos sueltos me pongo una bandana negra a forma de diadema y salgo de la habitación. Entro a la cocina pasando por el salón donde Gared y Juliet están ya vestidos y están haciendo zapping en la televisión. Desayuno y sin darme cuenta son las diez menos veinte.
—¿Nos vamos?—pregunta Gared asomándose a la cocina, suspiro y asiento saliendo detrás de él. Cojo mis gafas de sol y las llaves de casa. Meto mi móvil y los auriculares en la mochila y salimos del piso con Juliet.
—¿Te llevamos?—Gared la mira esperando su respuesta.
—Noup, Matt viene por mí.—Dice sonriendo.
Gared y yo nos miramos divertidos y nos metemos en su coche después de despedirnos de Juliet.
Muevo la rodilla nerviosa después de cinco minutos de estar dentro del coche con Gared, al que no pasa desapercibido mi nerviosismo.
—Oye, todo va a estar bien. Puedes hacerlo.
Lo miro, está concentrado en la carretera pero también está nervioso. No sabe porqué no me gusta que me toquen, es demasiado para mí. Pero en algún momento de mi vida tenía que recuperar el contacto humano, lo tenía claro, sólo que no pensaba que sería tan pronto. Pero puedo hacerlo, es sencillo, fácil, y para toda la familia. La que no tengo. Sonrío por mi chiste interior y llegamos antes de darme cuenta. Al ver el coche varias miradas nos siguen hasta que Gared aparca.
—¿Lista?
—¿Tengo cara de estar lista?—Suelto por los nervios. Él pone los ojos en blanco y baja del coche. Suspiro y recito la tabla de multiplicar en voz baja.
—¿Murphy?—la puerta de mi lado se abre y Gared me observa bastante contrariado.—¿Estás diciendo la tabla de multiplicar?—pregunta asombrado.
—Doce por cuatro, cuarenta y ocho, doce por cinco...
—Vale. Escúchame.—su tono de voz hace que lo mire.—No tienes que hacer esto, pero en algún momento de tu vida ibas a tener que ver que no eras anónima. Que ahora mismo estés en mi coche ayuda a que se te vea más, pero antes eras perfectamente visible. Así que, como la cabrona con peores insultos del mundo que eres, vas a salir del coche y a joderle la vida a alguien que se llama Gared, ¿vale?
—Eres un gilipollas empedernido...—susurro mientras lo aparto para salir del coche.
Cojo las mochilas en el asiento de atrás, le doy la suya y me pongo las gafas de sol. Esto va a ser incómodo.
—Vamos allá.—susurra. Empezamos a caminar juntos y mientras avanzamos le cojo la mano, entrelazando nuestros dedos. Joder, aprieto los dientes mientras intento olvidar. Él no va a hacerlo, él no es así. Me sorprende lo suave que tiene la palma de la mano. Para ser el primer contacto humano en nueve años no es tan malo.
Al ver el movimiento que hice, la gente empieza a cuchichear y a lanzarnos más miradas.
—Esto es incómodo.—Canturreo para que sólo me escuche él mientras andamos hacia sus amigos.

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Algo
FantasyAlgo. Con esa palabra describes tantas cosas, puedes referirte a un oso, a un muerto, a un vivo, a un pequeño bebé, a un anciano o incluso a una sensación. La gente intenta describir el amor, yo ni lo intento, porque no sé si es o fue lo que sentí...