Connor se encontraba detrás de su computadora, trabajando como todos los días. Su trabajo era lo único que lograba distraerlo, era lo único que le divertía, su vida no era para nada interesante. Lo más emocionante que le había pasado fue un año atrás cuando conoció a Jennifer y ella le contó de su vida, había hecho una amiga y no había vuelto a verla, no habían vuelto a hablar y en algunas ocasiones cuando pensaba en ella sonreía, la extrañaba a pesar de que solo habían hablado una sola vez, pero ese encuentro fue inolvidable. Connor no podía creer que ya había pasado un año.
Alejó la vista de la computadora cuando escuchó que tocaban la puerta, por el débil sonido Connor identificó que era su secretaria. Cuando Mery entró, él vio que traía el teléfono en la mano y eso no le agradó, eso solo significaba una cosa.
-Su padre al teléfono – susurró su secretaria mientras se lo tendía.
Connor suspiró con fuerza antes de ponerse el teléfono en la oreja, antes de que pudiera decir algo su padre ya había comenzado a hablar.
-Connor, en una semana vamos a inaugurar la nueva empresa en Argentina así que quiero que vos y tu hermana viajen en dos días para allá, todavía hay que arreglar algunas cosas y quiero que te encargues de eso porque tengo muchísimo trabajo. No quiero excusas ni peros, nos vemos en una semana – sin decir más nada cortó.
Connor miró el teléfono enojado, odiaba que su padre hiciera eso. Hank hablaba sobre lo que tenía que hablar y cortaba como si la otra persona no existiera, ¿por qué él tenía que encargarse de los problemas cuando era otra de las empresas de su padre? Claro que trabajaba para él, pero no tenía por qué encargarse de los preparativos.
Apoyó con fuerza el teléfono sobre el escritorio y se masajeó las sienes con los dedos para calmar la tensión, se planteó por qué tenía que dejar de trabajar en su país, en sus cosas para hacer las de su padre y luego lo recordó, su padre le había dado órdenes toda su vida y él nunca se había negado, no le quedaba alternativa, se hacía lo que Hank decía o las cosas se complicaban. Sonrió un poco al pensar que tenía que volver a Argentina, tal vez el destino nuevamente lo iba a cruzar con Jennifer y esperaba que así fuera porque tenía muchas cosas en su cabeza y cuando había pasado tiempo con ella había sentido que los problemas no existían, quería volver a sentir eso una vez más.
Salió de su oficina a las ocho treinta de la noche y la cara de enojado que tenía no la podía ocultar. Después de la llamada de su padre en la mañana, el día no había mejorado ni un poco. Sus empleados parecían volverse más torpes cada día, la única persona que lograba llevarle el ritmo era su secretaria lo cual era deplorable porque trabajaba con muchísimas personas dentro y fuera de la empresa. Su guardaespaldas, Charlie, lo estaba esperando fuera de la empresa, él además de cuidarlo era un gran amigo de Connor, se conocían desde pequeños porque la madre de Charlie había trabajado desde siempre en la casa Thompson.
Una vez que llegaron a la gran mansión de Connor, él se dirigió hacia la cocina, le gustaba tomar un café después de un largo día de trabajo, a pesar de que tenía algunos problemas de colon y le recomendaban lo hacerlo, él no podía evitarlo era adicto al café y aún con su problema tomaba mucho. Cuando entró en la cocina no vio a Carmen y decidió prepararse él mismo el café, solo tenía que prender la cafetera y lo demás se hacía solo. Le extrañó que su hermana no estuviese en la cocina, cuando no estaba en el colegio se la pasaba en la cocina hablando con Carmen o haciendo sus tareas, no le gustaba hacer la tarea en su habitación porque se sentía muy sola, eso decía siempre.
Bebió un sorbo de café y miró el celular entre sus manos, tenía que hablar con Jessica sobre la inauguración, no quería ir solo y además su padre le había pedido que fueran los dos, aunque sabía que Jessica iba a negarse. Su hermana siempre había querido ir a estudiar a Argentina, pero el problema era que su padre no lo permitía, quería tener todo bajo control y a Jessica no le gustaba ser controlada, pero a pesar de su sueño, no iba a querer ir porque Hank había dado la orden. Connor suspiró, lo menos que quería era discutir con su hermana.
Diez minutos después marcó el número de Jessica, creía que era más fácil hablarlo por teléfono que personalmente. Después de tres tonos, la dulce voz de su hermana le borro el enojo por completo.
-Hola Connor – canturreó ella al otro lado del teléfono, y él no pudo evitar reír. Su hermana era una persona encantadora, pero no era bueno hacerla enojar.
-¿Cómo estas hermanita? – tomó un poco más de su café y Jessica se quedó en silencio unos minutos antes de contestar.
-¿Estás tomando café? – preguntó un poco enojada y Connor miró la taza, sentía que el café lo estaba regañando tanto como su hermana.
-Jess... tenemos que hablar.
-No me cambies el tema, Connor. Sabes que el café te hace muy mal al igual que a mí – Jessica tenía el mismo problema que Connor, pero el de él estaba un poco más complicado.
-Jess... por favor – escuchó a su hermana suspirar y supo que ella iba a tranquilizarse.
-Está bien – trató de sonar más tranquila, pero su hermano sabía que todavía estaba un poco enojada - ¿qué querías decirme Connor?
-Hoy llamó papá – sin poder evitarlo su cuerpo de irguió por completo, ese era el efecto que Hank tenía sobre su hijo.
-¿Qué quería? – la voz de su hermana sonó un poco agresiva y Connor lo comprendió, su hermana detestaba que su padre les manejara la vida y al igual que Connor se había acostumbrado, pero cuando tenía la oportunidad de contradecirlo lo hacía.
Hacía casi dos semanas que no veían a su padre porque estaba en un viaje de negocios, pero dentro de poco iban a verlo en la inauguración, si es que Jessica lo acompañaba, él iba a hacer todo lo posible para que ella lo acompañara porque si no toda la rabia de su padre iba a recaer sobre él.
-En una semana van a inaugurar una nueva empresa en Argentina y papá quiere que viajemos en dos días, tengo que encargarme de algunos asuntos.
-¿Viajemos? – preguntó incrédula y Connor se preparó para hablar con su hermana a la defensiva, esa faceta de su hermana no le gustaba ni un poco, pero tenía que hacer todo lo posible para convencerla.
-Ambos tenemos que ir, lo vamos a encontrar a él allá.
-No voy a ir- dijo firme y sin pensarlo dos veces, justo lo que Connor esperaba. Amaba a su hermana y no quería discutir con ella, así que recurrió a su voz penosa, siempre la usaba cuando su hermana se comportaba así.
-Jess por favor....- pero ella lo interrumpió.
-No voy a ir Connor y punto – ambos se quedaron en silencio, Jessica iba a cortar el teléfono, pero sabía que no era buena idea conociendo a su hermano, si había algo que Connor odiaba era que lo dejaran hablando solo, por eso las conversaciones con su padre lo volvían loco.
-Jess hacelo por mí – dijo Connor después de unos largos minutos en silencio. La escuchó suspirar y sonrió, conocía perfectamente esos suspiros, lo estaba pensando.
-¿Cuándo salimos de acá? – preguntó resignada y la sonrisa de Connor se ensanchó, lo había conseguido una vez más. Agradeció al cielo por tener una hermana tan maravillosa.
-Le pedí a Charlie que reservara dos pasajes para el miércoles a las ocho de la mañana, cuanto antes lleguemos mejor así papá no nos tira la bronca.
-Está bien. Tengo que hacer tarea con mi compañera, después hablamos – sabía que su hermana estaba enojada con él por prácticamente obligarla a ir y no le gustaba eso, pero tampoco quería ir solo hasta Argentina.
-Jess no te enojes conmigo – susurró y nuevamente su hermana suspiró.
-Te amo, Connor, nos vemos en una hora. Charlie me pasa a buscar.
-Te amo hermana, muchas gracias – Jessica no dijo nada más y cortó el teléfono. En cuanto ella llegara a la casa iba a darle un gran abrazo para que el enojo se le pasara, y si eso no bastaba algo se le iba a ocurrir, no le gustaba para nada estar peleado con su pequeña hermana.
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You make me wanna Die
RomanceÉl, era una persona que lo tenía todo, pero a la vez no tenía nada. A los veintitrés años tenía una gran empresa bajo su cargo, porque su padre era el empresario más importante de Colombia. Él se había acostumbrado a vivir una vida aburrida, viajand...