-Vení mi amor – sintió las brazos de Ethan sobre su cintura y apoyó su cabeza en el pecho de él, se sentía extraña al volver a sentirlo así, su perfume se mantenía igual que cuando se conocieron. – Te extraño mucho - le susurró en el oído y le besó la oreja – te necesito... - la abrazó con más fuerza y ella comenzaba a asfixiarse.
-Ethan, me estás lastimando – se sentía débil debajo de sus brazos, se sentía impotente como la última vez que lo había visto – Ethan me estás haciendo daño – elevó un poco la voz pero parecía que él no la estaba escuchando.
Se sacudió con violencia debajo de Ethan pero cada cosa que hacía era inútil, no entendía por qué había ido a verlo, ¿por qué había aceptado hablar con él? No tenía nada que hablar con él, no tenía por qué verlo, ¿qué había hecho?
-Te extraño... - le susurraba sin parar, las lágrimas rápidamente le inundaron el rostro.
-No Ethan, soltame, no, no...
-Te amo Jennifer.
-¡No! –gritó con fuerza mientras se sentaba en la cama. ¿Qué había sido eso? El cuerpo le temblaba y todavía sentía como los brazos de su ex novio la rodeaban con fuerza, su garganta se había cerrado por un largo instante y trató de normalizar su respiración.
¿Por qué había tenido ese sueño tan extraño? De pronto sintió miedo, ¿y si Ethan había salido de la cárcel? No, eso no era posible, le habían condenado a dos años y medio y apenas llevaba un año dentro de la cárcel, tenía que quedarse tranquila, solo había sido un loco sueño.
Miró la hora en su celular y eran las cinco treinta y dos, sabía que después de eso no iba a poder dormirse así que se levantó de la cama y se dio una ducha rápida, todo su cuerpo estaba completamente sudado y no era exactamente por el calor de la ciudad.
Después del relajante baño que duró más de lo que esperaba se cambió para ir a caminar, no era usual en ella tener pesadillas pero cuando las tenía le gustaba caminar. El sol estaba comenzando a salir y sonrió, le gustaba mucho ver el atardecer y en ese momento deseo tener su cámara, pero no iba a volver hasta la habitación.
Caminó durante veinte minutos y se emocionó al ver las sierras, se notaba apenas un poco de nieve en las cumbres, era extraño que nevara en primavera pero aun así ella tuvo el placer de verlo. Cerró los ojos un momento para apreciar el fresco viento de la mañana y sacó una fotografía mental del lugar, no iba a olvidarse de esa experiencia nunca en su vida.
Miró su reloj y eran casi las seis y media, tenía que volver rápido al hotel no quería que su mejor amiga se preocupara, aunque ella se despertaba a las siete. Entró en el hotel y antes de ir a su habitación decidió ir a ver la piscina, había escuchado que era enorme y el día anterior no había tenido tiempo de verla. Cuando llegó se asombró, debía admitir que había creído que los comentarios eran exagerados, pero realmente era enorme, sintió muchas ganas de tirarse pero no tenía tiempo para eso.
-¿Qué haces despierta tan temprano? – se sobresaltó al escuchar a Paul detrás de ella. Le sonrió y se acercó a saludarlo.
-Me gusta despertarme temprano – se rio porque sabía que no era cierto – fui a caminar un poco
-¿Tan temprano? – preguntó alzando una ceja y ella se encogió de hombros
-No tengo otro momento – le recordó y él asintió, no dejaba de mirarla con ambas cejas alzadas -¿por qué me miras así?
-Estás algo tensa, Jennifer, ¿te pasa algo? – ella lo miró un instante, pero luego corrió su mirada –Eso es un sí, ¿qué pasa? Digo, no tenes que contarme si no queres, pero se nota que algo te pasa, hasta alguien que no te conoce se da cuenta – citó lo que ella le había dicho la noche anterior y ella sonrió
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You make me wanna Die
RomanceÉl, era una persona que lo tenía todo, pero a la vez no tenía nada. A los veintitrés años tenía una gran empresa bajo su cargo, porque su padre era el empresario más importante de Colombia. Él se había acostumbrado a vivir una vida aburrida, viajand...