Naruto Uzumaki fue huérfano de nacimiento, sin nada ni nadie a quien llamar hogar. Su niñez y adolescencia fueron problemáticas, pero siempre mantuvo en su mente el deseo de forjarse un mejor futuro. Cuando conoce a Hinata Hyuga cree encontrar todo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hinata
Hecha pedazos.
Así me siento mientras corro lejos de este lugar, huyendo de mis sentimientos, de las heridas, del dolor... de esos ojos azules que me carcomen por dentro.
Esos ojos azules que hace un momento me miraban de la misma forma que lo hacían hace seis años. Cuando nos conocimos en aquel salón, cuando estuvimos juntos por primera vez, cuando nos quedábamos mirándonos en silencio por horas acostados en aquella cama y él susurraba que yo era su mayor tesoro. Los recuerdos me atacaron en el momento en el que me encontraba más débil y frágil, incapaz de levantar mis murallas y protegerme. Quise llorar y así lo hice, me solté a llorar de la misma forma en que lo hacía cuando comprendí que nunca volvería a mi lado preguntándome una y otra vez ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Por qué si decía que me amaba tuvo que dejarme así?
El dolor que siento es tan insoportable... que tuve que detenerme tras un edificio y jadear por oxigeno en mis pulmones. A veces desearía golpearme fuertemente en la cabeza para eliminar de mis pensamientos todos esos recuerdos que me atormentan, aunque lastimosamente eso no serviría de nada. Todos nuestros momentos están plasmados en mi corazón, imposibles de borrar ya que están escritos con tinta indeleble.
No puedo volver al trabajo en el estado en el que me encuentro, no puedo mostrarme delante de nadie y fingir que estoy bien cuando claramente no lo estoy. No quiero fingir ahora, porque lo he hecho durante mucho tiempo.
Me abrazo a mí misma y camino sin rumbo fijo, recordando la relación que mantuvimos. Estaba tan enamorada, tan perdidamente enamorada que hasta parecía su perrito faldero y puede que, si le dejo volver a mí vuelva a convertirme en lo mismo pues no había nada que me importase más que sentir sus manos en mi piel, justo como hace unos momentos... perdí por completo la capacidad de pensar en el momento en que lo sentí, cada milímetro de mi ser ardiendo por su contacto. Creí que era el amor de mi vida, con quien envejecería, con quien moriría y sí, imaginaba nuestro futuro juntos y era tan hermoso, tan feliz. Él amándome, viviendo con nuestros hijos en una casa que yo diseñaría, un felices por siempre que nunca existió.
Ahora todo es diferente y no puedo simplemente creer que él nunca dejó de amarme cuando en todos estos años no se preocupó por preguntar por mí. Se fue con otra mujer y puede que a ella y otras más les hiciera lo mismo. Ahora no solo estoy yo, también está mi hijo y por él no puedo permitir que su padre me haga añicos una vez más.
Toco la puerta del apartamento de mi madre cuando me di cuenta de que estaba cerca de allí, sus pasos resuenan del otro lado, sé que a pesar de que ya no pertenecemos a la clase alta, ella no ha dejado de vestir elegantemente y lucir tacones que si yo me los pusiera probablemente me rompería el cuello. La puerta se abre y su ceño se frunce cuando me ve, lleva un blazer color gris topo junto a una falda lápiz del mismo color.
