Capítulo 3

5.7K 417 205
                                    

Because of you - Kelly Clarkson



Hinata

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hinata

Hay muchas formas de experimentar dolor, muchas maneras de sufrir y todos y cada uno de nosotros lo experimentaremos a lo largo de nuestra vida. Existe el dolor físico, ese que lacera y te hace sangrar, ese que aparece cuando te lastimas y te provocas una herida que pronto dejará de doler y se convertirá en una cicatriz. También el dolor que sientes cuando alguien te rompe el corazón. Lloras, te lamentas, pero al cabo de un tiempo, logras dejarlo atrás y tomas la experiencia como algo que te ayudará a madurar, a no cometer los mismos errores y aprender a amarte a ti mismo. Pero también existe el dolor que te deja seca, vacía por dentro. Ya nada puede lastimarte porque tú corazón simplemente ya no siente, es frío, congelado, se convierte en un músculo que programas solo para cumplir su función básica. Es ese tipo de dolor que te persigue, que te provoca dolor incluso cuando duermes. Tratas de dejarlo atrás, de huir de él, pero simplemente no puedes porque te persigue, te asecha y nunca te permite escapar.

Es una cruz eterna que arrastrarás por el resto de tu vida. Puedes sonreír, incluso reír, pero por dentro sientes que todavía sangras. Ese, es el dolor que yo experimento día con día, que cargo sobre mi espalda como una losa pesada que no me permite avanzar y no lo hago, mi vida está estancada desde aquella mañana que descubrí que me habían abandonado.

Mi vida no fue fácil, mis padres nunca estuvieron para mí, nunca recibí una caricia cariñosa de su parte, o presencié algún gesto amoroso de alguno de los dos. No había cumpleaños, ni Navidades en familia. Siempre fuimos mi hermana y yo, solas, cumpliendo con sus exigencias y sintiendo que nunca llegaríamos a ser suficiente para ellos. La perfección era obligatoria y las palizas que nos daban nos hacía sentir que jamás lo lograríamos. Nunca supe lo que fue sentir amor... hasta que llegó él.

Naruto era la luz en mi vida. Inyectó la fuerza necesaria para que enfrentara a mi familia y les hiciera ver que lucharía por mi felicidad. Fue mi fuerza y mi sostén, me hizo ver que el amor era lo más hermoso del mundo... pero se le olvidó mencionar que también era lo más doloroso. Su abandono no tuvo comparación con nada que hubiese sentido antes.

Despertar en una habitación, desnuda y sola sintiendo esa ausencia que se podía incluso palpar fue poco comparado con todo el dolor que experimentaría a continuación. Recuerdo que rebusqué por todo el apartamento descubriendo que sus cosas ya no estaban ahí. Se lo había llevado todo, absolutamente todo, incluido mi corazón en su maleta. Me negaba a aceptarlo y recuerdo que me quedé allí, en esa cama esperando por días, sin comer, a que regresara, a que sus ojos hermosos atravesaran el umbral de la puerta con un te amo entre sus labios, cosa que nunca pasó. Cuando al fin la realidad me golpeó y me hizo ser consciente de que jamás regresaría, mis manos, mis puños y mis rodillas acabaron teñidas de rojo después de destrozar todo lo que allí habitaba. Destruí la cama, el televisor, la mesa junto con la lámpara, el espejo que siempre colocábamos frente a la cama para vernos haciendo el amor. Todo hecho pedazos en el piso de hormigón, junto a mi desecha y hecha un ovillo encima de los vidrios rotos.

Siempre contigo - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora