Capítulo 11

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Let's hurt tonight – One Republic


Naruto

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Naruto

¿Qué hombre en su sano juicio podría dormir con semejante visión? Yo no al menos y por esa razón estoy sentado en el sofá de al lado de la cama, observándola descansar, desnuda y enredada entre mis sabanas, con una pierna sobresaliendo coquetamente de ellas. Pienso y analizo la magnitud de lo que sucedió esta noche mientras trato de contener las exigencias de mi cuerpo que pide a gritos despertarla y perderme en ella una vez más.

No estoy orgulloso de lo que hice, no estoy orgulloso de haberla tomado en su momento de debilidad, de haberme aprovechado de su estado de fragilidad. Sé, también, que lo más probable es que ella diga que fue un error, que se arrepienta de lo sucedido, que no se encontraba bien y que posiblemente se vaya tal y como lo hice yo hace seis años, sin embargo, no me arrepiento de lo compartido entre nosotros.

¿Cómo negarme a la posibilidad de volver a tenerla cuando creí que jamás lo volvería a hacer?

Reviví teniéndola en mis brazos, me sentí en casa cuando su esencia cubrió mi cuerpo y les juro que lloré de felicidad al sentirla donde siempre debió estar. La amo tan jodidamente tanto que pensar en no volver a tenerla me despedaza en miles de fragmentos que jamás podré reconstruir.

Antes de conocerla nunca imaginé que una persona podría llegar a serlo todo para otra, que una persona abarcara todos los pensamientos de otra, que significaría tanto y que, sin esa persona, la otra no sobreviviría y se sentiría incompleta... pero lo es. Mi Hina es la prueba de que puede ser verdadero.

Me pongo de pie apretando los dientes por el dolor que siento en el miembro y me meto en el baño. No quiero quitarme su aroma de mi piel, pero si no tomo una ducha fría cometeré una estupidez. La necesidad que despertó en mi cuerpo es casi incontenible. El agua fría me estremece y cierro mis ojos pensando que por fin ha llegado la hora de que se revele la verdad. No sé como se tomará cuando lo sepa todo, pero al menos ahora tengo de mi parte el hecho de que descubriera que su madre es una hija de puta.

Tenía razón al pensar que era una falacia que esa mujer fuera inofensiva, lo sabía. La malnacida quiso venderla una vez más y doy gracias a Dios por no haberme quedado de brazos cruzados sabiéndola vestida tan jodidamente sensual con ese hijo de perra que quiso abusar de ella.

Después me ocuparé de eso. Hana y Toneri no tienen idea del demonio con el que se metieron.

Ahora lo más importante es arreglar lo nuestro y por esa razón estoy cerrando con llave la puerta de mi habitación para evitar que escape cuando se despierte, la conozco tan bien que sé que será lo primero que haga.

Subo a mi cama y atraigo su delicado cuerpo sobre el mío, su mano y su pierna me abrazan inconscientemente y muerdo mi labio reconociendo esos movimientos tan familiares. Cierro mis ojos y por primera vez en mucho tiempo, duermo sin tener pesadillas.

Siempre contigo - NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora