Capítulo 4

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—¡Es que no puedo creerlo! ¿En serio lo hizo?—. Hannah no podía aguantar la risa.

—Sí, fue muy loco, es como si él no podía aguantar sus hormonas—. Ya no podía más me dolía el estómago.

Su sonrisa era perfecta al igual que su rostro, sus ojos azulados me miraban a los ojos como si estuviera buscando algo dentro de ellos.

—Bueno,  ten el último, las chicas vienen y se lo llevan de inmediato—

—Gracias,  no sé como agradecértelo—. Su sonrisa era contagiadora, lo único que quería era besarla,  pero no podía, era recién alguien que estaba conociendo.

—Pues ya que lo dices, si hay algo...—. Su rostro estaba algo sonrojado, sin embargo no era fácil de notar.

—¿Claro qué es?—. La miré nuevamente a los sus bellos ojos que se ocultaban detrás de los típicos lentes de una linda chica nerd.

—En clases de poesía tengo que llevar a alguien nuevo que le guste la literatura y pienso que podrías ser tú...—. Estaba sonrojada,  era normal cuando pides algo así en especial si es del sexo opuesto, bueno, según yo.

—Tú dime cuando y listo azulita—

—¿Azulita...?—. Su rostro se volvió pensativa —mmm... eres pésimo para poner apodos ¿sabes?—. Dijo estirando sus hombros para atrás. —Yo te envío por mensaje cuando es ¿vale?—.

—Genial, solo espero que no me toque hacer algo muy profesional—. La miro la los ojos y noto una curiosidad por ponerme sus lentes.—Préstame tus lentes—. Los saqué sin me autorizara.

—Ya lo tienes ladrón—. Río levemente.

—¡Oye me veo bien!—. Me voltee para verme con el reflejo del vidrio.

—Te ves como un nerd tierno y lindo sumiso—. Me reí al escuchar eso.

—¡Vamos! aunque tienes razón en lo de tierno....—. Puse cara de enojado, solo que me hizo ver más tierno aún.

—¡Awww! Esto debe inmortalizarse—. No me gustaban las fotos,  sin embargo ya lo estaba haciendo —¡ahora los dos!—. Estaba sacando más y más hasta que se detuvo —¿qué acabo de hacer? no soy de sacar fotos—. Guardo su celular lentamente avergonzada.

—No importa,  por lo menos envíamelas—. Le sonreí.

—Ok de inmediato—. Sacando de nuevamente su móvil para enviarlo —listo—.

Mi móvil sonó, eran las notificaciones de las fotos,  ya se hacía tarde y me tenía que ir, antes de eso me despedí de Hannah. Solo eran unos 30 minutos para llegar a mi casa y el cielo estaba nublado con amenazas de llover, eso era bueno me encantaba la lluvia en especial caminar por la calle mojándome completamente.

A la mitad del trayecto se largo a llover,  las gotas caían, mi ropa poco a poco se iba mojando. ¡Mierda mi celular!. Grité para mis adentros. Apresuré mis pasos a un trote rápido para que no se estropeara. Al llegar me alivié soltando un suspiro,  ya estaba a salvo el mejor amigo del hombre, realmente es el perro a pesar de eso mi móvil guardaba muchas cosas  acerca de mi. Y no, no estoy hablando de pornografía.

—Bueno Adam... adiós—. Max estaba desanimado y era entendible.

—Cuídate mucho—. Le abracé fuertemente —y también tú Melissa,  no dejes que llore por tonterías—

—Tranquilo te prometo que a mi lado solo estará sonriendo—. Dándole un beso corto a Max.

¡Siiiiiiii!. Grité en mi mente levantando mis manos. ¡Toda la casa para mi!. Mi sonrisa desapareció cuando mi consciencia interrumpió mi alegría. ¿Ahora qué?. Pensé unos minutos y concluí que una noche de películas estaría bien con amigos.

Mi Amor X Un LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora