Especial Cap. 1

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Era una mañana fresca y agradable en el Reino 13, donde el rey Hajime y la reina Momoko reinaban, esperando que algún día lo hiciera igual su hijo menor, el príncipe Jyugo. Su hermano mayor se negó a aceptar el trono y prefirió cedercelo a su hermano menor, puesto que el aún no se sentía preparado para dirigir el reino.

—¿Enserio esto es necesario? -El príncipe estaba siendo sometido a una prueba de prendas para esa noche tan especial-

—Por supuesto que es necesario Cariño. Recuerda que hoy viene el reino 3 para aclarar algunos asuntos sobre tu compromiso. -Le respondió su madre mientras le acomodaba las mangas de la camiseta, acompañada de dos mucamas-

—Listo, pueden retirarse. -Ordenó la mujer haciendo una seña con la mano-

—Si majestad. -obedecieron haciendo una reverencia-

—¡Mamá! ¡¿Cómo que mi compromiso?! ¡¿Cuando planeaban decírmelo?! -refuto el joven azabache-

—Ya es hora de que te preparemos para cuando debas tomar mi puesto y el de tu padre. El príncipe Honey te acompañará en tu reinado. -sonrió mientras observaba si le faltaba algo al traje-

—¡¿QUÉ?! ¡¿VA A SER CON HONEY?! ¡Pero mamá! -se le calló-

—Sin peros jovencito, tu padre y yo ya arreglamos ese detalle y será con Honey con quién te cases. -Le arregló el cuello de la camisa-

—Ah..... -El azabache soltó un suspiro pesado-

Mientras las horas pasaban, el salón para el baile quedaba cada vez más limpio, ordenado y arreglado en la espera del reino 3. Los banquetes para la cena estaban siendo preparados para cuando cayera la noche, la vajilla de oro era pulida, las sillas eran acomodadas según el puesto de cada invitado y el príncipe había Sido vestido con las mejores telas de toda nanba; pero había algo que aún inquietaba al príncipe.

¿Por qué debían ser sus padres los que decidieran sobre su pretendiente?
Muy fácil. Ellos son los reyes y así eran las cosas desde siempre.

El príncipe se encontraba en su amplia y grande habitación mientras su gato Kuu le ronroneaba al par que su amo lo acariciaba.

—Que bueno que tú no tienes padres, mi querido Kuu. Tú no tienes que casarte y gobernar un reino. -Le dijo a su compañero soltando un suspiro pesado-

—Ahora que lo recuerdo, hoy también ingresarán nuevos sirvientes al castillo...

~•~

Los lugares de Nanba eran grandes y hermosos; en las praderas, el olor fresco y dulce de las flores eran esparcidos por los suaves y pasivos aires que el viento les daba. Las mariposas se distinguían a simple vista revolotear entre las plantas; todo esto era parte de Nanba y el reino 13.
Unos ojos azul celeste, contemplaban el paisaje hasta el momento en el que llegó a su destino.
Bajó del vehículo que lo transportaba y al pisar la tierra, no dudó en sacudir sus prendas y acomodar el cuello de su camisa.

—Con que aquí es... -Dijo para si mismo al aproximarse a la gran puerta del castillo mientras el aire pasaba entre su largo, sedoso y rubio cabello-

Toco 3 veces la puerta y una de las mucamas le abrió dejándolo pasar a lo que ahora sería su nuevo hogar y trabajo. Junto a la joven mucama estaba el consejero real el cual le dió un recorrido completo por el castillo dándole consejos y aclaraciones que debía seguir en su labor en el castillo a aquel chico de ojos azules.

—Bien muchacho, aquí puedes comenzar. -Le señaló el salón que los demás sirviente decoraban y arreglaban-

—Gracias, lo haré.

—Oh, te recuerdo que hoy es el -El hombre de tez morena no terminó de hablar ya que el rubio le robó la palabra-

—El baile para el compromiso del príncipe, lo sé. Puedo ser nuevo, pero estoy bien informado de la situación actual de este lugar. -aclaró-

—Eres atento ¿eh?, Me agradas. -Le palmeó la espalda y se retiró-

El joven rubio se quedó unos segundos viendo a sus nuevos compañeros moverse por el salón; se dió la media vuelta para ir a su pequeña habitación y acomodar todo, pero accidentalmente chocó con alguien.

—Oh, majestad. Lo siento mucho, no fue intencional. -Hizo una reverencia-

—No te preocupes, fue culpa mía por no ver por dónde camino. Y te pido por favor que no me llames majestad, solo dime Jyugo. -sonrió.
Esta vez el joven no traía puestas las prendas que su madre lo obligó a usar; vestía con un pantalón negro de mezclilla y una camisa de botones blanca de manga larga-

—Esta bien. Jyugo. -Devolvió la sonrisa-

—Gracias. Oye nunca te había visto por aquí, ¿eres de los que acaban de ingresar?

—Si, en estos momentos me dirijia a mi nueva habitación.

—Ya veo, espero que te acostumbres al lugar pronto. -le volvió a sonreír esta vez con los ojos cerrados-

—Muchas gracias, pero tengo una pregunta. ¿Por qué usted sabe qué hoy ingresaban los nuevos?

—Oh verás, me interesa por qué a los sirvientes los veo mas bien como nuevos amigos en lugar de simples empleados... Al menos ellos si escuchan mis opiniones. Y por favor no me trates de usted. -rió un poco apenado-

—Esta bien. Con su, digo, con tu permiso me retiro. -camino al lado de el dándole una sonrisa que le derritió el corazón. No fue una sonrisa seductora, más bien fue una sonrisa típica del rubio-

 No fue una sonrisa seductora, más bien fue una sonrisa típica del rubio-

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—... -El joven príncipe solo se quedó estático y con un rubor leve en sus mejillas. Nadie nunca le había sonreído así-

~•~

—El era muy lindo... El es diferente a los demás sirviente... -El azabache paseaba por su habitación recordando esa sonrisa-

—Meow. -Le respondió Kuu-

—Lo se, el solo es un nuevo amigo. Pero sigo insistiendo que es diferente a los demás... El es.... Especial. -paró en seco-

—¿Meow? -Ladeó la cabeza el gato-

—Algo me dice que nos llevaremos muy bien. -No había algo que le borrará la sonrisa que tenía dibujada en la cara. Bueno, al menos eso pensaba-

Continuará...

El príncipe y el sirviente Uno x Jyugo (nanbaka 1115 AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora