Capítulo 1.

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*Según dice el rumor, "Actualizados", el programa de televisión de Seúl presentado por Kim SeokJin que nació hace tres años y que trata temas de la actualidad, pronto será emitido por la televisión nacional. Dirigido a toda la poblacion adulta y centrado en lo que les preocupa, el programa local ha cosechado una audiencia cada vez mayor y los anunciantes han tomado nota. Mientras habla de los asuntos más punteros y contemporáneos, la energía y la espontaneidad del joven Kim ha captado la atención tanto de mujeres como de hombres.
Sin embargo, en los últimos tiempos el programa se ha visto envuelto en una vorágine de publicidad no tan halagüeña. La mayoría ya conocéis la historia del premio de la lotería compartido por varios empleados del programa entre los que se encuentra el joven Kim.
Pero lo que este periodista acaba de saber es que, a pesar de los intentos de mantenerlo todo en silencio, una demanda interpuesta por un antiguo productor del programa, Jeon Jungkook, ha congelado el pago a los ganadores.
Según mis fuentes, el joven Jeon era un miembro originario del fondo común
destinado a la lotería antes de dejar el programa hace aproximadamente un año. Hay cierta confusión en cuanto a si aún había dinero suyo en el fondo común, pero el número 13, el que él había elegido, estaba entre los seis números ganadores y como se supone cree que merece el premio.*

Jungkook dejó de leer el artículo y tiró el último número del Seúl Daily News en el asiento del pasajero de su coche. Cuando llegara a casa, lo echaría a la basura. No había necesidad de torturarse. Las cosas ya estaban en marcha. Pronto todo habría
acabado… O eso esperaba.
Se pasó una mano temblorosa por su pelo alborotado e intentó ponerse cómodo, aunque no era muy fácil con esas piernas tan largas. No tenía por qué estar ahí. Su abogado le había dicho que se mantuviera alejado de los estudios donde se grababa
"Actualizados". Por supuesto, no tenía razón para estar ahí, en el aparcamiento y esperando, como un niño pequeño, a ver a Jin o a Tae. Fuera cual fuera el resultado de la demanda, sus amigos no volverían a hablarle. Y no los culpaba. Lo único que había hecho durante el año anterior había sido causarles problemas. ¿No lo habían advertido sobre Yugyeom? Desde el principio supieron que él sería un problema. Habían sido sus mejores amigos desde sexto curso, habían estado más cerca del menor que nadie en el mundo. ¿Por qué no los había escuchado?

Echó la cabeza hacia atrás, sobre la raída tapicería del asiento, y se obligó a respirar. Él había sido su tipo, un chico sexy, salvaje y algo peligroso, y había pensado que era el hombre de su vida, aunque al final resultó ser más peligroso de lo que se había imaginado.

Captó movimiento y giró la cabeza a tiempo de ver a un hombre saliendo del edificio, cuyo cabello castaño oscuro resplandecía bajo el sol. Se parecía a Kim Jong In, el productor de "Actualizados" que lo había sustituido, el hombre que iba a quedarse con la parte que le correspondía del dinero de la lotería… A menos que la demanda se zanjara con éxito.
¿Pero por qué no le daban el dinero? Aunque le dieran su parte, seguirían
siendo asquerosamente ricos.
Cerró los ojos para bloquear la imagen de ese hombre que avanzaba hacia un descapotable rojo: un recordatorio de lo mucho que había perdido. Sólo un mes más y todo habría acabado.
Aunque, si tenía agallas suficientes, podría ir a hablar con Jin y Tae en ese mismo momento y confesarlo todo. La respiración se le aceleró y lentamente abrió los ojos. ¿Podía ser así de sencillo? ¿Después de haber estado casi un año vendiendo su alma? ¡Ja! Sin duda, confesar sería un buen lavado de conciencia, pero eso no
resolvería nada. Jin seguiría estando expuesto a la humillación pública y todo sería culpa del menor.

Se miró su vestimenta; ya ni siquiera podía permitirse el comprar ropa nueva. La pequeña herencia que había recibido tras la muerte de su padre el año anterior ya casi había desaparecido y tenía que pagar el alquiler, las costas del abogado y un millar de cosas más.

Pero lo que más lamentaba era el dinero que Yugyeom se había gastado en cigarrillos, en alcohol y en drogas. Un dinero que él podría haber empleado para comprarse un coche más decente o para vivir en un barrio mejor.
Tal vez cuando todo eso acabara podría encontrar un empleo decente, aunque nunca sería como el que había tenido en "Actualizados". Eso sí que había sido un trabajo de ensueño. Uno de esos que se encuentran una sola vez en la vida. Lo sabía porque había formado parte de él desde el principio. Recordaba esos locos días de quince horas de trabajo cuando ninguno sabía lo que estaba haciendo, pero aun así seguían adelante y se ocupaban de las tareas que les habían sido asignadas con una pasión y una entrega que suplía todo lo que les faltaba de experiencia.
Y su duro trabajo se había visto recompensado.
El programa era un éxito
absoluto. Jungkook debería estar disfrutando del mejor momento de su vida, pero ya no formaba parte de las vidas de sus amigos ni del programa. Y todo por su estupidez.
Incluso aunque Jin y Tae lo perdonaran con el tiempo, dudaba que él pudiera perdonarse a sí mismo.

Cuando Jin salió del edificio de ladrillo rojo, el pelinegro se mordió el labio. Se le hizo
un nudo en el estómago al ver el radiante rostro de su amigo. Y tras él iba la razón: un hombre alto, guapo y moreno que le había puesto la mano en la espalda al salir por la puerta.

Había oído que Jin había encontrado a alguien, Kim Namjoon, el representante de una cadena de televisión que había querido firmar un contrato con "Actualizados".
Parecía feliz. Más feliz de lo que Jungkook había sido nunca.
Maldita sea. De ningún modo involucraría a sus amigos. Seguiría adelante con la demanda para llegar a un acuerdo, le daría dinero a Yugyeom y después desaparecería.
Empezaría una vida nueva donde nadie lo conociera, donde nadie lo considerara escoria.
Y nunca más volvería a ver a sus amigos.

Nights of Sin《JiKook》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora