Una nueva obra

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Linda lote pensaba en todo y en nada... su padre le prometió que le enviaría el Angel de la musica... su padre se lo prometió... su padre se lo prometió.

Esto se repetía mirando por la ventana y tocando el aniño que colgada de su cuello, todas las mañanas y noches la joven Christine, esperando que fuera cierto,  por mas loco que sonara.

-Christine...Christine...Chris-le grito Meg tirándole una almohada-Llegamos tarde a la práctica.

-Ya voy...ya voy- corrió hasta la puerta junto a ella-No mas películas hasta nuevo aviso.

-mi madre nos mata- Meg se recogía el pelo con una cola.

-Vamos por Raúl, el pobre se quedo por nosotras hasta tarde y no se parara solo-dijo riendo mirando la calle la cual estaba apenas iluminada por la luz del sol.

Era otra mañana mas en París su ciudad favorita, tanta belleza en un solo lugar no podía pedir mas, gran parte de su vida la vivió en el campo, cosa que le gustaba pero nada como estar en en centro de todo.

-Raul¡¡¡-Meg tocaba la puerta de la casa de este- llegaremos tarde.

-Es raro que su hermano no lo levantara- Saco su teléfono y marco su número.

Luego de unos minutos este salio apurado, saludando a las chicas con una sonrisa.

-Ladys como están esta mañana- siempre elegante y caballeroso.

-Es tarde, me voy...me voy...me voy adiós...adiós ...adiós...me voy-Dijo Christine sacando un reloj de bolsillo antiguo y corriendo en dirección a la avenida, tal como el conejo blanco de Alicia.

Era siempre positiva y bromista con ellos, corrió lo mas rápido que pudo y solo se detuvo al llegar justo al frente de su amada opera Ganier.

De la cual quedó enamorada cuando era una niña, fue a ver "el cascanueces" con su madre y aunque no quería mi entrar a ese lugar algo la cautivó profundamente.

Al subir esas escaleras y ver aquel vestíbulo lleno de gente, ese lugar tan elegante y majestuoso, fue sacado de un sueño pero no fue eso lo que la llevó a amar ese lugar.

-Guarda silencio y escucha- le dijo su madre- tal vez te guste lo que oyes.

Mientras su madre esperaba a su padres en la puerta, Christine cerro los ojos y hizo lo que su madre le dijo, era aun muy pequeña para estarse quieta y tenia una gran imaginación, para una niña de 6 años.

Así pensó como Alicia, quería que su consejo blanco apareciera pero en vez de eso escuchó una hermosa melodía.

Fue en su búsqueda, pasando la seguridad del lugar sin ser vista, llego a los camerinos y miro a todos los artistas y sus ojos quedaron fascinados al ver todo ese alboroto.

-Es país de las maravillas-Dijo sonriendo.

Pero aun no encontrada lo que buscaba esa melodía que venia de un piano, busco y buscó hasta le pregunto a las bailarinas y tramoyistas del lugar.

Cuando se iba a dar por vencida encontró que el sonido venia del sótano, llegó hasta las escaleras que conducían a este, la emoción era única. Abrió un poco la puerta pero no vio a nadie aun escuchando es piano.

-Christine¡¡¡-Grito mandan Giry tomándola del abrazó y llevándolo con sigo- tus padres están Buscándote como locos, si no fuera por que los sopranos me dijeron no te hubiéramos encontrado.

-Espera quiero... ver...la musica...es hermosa-intentaba sacarse del agarre de ella-Es...mágico.

Pudo ver levemente como la puerta se abría y vio un hombre ya mayor pero elegante sonreirle. Luego de un severo regaño por parte de sus padres y de mandan Giry la cual era su madrina, entraron a la ópera.

-yo quería ver de donde venia la música y si ese señor la hacia- dijo molesta.

-Que musica¿-Pregunto inocente Meg, la cual fue con su madre.

Las luces se apagaron y el telón se abrió. Un hombre el cual era el maestro de ceremonias explico un poco el motivo de la obra y su contenido.

-Si guardas silencio y prestas Atencion lo descubrirás pronto- dijo mandan sonriendo.

-Yo no lo cre...-Christine lo escucho otra vez, el piano y ahora esta acompañado de una melodiosa y perfecta voz, era ese hombre el cual vio, la obra había comenzado y no dudo en prestar atención-Mágico.

Duro toda la función con los ojos fijos en el escenario y en ese mundo de fantasía, en el fondo de su corazón algo se encendió.
Rogó ir a conocer a la persona capaz de hacer ese tipo de magia y sabia que tenia que conocerle. Y así lo hizo mandan la llevo a ella y a Meg con el elenco el cual estaban en el salón principal con gente adinerada, Christine jamas olvido ese momento.

-Señor Magno, como le va- saludo Giry alegre y elegante presentando a la pequeñas.

-así que tu eres la alborotadora y espía, no se abre la puerta de un camerino sin tocar-Dijo el hombre del piano, el cual era una leyenda de la musica, todos miraban a la pequeña-Te gusto la obra, nada mal un poco floja pudo ser mejor.

-Esta usted loco¡-Exclamo asombrada y llena de emoción Christine, bajo la mirada de indignación y algunos comentarios que expresaban molestia de algunas personas de dinero.

-Asi-dijo el hombre colocándose a la misma altura que ella.

- fue magnifica, quiero ser como usted cuando sea mayor-Dijo con un brillo en los ojos.

-Será muy difícil-Expreso el hombre.

-No me importa, seré tan importante como usted-dijo segura.

-Seguro seras una estrella-El señor sonrió y acaricio su cabeza.

Un grito la hizo despertar, de ese hermoso recuerdo que seguía siendo tan fresco.

-Chris-Meg la abrazo por detrás haciendo caer en la realidad-En que piensas, en un enamorado.

Ese comentario molesto a Raúl un poco, pero también le gustaría saber porque Christine se perdía en sus pensamientos.

-Solo recordaba - sonrió algo melancólica y corrió hacia la puerta- Hoy nos esperan unas noticias importantes, Lo sé.

Mi angel de musicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora