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—No tengo nada que ver con esto—Solté completamente molesto—¿Hola? ¡Vamos! Necesitamos encontrar a McCall

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—No tengo nada que ver con esto—Solté completamente molesto—¿Hola? ¡Vamos! Necesitamos encontrar a McCall.

Maldición.

Había logrado escapar de un loco para terminar tras las rejas nuevamente. Y lo que era aun peor, es que por primera vez en mucho tiempo, no había sido por causa de algo que hubiera hecho o me hubiera involucrado, sino que me encuentro aquí por aceptar la idea de Teresa de traer a los hombres lobos de Satomi con nosotros.

—¿A quién has matado? ¿Has sido tú?

—Theo, detente, no sabemos lo que ha pasado—Habló Tessa tomando mi hombro en un intento de que me calmara.

—¿Tú? ¿Los dos? ¿Quién es el asesino?—Señalé a ambos.

Pero lo único que obtenía eran los miradas silenciosas de los dos.

—Vale, lo capto. Cuanto más tiempo estén callados mejor ¿verdad?—Cuestioné burlón. Este jodido par ya me estaba sacando de mis casillas con mucha facilidad.

—Theo, por el amor de Dios, déjalos tranquilos, ya pensaremos cómo salir de aquí.

—Bien Teresa—La señalé, marcando mi voz en su nombre completo—Tampoco estaríamos aquí si no se te hubiera ocurrido la brillante idea de traerlos con nosotros.

—¡Joder! Eres un idiota Theodore ¿culparnos nos servirá de algo?—Se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño.

Completamente molesto, me voltee ignorando a Teresa para concentrar mi atención en los idiotas culpables de esto. Si no nos hubiéramos retrasado, ya hubiéramos encontrado a McCall para advertirle lo que sucedía. A estas alturas es muy posible que Gerard ya haya comenzado a mover sus jugadas en contra de todo lo supernatural en Beacon Hills.

—No me importa que sigan callados, pero están aquí por asesinato—Les brindé una sonrisa sarcástica—Y nos tienen a nosotros también. Pero ustedes son los asesinos.

—No somos los asesinos—Habló al fin el chico.

—Jiang—Murmuró la chica tomando su hombro, con advertencia en su voz.

—Si hubieras estado allí sabrías que no tuvimos elección. Venían a por nosotros.

—Jiang, cállate.

Una sonrisa de suficiencia se instaló en mi rostro por haber logrado que admitieran que fueron ellos los que vieron envueltos en el asesinato y no nosotros. Con la pequeña declaración que el chico dijo, bastaría para que el Sheriff nos liberara.

—Theo, espera—Susurró Tess cerca de mi oído.

Demonios.

No la había escuchado moverse y me asustó que me hablara tan de pronto.

—¿Qué rayos dices?

—Fueron atacados por cazadores ¿no es cierto? ¿asesinaron a su manada y por eso necesitan a Scott?—Tessa se plantó de brazos cruzados frente a ambos chicos.

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