Madre Mia Soy Gay!

¿Por qué no?

¿Por qué no?

Mi nombre es Marcus, pero todos me dicen Mac. Mis pasatiempos favoritos son salir de fiesta, andar en skate y tocar guitarra eléctrica. Especialmente lo último, es algo que me encanta hacer. El por qué, pues desde que era muy niño mi madre solía poner sus discos de Bon Jovi, Kiss y Guns N' Roses a todo volumen, y el gusto por su estilo de música y composición se me pegaron. A consecuencia de ello, como todo adolescente, hace un año, tenía una banda de rock alternativo, pero por cuestiones de tiempo y falta de gente interesada, no pude sacarla adelante. Aun así, suelo tocar la mayoría del tiempo, molestando a los vecinos.

Mi comida favorita son los tacos, mientras más picantes mejor, y me declaro enemigo mortal de los vegetales. Me encantan los gatos, y si, mientras el sueño de los demás es ser abogados, doctores o arquitectos, el mío es ser la vieja loca de los gatos. El viejo en todo caso.

Mi idea de carrera universitaria es ser modelo. Mucha gente me dijo que una de mis cualidades más evidentes es mi modestia, además de mi indudable atractivo. No puedo evitar ser tan sensual, y también experimento con la comedia ¿se nota?

Me encanta el frio, soy una especie de criatura nocturna que gusta de invernar en los días soleados, y por si no se notaba, mi letra favorita es la M.

No tenía pensado contarle esto a nadie, pero desde hace un mes me pasa algo raro, y es que creo que... Madre mía soy gay!!!

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Todo empezó por una estúpida apuesta. Yo estaba muy tranquilo leyendo una revista de moda, cuando una figura malévola se acercó a mí, esa criatura, recibía el nombre de Matt, por azares del destino, mi mejor amigo. Tras mirarme un rato con una sonrisa siniestra en el rostro, me comento su brillante idea: que yo me ligara un chico para demostrarme que no era tan irresistible, como siempre me gustaba presumir. Claro que me negué las primeras cinco veces, y de hecho no tenía pensado aceptar, pero ¡300 dólares hacen cambiar de opinión a cualquiera! La verdad era que necesitaba el dinero para comprar una guitarra eléctrica nueva, que ya me hacía falta, entonces pensé... ¿porque no? Después de todo yo estaba muy seguro de mi masculinidad, mi heterosexualidad, y sobre todo de mi sensualidad!

Sea hombre, mujer o lo que sea, no podría resistirse a mis encantos. O eso pensaba.