Notas de la autora: Primer capítulo! Hora de descubrir como se encuentran los Elegidos. Liz y Aaron en multimedia o..., lo poco que me dejaron conseguir 😂😂😂
Disfruten!
En el sueño, el lugar en el que se encontraban era gris, sin la más mínima presencia del sol sobre ellos.
Parpadeo un par de veces en un intento por aclarar su visión cuando lo sintió tomarle la mano entre la suya. Lo miró, una amplia sonrisa se extendía por su rostro mientras pasaba su mano libre alrededor de su cintura, acercándola todavía más a su cuerpo, pero lucia diferente, su piel se había vuelto mucho más clara de lo que había sido igual que sus ojos se habían vuelto mucho mas obscuros que antes.
—Vamonos de aquí— Lo sintió susurrarle al oído. —Escapemos, tu y yo nada mas.
—Aaron...— Un fuerte estruendo le impidió seguir hablando, la mano de Aaron se había escapado de la suya y una espesa niebla negra comenzó a expandirse por todo el lugar.
Cerro los ojos casi por puro instinto cuando un montón de voces comenzarón a llamarla dentro su cabeza, las reconocía por supuesto, pero eso no significaba que no hubieran comenzado a aturdirla.
Un momento fue como si una descarga eléctrica le atravesara el cerebro y al otro se encontraba de rodillas, sosteniendose la cabeza con ambas manos esforzándose para no soltar el grito de dolor que luchaba por abrirse pasó fuera de su garganta, al menos hasta que sintió un frío tacto aferrando su rostro con fuerza.
Se obligó a mirarlo, a encontrarse con sus malignos ojos completamente negros, porque sabía que solamente existía una persona que podría ser responsable de crear un ambiente tan siniestro.
Las manos de Christian estaban manchadas de sangre, de la misma manera que lo habían estado la primera vez que lo vio en la imagen que los ángeles le mostraron en la Sala Portal — ¿Es que aun no lo comprendes?— Su agarre se intensifico —Su amor no atraerá otra cosa más que muerte. La de ellos— La obligó a mirar a su alrededor y entonces fue capaz de entender a lo que Christian se refería. Sus rostros mucho más pálidos de lo que eran normalmente, el color rojo de la sangre adornando sus manos, sus rostros, su piel, a juego con siete pares de ojos sin luz pertenecientes a siete cuerpos sin vida que reconocía perfectamente. Sus Elegidos, muertos y sin que ella hubiera podido hacer nada para salvarlos —O la suya— Entonces su entorno cambio, la niebla negra se desvaneció, Christian se había ido y en su lugar se encontraba Aaron pero no como se hubiera esperado verlo, si no con la piel ennegrecida y una herida en el centro de su pecho de la cual la sangre emanaba todavía.
Se despertó sobresaltada, luchando con todas sus fuerzas por aferrarse al mundo real y regular su respiración lo mejor posible.
—Liz ¿Estas bien?— Se había olvidado de que Mariela estaba allí con ella, pero en el fondo se sentía mucho mejor de esa manera. Tener a alguien que la rodeara con sus brazos siempre que se despertaba a causa de alguna pesadilla, alguien en quien confiaba lo suficiente como para permitirse derramar las lagrimas necesarias hasta que se sentía al menos un poco reconfortada como para ser capaz de continuar hasta el siguiente mal sueño, era algo que agradeció desde el primer momento en que se dio cuenta que lo necesitaba.
Había pasado una semana desde lo ocurrido con Aaron, al menos esa era la cuenta que Mariela le había dado.
A su cuerpo le había tomado tres días recuperarse, tres días en los que había permanecido inconsciente y los que probablemente resultaron los mas fáciles de sobrellevar. El despertar fue lo peor, cuando le confirmaron que todo lo que recordaba no era ningún tipo de mal sueño si no la realidad, cuando se había levantado de golpe solo para descubrir que el dolor en su espalda continuaba siendo tan intenso como para provocarle caer.
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Destinados
FantasíaDestrozada por lo ocurrido con Aaron, hace tan solo una semana, Lizbeth se siente incapaz de continuar con su vida. En bandos separados esta vez, ambos deberan correr su propio riesgo y pagar las consecuencias por estar dispuestos a luchar por su am...