Tres

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Capítulo Tres:

Cada respiración dolía. Sentía que estaba atrapada en un lugar Sin salida. Oficialmente Amber tenía un corazón roto.

-Sigue- pidió Amber en un susurro en un intento en el que lo carnal le ganara a los sentimientos, en este caso a todo el dolor que estaba sintiendo en su pecho. Leonardo no objeto nada e hizo lo que ella le pidió. Sabía que había cometido un gran error. Pero era algo sin importancia para el, nunca le dio esperanzas más que demostrarle que sólo le interesaba para una cosa: Sexo. La vida real no es como las novelas. Es la vida real, aquí no importa cuantas veces Amber haya hecho todo lo posible por enamorarlo. En la vida real no siempre hay un final feliz. Y Amber no tendría su ansiado final feliz al lado de Leo.







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-Necesito que contrates un fotógrafo profesional. Dile que se le pagara muy bien por su discreción- ordenó Leonardo a una Amber diferente, ya no tenía esa tímida sonrisa característica en su rostro, está había sido reemplazada por una línea recta que formaban sus labios- Y dile que lo necesito para hoy- concluyó, la joven se retiró.








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-Cariño- Kara se giro para ver a su prometido, este llevaba un pantalón de tela negro, una corbata azul marino, y una camisa azul cielo. Se veía guapísimo, las comisuras de los labios de Kara se elevaron en una sonrisa. En ese momento pensó lo afortunada que era por tener un hombre tan increíble como él.

-Te ves hermoso.

-Gracias, Cariño.

Kara se levanto del sillón, camino hasta él. Lo rodeo con sus brazos y deposito un beso en sus labios. Sonrió contra ellos.

-Te amo.

-Yo más.

-No yo mas.

-Okey. Tu más. 

-¿Porque eres así?

Ambos rieron.

-Espero que la pases maravilloso, amor.

Leonardo tenía una cena de trabajo esa noche. Algunas de sus compañeros(as) asistirán junto con él.

-Si tu no estás ahí no será tan maravilloso- Nicho hizo un puchero.

-Ya. Basta, no seas empalagoso.

-Nos vemos. Vendré temprano.

-Que te diviertas.

Nicholas le dio un último beso a Kara. Salió de la casa pensando en lo pura que era su novia. A ella no le molestaba en lo más mínimo que su prometido estuviera rodeado de mujeres hermosas, muy pocas veces había demostrado celos y no porque no amara a su pareja, sino porque ella confiaba en el. Ella era incapaz de estar con alguien sabiendo que estaba comprometido, mucho menos de serle infiel a Nicholas, ella creía que todo el mundo era igual de inocente que ella. Su alma era tan pura. Era una pena que no todos fueran de esa manera.

Kara se quedó sola en aquella casa a la que aún no se acostumbraba, creció en Liverpool con sus padres. Su madre siempre fue una mujer ejemplar y su padre un hombre implacable, era un miembro destacable de la marina había fallecido cuando ella apenas tenía catorce. Aveces se sentía sola en aquella gran casa. Le había pedido infinidad de veces a su madre que se mudase a la capital, pero ella nunca cedió. En aquellos momentos ella se encontraba en la casa en la que creció su hija.

Los pensamientos de Kara comenzaron a volar.

"-Hija ve a cambiarte y luego súbete al coche. Iremos a cenar-la mujer de ojos profundos como los de Kara señaló el coche que se encontraba afuera de la casa pero que se veía por la ventana. Sus facciones eran iguales a las de la adorable niña, la única diferencia era la larga cabellera rubia de la mujer.

Enfermizo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora