Siete

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Capítulo Siete:

Su sonrisa era amplia y parecía levemente nervioso. Ella por el contrario no comprendía en lo más mínimo. Frunció el ceño.

-¿No dirás nada?

-No se que decir. Esto no es normal.

-¿Qué no es normal? ¿Tener un hombre así de caliente en la puerta de tu casa?

-No. Que mis pacientes aparezcan en mi en casa... de la infancia. Fuera de la ciudad de Londres.

Su sonrisa se extendió cautivado por su inocencia, le parecía un ser sumamente delicado.

- ¿No me invitarás a pasar entonces?

Kara estaba molesta no le gustaba en lo más mínimo que invadieran si privacidad sin contar que ese hombre podría ser catálogo como peligroso y no de la buena manera que pinta que el cliché rosa como el típico Bad boy.

Leonardo al ver que ella no decía ni hacia nada decidió probar un meto más convincente. Soltó un largo suspiro.

- Estaba preocupado... por ti.  Asistí a nuestra cita medica hace mas de dos semanas como estaba programado y ¡Sorpresa! Mi doctora no podía atenderme porque se encontraba fuera de la ciudad. 

Las mejillas de ella adquirieron un tono carmín, estaba apenada. Le aprecia poco profesional retirarse a si y dejar a sus pacientes sin embargo lo necesitaba. Nunca había pedido vacaciones y mas aun por un lapso de tiempo tan largo. El hospital le había concedido dos meses de los cuales ya llevaba uno mas una semana. Y aunque estaba molestaba sus defensas decayeron, no tenia ánimos para una pelea o discusión. 

-Yo.. lo lamento, se poco profesional pero por motivos personales lo necesitaba.

El asintió despacio como si procesara la información cosa que no era así, el ya sabia los "motivos personales" que el mismo había provocado pero que creía era un daño colateral. Pasaron largos minutos de tenso silencio. 

-Creo que debería irme, solo quería saber que estuvieses bien- moría por abalanzarse sobre ella, hacerle y decirle todo lo que había imaginado desde que la vio por primera vez. Pero se ordeno auto-control así como lo hacia cada vez que quería ir a buscarla y se repetía si mismo el que espera, persevera.

Se inclino espacio hacia Kara, ella podía sentir un escalofrió terrorífico así como esa ausente vos en su cabeza pidiéndole que se alejara sin embargo por primera hizo caso omiso a aquella vos y se mantuvo ahí de pie rígida. Sus labios eran suaves y se encontraban posados en su mejilla derecha, luego se alejo mientras le sonreía. 

-Que tengas un buen día, Kara- se giro y comenzó a alejarse.

-¡Espera! Puedes pasar.

¡Alto! ¿Que? ¿Que acabo decir?

Se giro, sus ojos se agrandaron ante la sorpresa pero rápidamente lo remplazo por una sonrisa ladeada que provocaría intensas reacciones en cualquiera. Camino lentamente hasta ella. Ahora tenia que hacerse cargo de lo que había dicho así que se hizo a un lado para que el pasara. Ni siquiera sabia porque había dicho eso, simplemente salio de su boca.

Los ojos de Leo viajaban por los rincones de la acogedora casa. Era mas amplia de lo que parecía desde afuera. Su mirada paso por los muebles color caoba a las golosinas en la mesita de la par hasta el televisor que  se encontraba enfrente. ¿Era una película? eran personajes de guerra con el rostro pintado y armas blancas. Debía admitir que no era lo que esperaba que ella mirase, sin duda su Kara era un caja de sorpresas y estaba dispuesto a descubrir una por una hasta el final.

Enfermizo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora