¿Motivos para disculparte? (Lemmon)

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Habían pasado ya varios días desde que me dijo "eso" y por obviedad no era lo mismo entre los dos.
Jimin se comportaba distante y muy formal, ya no era tan sonriente como antes, ya no me besaba antes de salir del carro para entrar al instituto, ya no me abrazaba... Nada.
-Buenos días hyung-
Me saludó con tono apagado.
-Buenos días-
Le contesté igual.
-¿Es mi desayuno?-
Preguntó cabizbajo señalando un plato con huevos y tocino junto a un vaso de jugo de naranja.
-Sí-
Contesté amable, pero un poco seco.
Iba a pasarle la comida, él tenía la misma intención y acabamos rozando nuestras manos, por lo que quitó la mano en cuanto sintió aquel roce.
-Aquí tienes-
Le entregué el plato, limitándose a asentir en respuesta.
Terminamos de desayunar en un silencio que nos estaba matando.
-¿Nos vamos?-
-Sí-
Nos levantamos y camino al carro no nos miramos siquiera.
Puse a andar el coche, quedando de nuevo en ese odioso y asfixiante silencio.
Verlo así me partía el alma, tenía ganas de tomarlo del mentón, obligarlo a mirarme y besarlo.
Por más que intentaba sacar un tema de conversación, las palabras no me salían.
-Te veo en la tarde-
Dije por fin.
-Sí, que tengas un buen día, hyung-
Respondió triste y cortante, saliendo del coche sin mirarme.
Ví cómo Hoseok y Jungkook lo abrazaban y entraban al edificio, aunque ellos se veían con ganas de animarlo, Jimin seguía cabizbajo y aparentemente sin responder a lo que fuera que le estuvieran diciendo.
-Soy un idiota-
Pegué en el volante, me arrepentía muy tarde de no haberle dicho nada cuando debí hacerlo.
Seguía pensando en ello mientras iba a la oficina, vaya que se me había duplicado el trabajo desde que papá no está.
Llegué con el ánimo por los suelos y la impotencia a tope.
-Buenos días joven Min-
-Hola Aileen-
Saludé desganado.
Me extrañó encontrar a Namjoon esperándome sentado frente a mi escritorio.
-Yoongi, ¿Qué tal todo?-
-Hm, bien-
No soné nada convincente.
-Hey, ya tengo el lugar perfecto para festejar tu ascenso-
-Ah, ¿En serio?-
Pregunté sin interés mientras me sentaba enfrente suyo y encendía mi laptop.
-Sí, es un club nocturno muy cerca de aquí... El ambiente es genial ahí-
-Oh, qué interesante-
De verdad, no quería saber nada de nadie, pero sus intenciones eran buenas, debía escucharlo.
-Te mandé la ubicación en la mañana, pero no viste mi mensaje, por eso quise decirte aquí-
-Oh, gracias Nam, ¿Será hoy?-
-Sí, quería aprovechar que mañana sería nuestro día libre, ya sabes, la resaca y eso-
-Muy buena idea, te veo en la noche... ¿Van a ir los demás?-
-Sabes que nunca se pierden una fiesta-
Reí un poco.
-Bien, te dejo, que tienes mucho qué hacer hoy-
Se despidió mientras se ponía de pie y salía de mi oficina.
Solté un suspiro en cuanto me quedé solo, recargándome totalmente en el respaldo de mi silla.
-Sin anfitrión no hay fiesta-
Dije para mí, animándome. Me incorporé y empecé a revisar mi correo.

...

Debía de recoger a Jimin ya, por ello me levanté con pereza y salí de ahí.
Conduje hasta el instituto pensando y haciendo planes para dentro de unas horas.
-Hola hyung-
-Hola-
-¿Qué tal tu día?-
-Bien, ¿Y el tuyo?-
-Bien-
A decir verdad, es la conversación más larga que hemos tenido en días.
Pero ese silencio no desaparecía y por mucho que estuviera cansado de él, no podía hacer nada por el momento para cambiarlo.
Estaba exhausto ese día.
-Voy a tomar una siesta, ¿Me despertarías a las ocho por favor?-
Pedí mientras me quitaba el saco y lo ponía en el perchero junto a la puerta principal.
-Sí, hyung-
Asintió, sin mirarme en ningún momento.
-Gracias-
Me atreví a revolver su cabello, se quedó quieto, no mostraba ninguna expresión.
-No es nada-
Apenas pude escuchar su respuesta.
Subí a mi habitación y no me preocupé por cambiarme, sólo me aventé a mi cama, quedando profundamente dormido.
Soñando...
Era un día aparentemente de verano, pues el cielo estaba despejado y el sol estaba muy brillante, además de que hacía mucho calor.
Tenía un poco de sed, por ello quise salir un rato y tomar aire acompañado de una limonada fría.
Iba saliendo al jardín con una jarra de limonada en una mano y con dos vasos en la otra, pues sabía que Jimin jamás se negaría a un vaso de ésta.
Supuse que estaba en la piscina, por ello me acerqué a la orilla para buscarlo, pero no había nadie.
-¡¡Hola hyung!!-
Alguien gritó con alegría mientras se acercaba por atrás de mí... Era Jimin.
Estaba por girarme, pero un repentino peso sobre mi espalda me lo impidió: Jimin se había trepado en mi espalda.
-Jimin, a veces en serio te detesto-
Le dije un poco serio mientras me inclinaba hacia adelante, él sólo soltó una risa adorable y caímos al agua de frente.
Un sonido ahogado se hizo presente, mientras con mucho esfuerzo abría los ojos bajo el agua. Al tenerlos completamente abiertos, pude distinguir ese rostro angelical sonriendo divertido.
Me quedé embobado mirándolo hasta que el aire empezó a faltarme, por ello le hice señas para indicarle que iría a la superficie para tomar un poco de aire, pero él me guiñó un ojo y tomó mis mejillas con delicadeza, por ello abrí los ojos de sorpresa, viendo cómo se acercaba poco a poco... Cerraba sus ojos y acercaba sus labios a los míos, yo sólo me dejaba hacer, me dejaba llevar por el momento, cerrando de a poco los míos también, sintiendo sus suaves y acorazonados labios unidos a los míos, yo estaba que me moría, peor aún cuando sentí que abría la boca para pasarme aire, mientras enroscaba sus brazos alrededor de mi cuello y yo abrazaba su pequeña y marcada cintura.
-Hyung, hyung-
Empecé a escuchar de lejos, pero la voz se iba acercando de a poco.
-Hyung-
Desperté.
Sin duda fue de los mejores sueños que he tenido.
-Hyung, ya son las ocho-
Jimin me sacudía sutilmente, mientras me quejaba un poco.
-Cinco minutos más-
-Pero me pediste que te despertara a esta hora-
-No te preocupes, gracias pequeño-
-No es nada-
Sonrió un poco, por primera vez en días, sus mejillas tenían un tono rosado que lo hacían ver adorable.
Se fue en silencio. Me levanté para bañarme y arreglarme.
Al bajar Jimin estaba viendo televisión, pero al parecer el verme tan arreglado le llamó la atención.
-Hyung, ¿A dónde vas?-
Me preguntó mirándome de arriba a abajo, sin sostenerme la mirada.
-A un club en el centro, voy a llegar tarde-
-Oh, ok... Diviértete-
Se puso triste.
-Gracias, me llamas por cualquier cosa-
-Sí-
Con un poco de pesar, salí de casa, sacando mi teléfono de la bolsa de mi pantalón.
"Voy en camino"
Le mandé un mensaje a Namjoon.
Quise irme caminando y al llegar justo dieron las nueve.
Quería llegar temprano, y poder dormirme lo más tarde posible.
Justo me encontré a los chicos en la entrada.
-¡Suga!-
Me saludó Jin sonriente.
Le correspondí levantando la mano y sonriendo.
Luego de mostrar nuestras identificaciones, pasamos y la música era tan fuerte, que te dejaba sordo casi al instante.
-¿Vamos a la barra?-
Preguntó Tae.
-Yo invito-
Contestó Namjoon.
Nos acercamos a la barra y pedimos nuestros tragos, Jin quiso hacer un brindis.
-Por Suga-
-¡¡¡Por Suga!!!-
Gritamos todos y chocamos nuestros vasos o copas.
Copa tras copa, trago tras trago, canción tras canción... Estábamos platicando cada quién con una chica o chico, pero no había visto a Tae desde hace un rato.
-Hey Suga, ven-
Era Tae quien me hablaba.
-¿Qué pasó?-
-Tienes que ver algo ahorita-
Me extrañó mucho lo que me dijo y con la urgencia que me habló, por ello me alejé de la barra junto a él y ví cómo en la pista de baile se amontonaba la gente, como si hicieran un círculo.
-¿Una batalla de baile? ¿Para eso me hablaste?-
Le pregunté molesto y sarcástico.
-No es por eso, sígueme-
Me jaló de la mano y me metió entre la multitud, llegando al borde del círculo, donde todos aplaudían y gritaban a dos personas bailando en el centro de la pista.
Aplaudían y gritaban porque Jimin estaba moviéndose sensualmente junto con otro chico que no conocía, ambos muy pegados el uno al otro, haciendo movimientos lentos y sexys (Jimin sabe bailar sexy, lo admito) con la cadera. Como si estuvieran teniendo sexo en plena pista.
No me lo creía, ¿Cómo era capaz de hacer eso? ¿Cómo lo habían dejado entrar? ¿Porqué estábamos en el mismo club?.
Mi rabia estaba a tope, mis celos también, al ver lo cerca que estaban de besarse.
Debía pensar algo, y rápido.
"Llego en 5 minutos"
Le envié el mensaje, como se supone que él está en casa... Debe estar ahí cuando llegue... Pero pienso llegar antes.
Ésta no se la perdono.
-Vamos con los chicos-
Ésta vez jalé a Tae y nos escurrimos entre las personas.
-Hey, creo que alguna de las bebidas me hizo algo, estoy un poco mareado-
Mentí.
-¿Puedes ir solo? Si quieres te llevo a casa-
-Tomo ahorita un taxi, gracias Jin-
-Cuídate, felicidades-
Namjoon palmeó mi hombro, me despedí de Tae y salí lo más rápido que pude del club.
Revisé mi celular, ya vió el mensaje.
Iba pasando un taxi y me subí, impaciente le dije la calle de destino al conductor.
Era un poco tarde, la calle estaba casi vacía y llegué antes que Jimin.
Me senté en un sofá que daba frente a la puerta y lo esperé.
Llegó quince minutos después de mí.
Entró intentando no hacer ruido, pero supo que todo lo que hizo fue en vano al verme sentado enfrente suyo.
-Jimin, qué sorpresa encontrarte despierto a ésta hora, sudando y vestido como si hubieras ido a una fiesta-
Hablé con tono inocente.
-H-hyung-
Tartamudeó.
-¿Saliste Jiminie?-
-Ahh, ehhh, yo... No, no salí-
Estaba nervioso.
-¿Y esa ropa?-
-...-
-Además vienes llegando de algún lugar y dudo que sea del super-
Me crucé de brazos.
-Ok, ok... Te seguí hasta el club-
Bingo.
-¿Porqué?-
Lo miré a los ojos.
-No lo pude evitar... Estaba intranquilo al no poder saber qué estarías haciendo mientras no te veía y a pesar de haberte encontrado no me miraste por estar platicando con otras personas, me puse celoso y busqué una forma de llamar tu atención, pero no lo logré-
Bajó la mirada.
-Lo lograste, sí que lo lograste... Te ví bailando cual perra barata con un desconocido-
-Quería que me notaras, me cansé de que no me mires a mí-
-Pero tú no eres así, no eres como ninguna chica de ese lugar, no eres una perra barata, ¿Porqué lo hiciste?-
-También lo hice porque me duele el hecho de que no soy para tí más que un hermano y quería intentar olvidarlo, intentar olvidarte-
-Oh Jiminie-
Me levanté de mi lugar y caminaba lentamente hacia él, poniéndolo nervioso.
-¿H-hyung?-
Me miraba a los ojos sin saber qué haría, mientras caminaba hacia atrás.
-Nadie es igual que tú-
-Pero hyung, no soy más que un hermano para tí-
Su espalda chocó con una pared, dejándolo sin salida.
Aproveché y con mis dedos índice y pulgar levanté su mentón con delicadeza. Recargué mi otra mano en la pared, acorralándolo contra esta.
-Te voy a demostrar que eres más que un hermano para mí-
Su cara de sorpresa me hizo sonreír y darle el beso que siempre quise: Tierno, lento, disfrutando ese sabor a vainilla en sus labios.
En un principio estaba tenso, pero no me rendí y se dejó llevar por mí, posando sus manos en mis hombros.
Yo también me estaba dejando llevar, paseando mis manos desde sus costillas hasta su cintura, disfrutando de esa figura delirante que tenía.
-H-hyung...-
Jadeó cerca de mis labios.
-¿Crees que te habría besado si te considerara sólo mi hermano?-
-No-
Juntó su frente con la mía, con los ojos cerrados sonrió, mientras yo me derretía por dentro. Fue alzando el rostro hasta volvernos a besar.
Ese embriagante sabor estaba mandando mi control un poco a la mierda, por ello no aguanté más y me atreví a morder su labio inferior levemente, por ello se acercó más a mí arqueando la espalda y soltando un leve gemido ahogado por mis labios cada vez más demandantes.
Además cada vez lo apegaba más a mi cuerpo, él no mostraba oposición y por ello quise ir un poco más lejos, pidiendo permiso para explorar esa exquisita boca.
-Haz lo que quieras conmigo esta noche... Oppa-
Ese tono dulce y seductor al mismo tiempo fue suficiente para mandar mi cordura al quinto infierno.
No esperé un segundo más y tomé sus muslos con fuerza, haciendo que enredara sus piernas en mi cadera, mientras yo acariciaba su espalda por debajo de su camisa, sin despegarnos ni un segundo, jadeando y haciendo ruidos con nuestras lenguas que sólo lograban excitarme cada vez más.
Caminé torpemente escaleras arriba y encerrarnos en mi habitación toda la noche. En el proceso quise probar también su cuello, dejando besos húmedos, mordidas y obviamente varias marcas en esa dulce piel. Jimin para facilitarme explorar esa zona, levantaba la cabeza, mirando al techo  con los ojos entreabiertos y hundiendo una de sus manos en mi cabello para que siguiera, mientras con la otra se aferraba con fuerza a ambos de mis hombros, cada vez jadeaba más.
-Oppa... No te detengas... Sigue, oppa-
Gemía cada vez más alto.
A ese paso terminaría partiéndolo en dos.
Cuando al fin logré cerrar la puerta, lo senté al pie de mi cama, con la mirada nublada de deseo.
-Bebé, voy a hacer que grites mi nombre hasta que la voz no te dé para más-
-Ven aquí y hazme gritarlo... Quiero gritarlo, oppa-
Este niño sí que sabía excitarme en segundos.
Lo acosté desesperado por desnudarlo de una maldita vez.
-Oppa, ¿Podrías acariciarme mientras quitas mi ropa?-
Me lo pidió con la respiración agitada, sus ojos nublados al igual que los míos, mientras mordía sutilmente su hinchado labio inferior, a causa de los excitantes besos de hace un rato.
-Con gusto bebé-
Ésto tenía qué ser un sueño.
Dejé eso de lado y me senté a la altura de sus muslos, me incliné hacia adelante, tomando la tela de esa estorbosa camisa, deslizándola lentamente hacia arriba, disfrutando de la vista que me ofrecía la ocasión, su torso descubierto poco a poco. Las llemas de mis dedos rozaban levemente su suave y tibia piel, remarcaba cada parte como si de una obra de arte se tratara.
Jimin respiraba entrecortado aferrándose a las sábanas, mordiendo su labio aún para retener esos dulces sonidos que anhelaba escuchar de él.
Al fin terminé de quitar la camisa y al retirarla de la parte de atrás, lo abracé para incorporarlo y finalmente recorrí desde la parte baja de su espalda, hasta llegar a la parte trasera de sus hombros, por ello se arqueó hacia mí para abrazarme.
-¿Así bebé?-
Pregunté con inocencia.
-Sí, oppa-
Susurró en mi oído en respuesta.
Mis pantalones me dolían bastante, por ello quise desabrocharlos y aliviar un poco la molestia, pero Jimin me detuvo tomando mi mano.
-Lo hago por tí, oppa-
Le sonreí de lado y me devolvió el gesto con nuestros ojos conectados.
Sin dejar de mirarme, desabrochó con lentitud el cinturón, luego la cremallera y un botón quedando en ropa interior solamente.
-¿Te ayudo, pequeño?-
Me miró con una sonrisa lasciva y asintió levemente.
Lo empujé nuevamente al colchón y bajé mi rostro hasta donde estaban sus pantalones, con un bulto bastante notorio. Quité su cinturón y con los dientes desabroché su cremallera, guiñándole un ojo mientras lo hacía. Por efecto de ésto, su respiración era agitada más que antes al sentir mi aliento contra la parte baja de su vientre.
Me incorporé y quité mi camisa, arrojándola por algún lugar de la habitación. Jimin sin que me diera cuenta, se levantó y acarició mis hombros, hasta llegar a mi pecho, sonriendo con lujuria, atrayéndome hacia él para besarme haciendo contacto con nuestras lenguas. Caímos juntos a la cama y por accidente rozamos nuestras dolorosas erecciones, provocando un gruñido en mí y un gemido placentero en él.
-Oppa... Duele aquí abajo-
Jadeó entre besos.
-No hay problema pequeño-
Volví a besarlo, acariciando su cuerpo, llegando finalmente a la altura de sus boxers, que retiré lentamente, acariciando sus piernas y ese trasero tan redondo y perfecto que tenía.
Liberé su erección, pero al darse cuenta de ello, de que estaba completamente desnudo enfrente mío, se sonrojó de forma adorable.
-Tranquilo bebé, no va a pasarte nada con oppa, ¿Ok?-
Susurré al oído contrario en tono dulce, dejando un suave beso en su mejilla y otro en su cuello.
-Ok-
Me contestó asintiendo.
Yo también me deshice de mis boxers, dejando de molestarme al instante.
Listo, ahora se venía lo bueno.
Dios, ¿De verdad no es otro de mis sueños húmedos?
Y es que de mis mayores fantasías era poder atender esos rosados pezones.
Besé su cuello sin poder evitar dejarle más marcas, ganándome jadeos por parte de Jimin. Al llegar a su pecho, me paseé por sus marcadas clavículas, dándole suaves mordidas y lamiendo lentamente aquella zona.
-Mh, oppa-
Gemía leve en respuesta.
Al fin llegué a esa tentadora zona, rocé levemente con mis labios uno de esos botones.
-¡¡Ah, oppa!!-
Ohhhh, así que esa era su zona sensible.
Jugueteé un poco con auqel pezón dándole lamidas suaves, hasta que me atreví a morderlo con suavidad.
-¡¡¡Mgh oppa!!!-
Supuse que le había gustado, así que seguí intercalando lamidas y mordidas, mientras atendía el otro pezón con una de mis manos, dando suaves pellizcos a éste.
-Oh oppa... Sigue-
Gemía suplicante.
Cuando menos lo pensé, ya estaban rojos y duros, ésto sólo lograba calentarme más de lo que ya estaba.
-Bebé, lámelos-
Le pedí mientras le mostraba tres dedos de mi mano derecha.
No dijo palabra y los introdujo en su boca.
El sentir su lengua por mis dedos de verdad me gustaba.
Los retiré un poco después y lo miré a los ojos.
-Va a doler, bebé-
-O-ok-
Asintió temeroso.
Un tanto nervioso, abrió sus piernas de a poco, mostrando su rosada y vírgen entrada.
Con mucho cuidado, metí mi dedo índice dentro de ese cálido y húmedo interior, escuchando en respuesta un grito de dolor.
-¡¡¡Ahhh!!!-
-Shhh, tranquilo, ¿Te gustaría abrazar a oppa?-
-S-sí-
Se aferró a mí con fuerza.
Empecé a hacer movimientos circulares dentro suyo.
-Hmmm-
Lo escuchaba quejarse en mi oído.
-Ya pasará pequeño, ¿Sí?-
-Mh, ok-
No se escuchaba con tanto dolor, pero seguí haciendo aquellos movimientos.
-Ahhh~ oppa-
Gimió placentero.
Introduje entonces el dedo medio.
-Mmhhh-
Se arqueó levantando el torso, con placer y dolor al mismo tiempo.
Me movía dentro abriendo y cerrando como tijeras.
-Ohhh~ oppa-
Acarició mi espalda.
-¿Te gusta bebé?-
Le susurré ronco.
-Sí, oppa-
Respondió entrecortado.
Seguía moviéndome igual.
-Oppa~ mhhh~-
Entró finalmente mi dedo anular, dando lentas y suaves embestidas.
-Aghhh~ oppa mhhh-
Gemía en mi oído, lleno de placer mientras clavaba de a poco sus uñas en mi piel.
-¿Listo bebé?-
-Sí mgh~-
Me respondió jadeando.
Saqué mis dedos y tomé su cadera con suavidad, entrando lentamente en él.
-Ohhhhhh oppa~-
Su interior era tan apretado, podía sentir cómo mi miembro palpitaba, ésto era lo más jodidamente excitante y placentero que había sentido.
Me quedé unos momentos quieto, para que se acostumbrara a esa sensación. De pronto sentí que Jimin se movía hacia mí.
Entendí entonces y empecé dando lentas estocadas, llegando lo más profundo que podía sin lastimarlo.
-Mhhhh-
Gemía mi hermano complacido.
Ya no podía resistir más y aceleré un poco el ritmo.
-Ahhhhh oppa~-
¿Pensaste que no me vengaría por lo de hace rato?
-Y dime pequeño ángel ¿Hay un motivo para que oppa te castigue hoy?-
Le hablé en tono bajo mientras mantenía ese ritmo que le gustaba.
-N-no... Creo que no mgh-
-¿Ah no?-
Descaradamente tomé su miembro con una de mis manos, empezando a masturbarlo al compás de mis penetraciones.
-¡Mghhhh!... Sí, ¡¡Sí lo hay ahhh!!-
Gemía alto.
-¿Cuál es, bebé?-
Pregunté con lujuria en la voz.
-¡¡¡Hice enojar a mi oppa!!! Mhhhh-
Gritó lleno de placer.
-¿Con qué?-
-¡¡¡Dejé que me tocaran otras personas!!!-
Volvió a gritar.
-Otra cosa... ¿De verdad soñabas con Jungkook la otra vez?-
Aceleré más el ritmo para los dos.
-¡¡¡Ahhhh!!! No-
Me contestó jadeando frenético.
-¿Con quién soñabas?-
-Mmmhhh-
-Dime, ¿Con quién soñabas?-
Insistí.
-¡¡¡Contigo!!!-
Gritó extaciado.
-Buen chico-
Escuchaba nuestras pieles chocar y podía sentir cómo cada vez que mi pequeño ángel gemía, su interior se apretaba de manera exquisita.
Llegaba cada vez más profundo en él, hasta que llegué a un punto que lo hizo estremecer.
-¡¡¡Oppa!!! ¡¡Yoongi oppa!!-
Gritó.
Encontré el punto que lo hacía sentir en las nubes.
Volví a tocar ese punto.
-¡¡¡Ohh oppa!!-
Empecé a penetrarlo en el mismo sitio con fuerza, poco a poco sentía que pronto llegaríamos a nuestro clímax.
-¡¡¡¿Quién es el dueño de tus sueños bebé?!!!-
Pregunté alto dando fuertes estocadas en el mismo lugar.
-¡¡¡Yoongi oppa!!!-
Contestó en un grito de placer.
-¡¡¡¿Quién es tu dueño?!!!-
-¡¡¡Yoongi oppa!!!-
-¡¡¡¿Quién puede tocarte?!!!-
-Mhh ¡¡¡Yoongi oppa!!!-
Mantuvimos el ritmo por unos minutos más.
-¡¡¡OPPA!!!-
Su voz se entrecortaba por la fuerza con la que gritó, corriéndose en mi mano.
-¡¡¡OH BEBÉ!!!-
Gruñí - grité llegando a mi clímax, llenando el interior de mi pequeño ángel.
Salí de Jimin, callendo a su lado jadeando.
Su virginidad era mía, su primer orgasmo había sido provocado por mí... Jimin era mío.
-Te amo pequeño ángel-
Pude pronunciar al fin, intentando recuperar el aliento.
-Yo también te amo, oppa-
Me sonrió dulcemente y besó mi mejilla.
Lo abracé por la cintura acercándolo a mí. Me correspondió posando sus brazos alrededor de mi torso.

Hyung, ¿Qué Haces? [ #1 ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora