Ahora mismo toca el curso de Español, lo que quiere decir que no podré charlar con Glomerrie dentro de 3 largas horas.
Recuerdo el día en el que ella y yo pasamos toda la clase hablando sobre el horrible peinado que Trina traía ese día: dos trenzas mal hechas. El desorden era evidente en ese largo cabello castaño, que fácilmente pudo ser cepillado y verse mil veces mejor de lo que está ahora—tal vez estaba apurada o realmente no sabía hacer una trenza—pienso mientras tarda en llegar el maestro.
Ese día al finalizar la clase el profesor nos hizo un gesto que indicaba que Merrie y yo teníamos que ir a charlar con él.
— ¿Segura que no se lo dice a los de atrás? Preguntó ella
—Al parecer nos llama a nosotras
— No hicimos nada malo. Pero que más da.
Nos apresuramos a su escritorio antes que grite nuestros nombres en alto y toda la clase clave sus miradas en nosotras.
Y sí, básicamente nuestra conversación se basó en que tenemos que dejar de "parlotear" mientras explica el tema. No dije nada, pues pensé en que era un buen karma por burlarme del peinado de Trina (claro, si aún se le calificar como peinado a ese desastre).
Y como era de esperarse, la que no calló nada fue Glomerrie.
Ella le decía cosas como: nosotras hablábamos del tema que estaba dando. ¿Cree qué es justo castigarnos por eso?
Está muy claro que yo solo escuchaba a Merrie y al maestro discutiendo. Solo quería que la tierra me trague y me escupa en la habitación de Andrew, por ejemplo. Odiaba las mentiras, porque no se me daban bien.
Desde ese día evito hablar con ella en clases de Español y en cualquier otra clase posible.
Vuelvo a la realidad y ya pasaron como 2 horas. Evidentemente el profesor de Español no asistirá hoy. Así que me acerco a Merrie y le pregunto si hoy vio a Andrew.
— Sadi, es la tercera vez que lo preguntas. No, no lo he visto.
— Hace 2 días que no viene— le respondo
— Probablemente está enfermo
— Sí, tal vez. Espero que se recupere si es así. Extraño verlo
— O tal vez tuvo un accidente que lo llevó directo al cie...infierno — me dice burlándose.
— ¡Qué cosas dices! — le contesto con una inevitable risa, me ha dado gracia, lo admito.
Siento la mirada de Tony en nosotras, así que le saludo. Lo considero como un gran amigo, Merrie y yo acudimos a él cuando no entendemos matemáticas. Es decir, casi siempre. Además es muy gracioso y es un completo freak como nosotras.
Estuve a punto de contarle el secreto intergaláctico pero Merrie me pidió que no lo hiciera, tiene otros amigos y es probable que se los cuente.
Tony se acerca a saludar y noto que tiene los puños morados, le pregunto que pasó y responde que tenía furia y se desquitó con la pared. Que mal miente, pensé. Aún así no insistí pues pienso que si no quiere contarlo debo respetar su decisión.
No pregunté más y los tres fuimos a comer la merienda en el pequeño jardín de la escuela. Empezamos a hablar de cualquier tema que se nos ocurra, música quizás.
— 505 es la mejor canción de Arctic Monkeys sin duda — dice Tony
— Es muy buena, lo sé, pero Arabella le da una patada en el trasero — dice Merrie
— Vamos chicos, todos sabemos que la mejor canción es Do I wanna know?—Me miran como si hubiera dicho algo prohibido.
— Eres una maldita posser— susurra Merrie
— Oh, sí que lo es — agrega Tony
— Eh, tranquilos, que era una broma — digo calmándolos
— Que buena broma — dice Tony con alivio.
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Secreto intergaláctico
Novela JuvenilGlomerrie y Sadille ... dos nombres poco comunes, dos chicas raras y aisladas de los demás, pero una razón es la que las mantiene juntas: el secreto intergaláctico.