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Con todas mis fuerzas lo logro. Logro abrir mis ojos y Dios, si antes dolía, la migraña de ahora es mil veces peor. Todo es blanco, pero de un blanco que ni siquiera parece blanco de lo blanco que es. No sé si eso tiene sentido. Duele demasiado a la vista y no puedo distinguir nada y—

Esperen un segundo ¿De verdad acabo de abrir los ojos?

Siento la jaqueca empeorar por la luz que me llega de golpe contra las retinas. Suelto un quejido adolorido sintiendo cómo mi garganta se desgarra. Está reseca, puedo sentir cómo empieza a sangrar por removerse después de tanto tiempo. Los sonidos que salen de entre mis labios no suena como palabras, no suena como nada porque no intento hablar sino que empiezo a toser compulsivamente para luchar contra este tubo en mi boca. No logro más que hacer que se me escurra saliva y sangre por los labios.

-¡Despertó! ¡Mamá, papá! ¡Shawn despertó!

No puedo dejar de toser y duele no poder incorporarme para intentar respirar sin este ventilador. El tubo clavado en mi costado parece incrustarse más aún, se mueve de lugar, suelta sangre y yo dejo de removerme porque duele demasiado, incluso el triple de lo que dolía cuando desperté por primera vez pero era incapaz de moverme.

Veo a mis padres prácticamente sobre mí. Muevo mis ojos de un lado al otro mirándolos con pánico por su cercanía y el ruido. Es demasiado alboroto, están demasiado cerca, se siente sofocante y yo contengo con todas mis fuerzas las ganas que tengo de volver a toser para escupir el horrible sabor metálico y este tubo en mi boca.

Un hombre que desconozco no se tarda en hacer algo con ese ventilador y el tubo y por fin me lo quita de la boca. Siento cómo me lo saca hasta desde lo más profundo de mi garganta para permitirme toser y volver a respirar por mi cuenta.

Tomo la bocanada de aire más grande que he llegado a tomar en mi vida, pero antes de poder soltarla siento a mi madre tirarse contra mí y abrazarme con fuerza. Me comprime con tanta que me hace soltar todo el aire en mi interior por la presión.

-¡Mi bebé! ¡Mi bebé!-Llora ella. La siento tocarme el cuello y luego las mejillas. Me toma del rostro con firmeza llorando sumamente aliviada. Nuestros ojos conectan, los suyos están rojos de tanto llorar. Tiene unas ojeras que parecen llegarle al mentón y juro que jamás la vi tan mal en mi vida.

-Oh, Dios, por favor, di algo, por favor, Shawn, respóndeme. Di lo que sea, Amor.

-Holly, di algo-Digo yo con obviedad y mirándola a ella que aparta el vaso de sus labios y suelta una risotada por la situación. Me mira con su usual sonrisa curvada de oreja a oreja en el rostro y se termina su vaso de un sorbo.

-¡Yo quiero ir!

-¡No! ¿Están dementes? Están más bebidos que mi abuelo y quieren irse al otro lado de la ciudad en coche. Están locos-Digo mirándolos anonadado. -No pueden hacer esto. Sally, por Dios, di algo.

-Oh, vamos, será divertido-Dice Jack interrumpiéndome al instante. Yo frunzo el ceño y me giró a mirarla a ella que ensancha su sonrisa al verlo a él susurrarle algo al oído. Ella asiente y revela una pequeña bolsa con pastillas desde debajo de la chaqueta.

-Prepárense otro trago, chicos, esto les va a encantar.

GONE (S.M)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora