Las ganas que Kankuro tenía de visitar Konoha eran inversamente proporcional a las que Naruto tenía de ser Hokage.
Le resultaba tedioso tener que cambiar el seco clima de Suna por la humedad de La Hoja.
Le resultaba cansador tener que caminar mas de 300 Km, cuando prefería quedarse a dormir en su cama, o trabajando en sus marionetas
Pero al fin y al cabo era su deber.
Era el consejero del Kazekage y no podía darse el lujo de llevar la vida de perezoso que llevaba años atrás.
Asi estuvo toda la mañana que se demoraron en cruzar el último tramo hasta llegar a las enormes puertas de su aldea aliada. Los centinelas ya los conocían más que a sus propios padres pero aun asi seguían pidiéndole sus identificaciones.
Las botellas de vino que Kankuro llevaba en su mochila se agitaron un poco. Era un obsequio para Sakura, por haberlo salvado aquella vez en la que el veneno de Sasori había atacado sus venas; A decir verdad, si fuera por el no le habría llevado nada. Pero no porque no quisiera, sino porque no se daba cuenta de aquellas codas. Fue Gaara quien lo instigo a comprarle algo.
La misma rutina. La misma posada. La misma gente.
Konoha tenía la particularidad de que todos sus aldeanos tenían el mismo rostro, o quizás ello le parecía a Kankuro Sabaku.
Cualquier persona que haya estado en ambas aldeas hubiera preferido Konoha. Pero él ya estaba acostumbrado al molesto viento, a las tormentas de arena, y a vivir protegido del sol como un jeque árabe.
Lo bueno de la aldea de la hoja, era el sake. No podía beber hasta embriagarse porque su puesto no se lo permitía, pero si podía alterar su estado de ánimo por un buen rato y así olvidar todos los conflictos venideros.
"Gaara tendría que hacer lo mismo"; pensó mirando a su hermano. Para el marionetista, Gaara estaba desperdiciando los mejores años de su juventud en temas octogenarios. Alianzas, tratados, corrupción, etc eran palabras que pasaban a ser moneda corriente cuando alguien ascendía a un puesto como tal.
─Bienvenido nuevamente, Sr Sabaku.
─¿Ah?
Kankuro estaba demasiado inmerso en los pensamientos sobre su hermano que el botones tuvo que volver a repetirle el saludo. Le sonrió, pero casi de mala gana.
─Bienvenido, Señor Sabaku—le entregó las llaves—. La habitación de siempre.
─Graaacias — estiró su vocal preferida mientras seguía a sus hermanos. Miro la mochila de Temari y por un momento no supo cómo era que cabían tantas cosas de mujer en ese pequeño bolso.
Tropezó con un dobles de la alfombra del pasillo y se chocó con la calabaza de Gaara.
─Disculpa hermano.
─¿En dónde tienes la cabeza Kankuro? —Le preguntó el pelirrojo con seriedad. El marionetista negó efusivamente, algo apenado.
─Lo lamento, me distraje con..
─No, no me refiero a eso —Lentamente alzó su mano derecha y como si estuviera practicando la coloco sobre el hombro derecho de su hermano mayor. Kankuro miro el gesto sorprendido—. Cualquier cosa que ose a molestar tus pensamientos puedes decírmelo, y buscaré la manera de ayudarte.
─Em, bueno. Gracias...supongo.
─¿Pueden dejar las cursilerías para otro momento? La Quinta nos espera en su despacho.
La inconfundible voz de Temari fue la que los saco de aquel extraño momento. Refunfuñando como siempre abrió la puerta de su habitación y sin decir más la cerró delante de las narices de sus hermanos.
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Shoganai -KankuroxOc-
RomanceShoganai es una palabra japonesa que significa "no hay nada que hacer", o "así es". Kankuro lo comprendió el día que cruzó la puerta de Tsunade Sama, y la vió parada en una esquina de la oficina con una presencia que hizo que sus marionetas pasara...