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Querido Bill.

Hoy fui a beber batidos con los chicos, Ben piensa en pedirle matrimonio a Beverly cuando sea mayor y profesional. Le vemos buen futuro de arquitecto, y a Bev de diseñadora.

—¿Saben a quién le pediré matrimonio? —dije.
—¿A Audra? —Beverly se emocionó.
—A la mamá de Eddie.

A él se le salió el batido por la nariz de RISA y Stan le dio su inhalador. Se hicieron arrumacos y me asqueé por dentro. Estoy feliz por su noviazgo, pero es como ver a mis hermanos. Si estuvieses vivo y fueses mi novio, te daría arrumacos todo el día y sería detallista. Te daría chocolates y flores, aún si no es nuestro aniversario. Te escribiría cartas y pasaría contigo, te haría tan feliz como tú lo has hecho conmigo toda la vida. Tampoco lo comentes que me muero de vergüenza.

Pero es que la fecha la pondrán mis padres y los suyos, tal vez unos meses luego del cumpleaños de Audra, es que le llevo un año.

Sigo con el vicio del tabaco, siempre me fumo unos cinco cigarrillos al día. Todos en la bañera por pensar en ti, o alguno extra de noche. Siempre son por ti, es como una manera placentera de morir más pronto.

Te extraño, mucho. He llorado esta noche por ti, porque te amo y me duele no poder haber sido algo más que tu mejor amigo mientras estabas en vida. Te amo, te necesito. ¿Recuerdas cuando papá me metía palizas por llegar sucio a casa? Me escapaba a la tuya y me dormía. Me levantaba temprano para verte dormir y luego irme rápido. Pero nunca supiste cuántas veces te besé haciéndolo, y no sólo en tus mejillas.

El beso que más recuerdo fue éste. Era un día de esos, pero esta vez me había golpeado por encontrarme amanerado. Yo no entendía qué era eso. ¿Amanerado? dije, y me dijo, es culpa de ese tal Denbrough y no pienso aceptar a un hijo marica. Yo lo insulté y me fui a mi cuarto, pensando en quién se creía para hablar mal de alguien tan maravilloso como tú.

Huí a tu casa, tardaste en aparecer, ya que le estabas contado cuentos a Georgie, y como no podía dormir, ibas a llevarlo contigo. Casi me voy, pero él se emocionó tanto que me rogó para quedarme. Tu también lo hiciste, y lo hice por ti. Nos metimos en la cama los tres y fuiste a hacer chocolate caliente. Él me preguntó si me gustabas y yo le dije que si era tan obvio. Él dijo que yo también a ti, y nunca lo creí. Hasta ahora sigo sin creerlo.

Llegaste y él tomó uno para salir corriendo. Dijo que ya estaba mejor, y yo sólo sonreí como agradecimiento. Dormimos tarde, bebíamos mientras hacía burla a mi padre diciendo con un tono agudo isi til dinbriigh ti hici iminiridi. Tú preguntaste, ¿Y qué si lo hice?. Sentí mis mejillas arder.

Recuerdo que nos acercamos, sentía tu aliento chocar con el mío y nuestros labios rozarse. Sentía que me iba a morir de vergüenza.

Toqué tus labios, eran como una calaba de un buen cigarrillo en un frío invierno, una brisa fresca en una calurosa tarde o un chapuzón en un fuerte verano. Eran suaves y se movían al compás de los míos, como si estuviésemos sincronizados. Estaba tan perdido que rodeé tu cuello y suspiré contra ti, no noté que Georgie nos miraba en la puerta. Al separarnos lo vimos correr, recé porque no le contara a tus padres porque creí que no me dejarían verte más. Me espanté, mi rostro debía decirlo porque besaste mi frente y me dijiste en un tono tan suave que me pone en las nubes de recordarlo.

—Deb-beríamos ir a dormir —asentí, y me guiaste entre tus sábanas.

Dormí apegado a ti, siempre tuviste un aroma que me relajaba y me hacía sentir seguro. Te besé cuando me fui, en los labios, y sentí a la mitad de mi corazón quedarse contigo.

Recordarlo me pone los pelos de punta, suficiente por hoy. Recordarte me pone feliz y olvido este mundo de mierda, mi relación fingida y mi infelicidad. Aunque, honestamente, nunca puedo tener suficiente de ti. Siempre que lo recuerdo, es como si pudiera sentir tus labios de nuevo. En ese entonces eran cálidos, y suaves, e infinitamente mejores que los recuerdos. Me pregunto cómo habría sido besarte ahora, ¿me habrías correspondido, o me habrías gritado? Prefiero pensar que lo seguirías, porque yo no lo pensaría y te rodearía el cuello para que no te fueses muy lejos.

Te amo.
—R.T.
13/01/18.

⃟ ཹ։❀ ፧  dᥱᥲr bιᥣᥣ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora