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ｂａｄ ｎｅｗｓ， ｃａｐｔａｉｎ．

Querido Bill.

Tengo malas noticias.

Hoy fui a casa de Audra junto a mis padres. Habría una cena elegante, ya que llevamos casi un año juntos. Podamos invitar a nuestros amigos, pero ninguno quiso. Ella no quería y los míos no estarían cómodos en ese ambiente. Así que, fuimos sus padres, los míos, Audra y yo.

—Estamos de acuerdo en, que si lo desean, poner fecha al matrimonio el 15 de Septiembre —dijo mi suegro. Eso serían dos meses después de su cumpleaños, el 5 de Julio.

Yo casi me ahogo, ella me dio palmaditas. Sabía que deberíamos casarnos sí o sí, pero, ¿tan pronto? Yo no quería casarme, y Audra tampoco. Habló por mí.

—Padre, con todo respeto, Rich y yo deseamos conocernos más para poder casarnos. En un año no estás totalmente seguro si vas a pasar el resto de tu vida con una persona —dijo con una voz suave.

Yo se lo agradecí, aunque no estaba de acuerdo. Desde el primer día supe que iba a vivir el resto de mis días contigo, o eso creía. Esa era una excusa para darme tiempo. Hacía unos minutos me dijo que podría posponerlo hasta, romper con ella o superarte. Lo primero pasaría primero.

Ellos entendieron, eran flexibles. Y mis padres sólo se dejaban hacer. Al acabar la cena, me besó por primera vez en los labios y me deseó buenas noches desde la puerta. Le sonreí y se las deseé. No había nada más que yo desease que volver a besarte, Bill. Sus labios no eran como los tuyos, y me sorprendí buscando algún indicio de tu boca, pero no. Audra no eres tú, para mi pesar.

Nos montamos en el coche y papá me dejó manejar. Iba atrás con mamá, muertos de sueño. Puse la radio y fui relajado todo el camino, me atreví a encender un cigarrillo, con un olor amortiguado por la ventanilla abierta. Al llegar los desperté y les ayudé a bajar. Fueron directo a dormir y yo me quedé en la planta inferior de la casa.

Ahora, escuchando mi música en una cinta en la radio, con una cerveza a mi lado y un cigarrilo en mi mano te escribo para decirte que te amo. Que no quiero hacerte pensar que te olvidaré como un nombre más y ya. Estoy tan enamorado de ti que siento que no me suicidaré por estar solo e incomprendido, sino, para estar contigo. Que te extraño, Gran Bill. Extraño que estuviésemos en tu cama, muertos de risa, hablando de cosas de todos. ¡Cuando huimos de Bowers porque mi almuerzo cayó en su camisa nueva! ¡Estaba furioso! ¡Pero lo perdimos! ¿te acuerdas?

Tu madre me acaba de telefonear, quiere que cuide a tu hermano porque uno de tus tíos ha tenido un accidente. Él apenas tiene seis, y me llama tío Richie. Acepté y me pidió disculpas por la hora, no me importó. Apago el cigarro y me acabo la cerveza, abro un poco la ventana para amenizar el aroma a tabaco. Le haré escribir una gran carta para ti, porque él te admira mucho. Dice que el Gran Bill es mejor que Batman o Superman, porque es más humano que todos. Y tiene razón.

Te amo.
—R.T.
23/01/18.