Mas que amigos

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   Catorce de febrero había llegado, todos en la universidad sentía la emoción y los nervios correr por sus cuerpos, los chicos estando a la intriga de saber si recibirían algún presente, algunos de esos mismos tratando de acercársele a sus amadas, la chicas por su lado trataban de quitar toda pena y nerviosismos de ellas para poder acercarse, decir unas palabras o entregar su presente a quien les gustara.

   Y como cada año en la universidad se tenía la costumbre de solo tener clases la mitad del día, el resto los alumnos tenían la opción de retirarse o dar vueltas por los llamativos stands que los mismos alumnos preparaban para disfrutar en parejas.

   Desde temprano en la mañana Clark Kent también sentía la emoción del día, nada más entrar al campus fue rodeado por multitudes de chicas y algunos chicos que querían algo de su atención. Aún con sus ropas simples y nada llamativas, a palabras de muchos, era bastante popular al ser el mejor jugador de futbol del campus, siendo nombrado la esperanza del equipo para cualquier torneo. Pero aun con su fama, gustoso y siempre amable acepto todos los obsequios con una verdadera y radiante sonrisa, agradeciendo a quienes se quedaban lo suficiente y rechazando cada propuesta que se le daba, tanto las románticas como las indecorosas, todo sin poder avanzar más allá de la entrada.

   Pero como cada San Valentín, desde que lo conoció, fue salvado por su amigo Bruce Wayne, aquel chico extremadamente frio, siempre elegante y para muchos aterrador que con solo su mirada asustaba a cualquiera. Tan solo de acercarse a paso lento y directo hacia el jugador estrella fue que los interesados se fueron distanciando, una vez a su lado y saludándose, con todos a una distancia razonable, fue que pudieron entrar al edificio donde tomarían su primer clase del día.

   —Gracias por la ayuda Bruce.
   —Como cada año —dijo con voz cansada— y sigo insistiendo en que solo los rechaces a todos.
   —No puedo hacerlo —respondió acomodando lo que podía en su casillero— algunos de ellos se esforzaron en preparar el chocolate o escribir sus cartas, seria cruel solo rechazarlas, no soy como tú.
   —Es por eso que nunca te dejaran en paz, puedes guardar algunos aquí —dijo al ver que el casillero de su amigo estaba lleno y aún había mucho sin guardar.
   —Gracias, sabes, si fueras amable con otros como lo eres conmigo tendrías más amigos —metiendo solo algunas cartas llevando consigo los chocolates que podría comer con sus amigos termino.
   —Con los que tengo es suficiente.
   —Algunas de esas personas también me dieron cartas y chocolates para ti —menciono esperando alguna reacción en su amigo pero no la obtuvo, solo se encaminaron juntos hacia los salones— dijeron temer acercarse a ti pero que les gustabas.
   —Si les gustara no me temerían —dijo tajante sin importarle el hecho de recibir obsequios.

   Antes de poder subir al primer piso, donde estaba el salón de Kent, un chico castaño se acerco corriendo a toda velocidad impidiendo que subieran al pararse frente a ellos. En canclillas y respirando con pesadez levanto la mano en señal de que lo esperaran, tras una exhalación profunda se irguió para saludarlos.

   —¿Qué hay Clark, Wayne?
   —¿Por qué la prisa Hal? —pregunto Clark curioso mientras Bruce solo esperaba en silencio.
   —Me legra que preguntes Clark, solo quería mostrarlas esto, ta-dan —al decirlo saco, de una bolsa que traía colgando en su mano, un pequeño pastel bellamente decorado con crema pastelera y chispas en colores rojo y verde.
   —Oh, se ve delicioso.
   —Te lo dio Barry, ¿Cierto?
   —Exactamente Wayne —dijo emocionado casi mostrando corazones en sus ojos— Barry se vio tan lindo al dármelo que lo tome y he estado yendo por todo el campus presumiendo a quien sea que encuentre y-
   —Estas diciendo —irrumpió Bruce sin cuidado— que dejaste a Barry solo después de que te dio su obsequio.

   Bruce no lo dijo en pregunta, había sido una afirmación y al instante un silencio incomodo se mostro ya que Hal no respondió nada al respecto, fueron solo segundos y el castaño salió nuevamente corriendo en la misma dirección por la que llego gritando maldiciones hacia si mismo y disculpas a Barry. Ambos amigos retomaron su camino hacia sus salones sin mencionar nada más, mientras Bruce continuo subiendo las escaleras Clark se dirigió a su salón encontrándose en el camino con su amiga Lois.

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