Las horas habían pasado rápidamente incluso sorprendiéndola a ella que pese a estar ya acostumbrada a cubrir el turno nocturno en la biblioteca donde trabajaba, hoy tuvo la constante sensación de que el día iba a ser interminable. Mientras recorría los pasillos del lugar llenos de olor a polvo e historia pensó en sus amigos y deseó haberles avisado que hoy le tocaba cubrir hasta tarde. Si, el lugar era seguro pero se sentiría mucho mas segura si al salir alguien la estuviera esperando.
Perdida en sus pensamientos abrió la puerta permitiendo que el frio viento chocara contra su rostro sin una gota de maquillaje, cuando ya estuvo afuera una sombra se acerco despacio a su espalda y ella sonrió segura. No le falló.
-Hey, Peque- gritó fuerte para asustarla.
Ámbar se acercó a él con una sonrisa resplandeciente, no solo para molestarlo al ver que su intento de asustarla había fallado - una vez mas - sino por lo feliz que secretamente se sentía al verlo allí, con ese gesto pícaro que ella odiaba y adoraba con la misma intensidad.
- ¿Tú siempre sonriendo no? - Preguntó Adam cuando por fin la alcanzó.
- Tú sabes porqué lo hago -
- Si, lo sé - comentó con autosuficiencia - porqué te da felicidad verme - dijo seguro y coqueto, sin darse cuenta Ámbar comenzó a tocar sus dedos entre si de una manera nerviosa mientras lo observaba sonreír.
- No, te equivocas - le dio un golpe en el hombro - sonrío por el simple hecho de que aun crees que me puedes asustar. No tengo cinco años ya- comentó intentando mostrarse enfadada.
-Tampoco eres muy mayorcita- dijo en tono jocoso, rodeándola por los hombros con uno de sus bronceados brazos. -Te invito a jugar al pool en el bar de aquí a la vuelta-
-¿Los chicos están allí esperándonos?- preguntó un poco intimidada por el contacto de él. Si bien lo conocía de toda su vida, ella siempre se sentía tímida ante el contacto de otro hombre, pero sobre todo si se trataba de él.
- Fran está terminando trabajo atrasado del fin de semana que se escapó - sonrió recordando la última locura de su amigo - e Ian tenía una cita- concluyó divertido.
- ¿Otra? ¿Y ahora con quién? - preguntó sin disimular la risa que le generaba las aventuras de aquel par.
-No lo sé. No la conozco, pero estaba bastante contento con su cita por lo que me dijo- dijo también riéndose. -Pero ¿vamos o no?
- ¿Solos?- preguntó incomoda.
-Ambs, por Dios ni que fuera una cita entre nosotros. ¿Tienes miedo de que te venza y pierdas tu orgullo en la mesa?- desafió parándose frente a ella, buscando intimidarla cerca de su rostro
Ámbar lo miraba en silencio, tragando saliva. Debía estar pasando por alguna crisis interna, jamás se había sentido así respecto a Adam... ¡Era solo él, su amigo de toda la vida! Tratando de salir del paso interpuso espacio entre sus cuerpos y continuó el camino.
-No, tengo pena de que seas tú quien pierda su dignidad ante una pequeña mujer- comentó divertida.
-¿Pequeña mujer? Dime dónde hay una, que yo no la veo.
- Debe de ser por el hecho de que no te pones esas gafas que te receto el doctor hace tiempo, cuatro ojos - Replicó herida, estaba acostumbrada a bromear con él, por supuesto pero últimamente todo se sentía distinto, casi fuera de lugar. Ella era una mujer, ¿Por qué él no la veía de esa manera?
- No puedo creerlo, te enojaste - Sorprendido trotó los metros que ella había logrado alejarse e intentó abrazarla de nueva cuenta.
- No, no me enoje... o bueno, si - cruzó los brazos sobre su pecho, demostrando la tensión que sentía por la situación, sin darse cuenta aquel sutil movimiento logró su cometido. La camiseta pese a que era ancha, como todas las que ella usaba, se ajustó a la perfección sobre su zona media, demostrando la redondez de aquellos senos y una realidad que él buscaba dejar atrás.
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ETERNO
Romance"El concepto de eternidad, se refiere, popularmente, unas veces a una duración infinita y sin límites, y otras designa una existencia de algo sin principio ni final"