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7 meses y medio de embarazo

-¿y?, ¿qué película quieres ver?- preguntó el guapo español.

-Mmm...no sé, siempre he sido mala eligiendo películas.- rió la morocha y volteó a verlo para decirle con la mirada que mejor eligiera él.

-Ay Vamos Caro, ¿eres actriz y no sabes distinguir entre una buena y una mala película?

-Mmm...- pensó su respuesta y al final soltó una risa- sí, soy actriz y no se que película es ideal para ver.

-¿Sabes?, en todas las citas que he tenido la mujer siempre me impone que película ver.- Carolina rió pero sus mejillas se tornaron de un color rojo cuando proceso en su mente la palabra "cita".

-Bueno, bueno, no es para tanto- intentó tranquilizar el ambiente- no es como que yo sea una controladora- ríe por lo que Mario imitó su acción- además, esto no es una cita.- se encogió de hombros.

La vergüenza en el apuesto chico invadió su cuerpo, sintió como su cara igualaba el color al de un tomate, quería que la tierra lo tragara en ese momento.

A él le gustaba la morocha, sí, desde esa noche que la conoció sintió algo que nunca antes había sentido por alguien, algo a lo que muchos llamaban "amor a primera vista", sin embargo sentía que era una mera atracción que tarde o temprano se iría.

Pero no, por cada día que pasaba y se aventuraba a conocer un poquito más a la morocha, sus miedos, sus pasiones, sus sueños, sus locuras, sus enojos, sus ilusiones, sus penas, sus delirios, sus angustias, sus sentimientos, sólo sentía que aquello que sentía por ella iba más allá de un simple afecto físico, era algo más emocional y sentimental.

Se enamoraba de ella en secreto poco a poco.

Jamás se lo diría, sabía que ella tenía novio y que este estaba loco y si veía a Caro como algo más que una amiga le causaría tremendo lío. Además que por la confianza que la morocha ya tenía en él, sabía muchas cosas de ella. Una de ellas, Agustín, él chico del que seguía enamorada.

Sabía que él era el verdadero padre del hijo que esperaba, que el había sido su primer amor y que aún después del tiempo y la distancia lo consideraba el amor de su vida. Pasaban los días, las semanas, los meses e incluso podían pasar los años y ella seguiría amando a Agustín como la primera vez que le dijo: "te amo".

-Bueno, escojo yo.- cambió el tema de inmediato y compró los boletos para una película de ciencia ficción con algo de romance, había leído en un artículo que esa película era muy buena y que había sido esperada por todo el público.

Compraron todas las golosinas que a Carolina y a la bebé se les antojaron. Mario llevaba la bandeja con todo lo que comería la chica, él sólo había pedido un cono de helado y un refresco a comparación de la morocha que había dejado vacía la dulceria.

Fueron directo a la sala en la que darían la función de la película que verían, entraron y buscaron sus lugares.

Hasta arriba y en medio, como le gustaba a Carolina. Nadie patearía su asiento evitando disgustos mientras veía una película, el aire acondicionado no le daba directamente logrando que no se despeinara, y las bocinas estaban a los lados por lo que no sentiría el ruido en su tímpano. Sin dejar de lado que no tenía asientos enfrente por lo que podía extenderse todo lo que quisiera. Estirando sus piernas y descansado su espalda de estar cargando todo el día un pequeño bebé en su vientre.

-Más vale que éste buena la película eh.- advirtió Carolina mientras llenaba su boca de palomitas.

-Te vas a atragantar- rió Mario al ver la pequeña boca de la argentina llena de palomitas- enserio no puedo creer que vayas a comer todo esto.- señaló la bandeja de la morocha y está se encogió de hombros.

Te extraño (Aguslina) (TE #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora