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Hoy (10 de Diciembre)

Agustín observaba cada parte del fino rostro de Carolina. Veía sus pálidos párpados y sus grandes pestañas que contrastaban a la perfección con sus gruesas pero perfectamente delineadas cejas, eran hermosas.

Sus suaves mejillas, no lograba descifrar el color que estas poseían en es momento, estaban pálidas como sus párpados y el resto de su rostro, pero igual tenían un leve color rosado en ellas. Su nariz, aún tenía gotas de sudor como su frente.

Y sus labios, se lamio los suyos cuando miró los de la morocha, estaban juntos formando una suave línea recta, a lo lejos parecía una sonrisa, pero de cerca se lograba distinguir que eran sólo sus suaves labios descansando, sin hacer ningún gesto alguno.

Se atrevió a acariciarlos lentamente recordando como hace unos minutos los había besado. Fue hermoso el momento aunque duró poco porque de inmediato se acercó una enfermera para tomar a la bebé y llevarla a que la revisarán. Agustín por petición de Carolina fue junto a la morena enfermera a ver como se encontraba su bebé y para asegurarse de que la dejarán en una cuna en un lugar seguro, y en esos minutos, la chica había quedado profundamente dormida.

El parto la había agotado demasiado, se sentía adolorida y exhausta y lo único que deseaba era descansar unos minutos para después estar en completa disposición para su hija.

Agustín al ver que los minutos pasaban y que estaba por dar las tres de la madrugada y Carolina no despertaba sintió un vago recuerdo sobre un feo sentimiento. Recordó como hace ya más de un año, Carolina había quedado en coma. Sintió angustia porque la historia se estuviera repitiendo de nuevo, y que esa visita era como una de esas viejas visitas en la que la observaba dormir por horas sin despertar, hasta después de ocho meses. Comenzó a hablarle a Carolina para que despertará y las lágrimas amenazaban con salir, sentía miedo al recordar esos viejos días en los que diario despertaba con la esperanza de que su linda morocha ya despertará, pero por las noches esa esperanza se transformaba en decepción al ver como un día más, Carolina no abría sus ojos.

-¿Qué pasó?- escuchó como Carolina se quejó después de haberle estado hablando para que despertará.

Sonrió aliviado al ver como la morocha abría de a poco sus ojos, cayó en cuenta que si la chica se encontraba en ese hospital no era por la misma razón de hace un año, sino por una maravillosa razón, porque hace casi tres horas había dado a luz a su hija.

-Nada, perdón...no quería despertarte.- anunció apenado y la morocha abrió por completo los ojos y lo miró, no pudo evitar sonreír como la primera vez que lo vio en un foro de grabación.

-No hay cuidado- sonrió, Agustín contestó su gesto, y los dos al mismo tiempo se sonrojaron y bajaron la mirada- me alegra que estés aquí.-  dijo en un susurro pero el cordobés logró oírla, provocando que su sonrisa fuera más grande y alzará la vista hacía las rojas mejillas de la chica.

-Igual me alegra estar aquí- habló seguro y la morocha alzó de a poco la vista hacía él, hasta que sus ojos se encontraron- me costó mucho trabajo saber dónde estaban...sobre todo tiempo- y una vez más  la chica bajó la mirada apenada y en ese momento Agustín se sintió mal porque ella había creído que se lo estaba reprochado, por lo que tomó el mentón de Carolina e hizo que lo mirará una vez más- perdón, no quería que creyeras que me estaba quejando...sólo quería que supieras que había valido la pena todo este tiempo de espera...- la morocha hizo una media sonrisa y asintió.

El silencio se hizo presente un rato, ninguno de los dos sabía que decir, había pasado tanto tiempo que ya no recordaban las típicas pláticas entre ellos, ya no sentían la misma comodidad de antes, y no era por el hecho de que ya no confiaran el uno en el otro, sino que ya se habían  acostumbrado tristemente a ya no estar en la vida del otro, así que jamás se pusieron a pensar en cómo sería la plática de su reencuentro.

Te extraño (Aguslina) (TE #2) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora