Al igual que muchos novatos me sentía confiado. El único problema era el miedo que le tenía a las alturas dado a un accidente que tuve cuando era pequeño.
Cada vez que me encontraba en lugares altos podía recordar como me tambaleaba al borde del alféizar de mi ventana. Podía ver la luna llena y mi manó de bebé tratando de atrapar una luciérnaga, escucho los gritos de mi madre y al darme la vuelta solo veo oscuridad y un sonido estridente. Tenía dos años cuando pasé por todo eso, los doctores dijeron que tuve bastante fuerte, ya que fue una caída problemática. Estuve tres días en el hospital hasta que recobré el conocimiento o por lo menos eso es lo que dijeron mis padres una vez crecí, no puedo asegurar que digan la verdad pero no debatiré la veracidad de sus palabras.
La pendiente poco a poco se iba haciendo más complicada y el sendero cada vez perdía más esa urbanización. Al principio conforme ibas recorriendo la base de la montaña podías ver a los turistas deteniéndose a tomar fotografías, a inhalar un segundo aire y algunos buscando un lugar para comer. Un poco más arriba ya te encontrabas con los sujetos que vienen a entrenar de manera casual, visten ropa deportiva así como mis compañeros y se preparan para una larga caminata.
Las primeras horas estuvieron bastante bien. Pude mantener el ritmo, sentir la naturaleza me distraía de los problemas mundanos y me sacaba de momento de mi rutina diaria. El hecho de sentir el viento en mi rostro como soplaba suavemente me daba una sensación de libertad, no me importaba que mis piernas ardieran por dentro y por fuera ya que el sol a estas alturas comenzaba a ser un dolor de cabeza. Poco a poco los más ágiles de mi equipo se separaron del grupo y se adentraron más y más. Por mi parte me tomaba el tiempo para apreciar el paisaje, incluso hubo un momento en donde paré un poco a tomar agua y pude ver toda la ciudad. Como el tráfico continuaba de manera sin fin a pesar de ser un domingo por la mañana, la gran nube de contaminación que envolvía la ciudad, las demás cadenas montañosas que retaban mi vista y sobre todo allá al fondo el símbolo del éxito, la torre más grande de la ciudad, tan grane como la montaña misma. Una maravilla de la arquitectura moderna, llena de cristales y una arquitectura retro-futurista.
-¿Que estás mirando chico? - dijo la doctora
-Solo veo un poco... nada más - Contesté pero mi mirada estaba perdida.
-La primera vez que vine también me quedé un tiempo mirando este lugar, en este punto ¿crees que has llegado alto? - me dijo.
-Para ser sincero nunca había llegado tan alto - Contesté mientras dirigía mi vista hacia ella.
Ella sonrió y comenzó a sacudirse las manos.
-Sonará muy filosófico, pero es parte de este espectáculo. Cuando tenía tu edad sentía que el mundo era muy grande para mí, al principio no sentía como encajaba pero entonces comencé a correr y escalar. Cada vez que llegaba a una sima inmediatamente pensaba en subir a otra más alta. Este mismo pensamiento lo pasé a mi vida diaria y todo cambió, ahora puedo decirte que me va muy bien, no hablo de dinero sino de satisfacción - dijo ella mientras caminaba hacia atrás para continuar la ruta.
-La vida es igual que esto amigo, detente un poco a mirar las maravillas que tienes enfrente pero no te detengas ya que falta camino para llegar a la sima - Al terminar estas palabras comenzó a trotar.
Sus palabras llegaron a mi de manera que al principio tituvié mi respuesta. Era algo que jamás alguien me había dicho, mucho menos que no fuera de mi familia, aun casi imposible ya que era una persona que acababa de conocer.
-¿Espera eres psicóloga? - Alcancé a decir mientras ella se alejaba trotando.
-Pediatra - volteó la cabeza y se alejó.
A veces la vida te pone en las situaciones que debes estar, ya que nada pasa por casualidad, ni las personas que llegan a tu mundo han venido sin cumplir un propósito. No puedo decir que fue la última vez que vi a esa persona pero si la última en decirme algo tan poderoso.
El camino siempre es difícil, al principio puede parecer muy sencillo, pero la vida va poniendo cuesta arriba todo: Las situaciones diarias, el dinero, las preocupaciones, todo esto representa ese dolor que sientes en las piernas cuando vas caminando. Tienes la opción de renunciar, abandonar todo y regresar o puedes enfrentar esos sentimientos hasta dominarlos ya que sabes que si persistes pronto llegarás a la sima y una vez que llegues a la sima te darás cuenta que todo habrá valido la pena.
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El tarot de la vida y el amor
RomanceEsta es la historia de un mago moderno. No de los que hacen trucos baratos en centros y espectáculos, sino el que percibe las energías y mueve la suerte a su placer. Sin embargo, todo buen mago sabe que necesita un catalizador y el elegido por este...