Capítulo 3:

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Narra ¡Miss Playboy!

Me levante un poco sudada, por mis sueños extremadamente sexuales con mi jefe… Justin Bieber. Ese hombre me traía loca desde que pedí un empleo en ese edificio gigante de más de diez pisos.

Ya estaba excitada en cuanto lo vi por primera vez, ahí sentado con sus codos apoyados a su escritorio, mirándome fijamente a los ojos, y eso es lo que me atrajo de el.

Me miro a los ojos y no a los pechos, como suelen hacerlo los demás hombres. Sabia que el era diferente, y jure ese día conseguirlo y tenerlo para mi sola.

Y justo ayer, Chris, ese chico caliente me había hablado de su amigo por horas. Hablaba tan bien de el, de que era guapo, encantador, etc. Que me dieron ganas de conocerlo.

En cuanto el me dijo su nombre para anotarlo en mi agenda, mi corazón palpito por mil, y mi feminidad se calentó, de solo recordar esa preciosa cara que tenia mi jefe.

Y ahora no dejaba de sonreír por su pu.ta culpa. Porque ahora no solo lo tendría para mi en la noche, sino que también en mi cama.

-Buenos días, señorita _____ -dijo el portero abriéndome la puerta, ya que traía cosas en mis manos

-Buenos días, Carlos y gracias –le dedique una sonrisa y el asintió.

Camine hasta el fondo de la planta baja, donde se encontraba el ascensor mientras saludaba a todos mis compañeros.

En cuanto entre al ascensor, unos papeles se me cayeron. Me agache a recogerlos, o eso trate de hacer, ya que unas manos grandes y fuertes fueron más rápidas que yo. Me fije y no pude evitar sonreír.

-Buenos días, _____ -dijo sonriendo y casi me caigo de espaldas. Me encantaba que de esos preciosos y deseables labios saliera mi nombre

-Buenos días, señor Bieber –dije, el asintió. Al fin el ascensor se cerró.

-Toma –dijo y me devolvió los papeles

-Oh, señor Bieber, no tubo porque… -me interrumpió

-No hay de que –dijo mostrando su perfecta dentadura- ¿Son para mi? –pregunto refiriéndose a los papeles

-Si, son unos contratos que me enviaron para usted –respondí

-Oye, ___, que te dije de hablarme por usted –me miro frunciendo el ceño. Mier.da. Si que se ve sexi- Soy Justin, acostúmbrate a llamarme así, sino se te va a bajar el sueldo –dijo bromeando, pegue una carcajada

-De acuerdo, entonces, estos son contratos que me enviaron para ti, Justin –dije y el sonrió

-Bien, déjamelos en el escritorio después, _____-asentí, y el ascensor se abrió, mostrando el último piso del edificio.

A la derecha se encontraba mi escritorio, y todas mis cosas. A la izquierda una puerta grande, que conducía a la oficina de Justin. Digamos que este ultimo piso es solo exclusivo para el y para mi.

Cuando llegue aquí, era simplemente la asistente de la secretaria de Justin, porque sus trabajos eran muchos y necesitaba ayuda. Luego la despidió Justin por coquetear con un empleado que estaba en una reunión importante con los socios de Justin. Ósea que estaba arruinando la reputación de Justin, así que la despidió. Y como vio que yo trabajaba bien, me contrato como las dos cosas, secretaria y asistente de el.

Así que, por eso estoy aquí. Y ahora no solo seré su secretaria y asistente, sino que también su amante.

Me da risa pensar que la monja de su esposa no sabe nada de esto. Al igual que Justin, en cuanto me vea no va a saber que se esta acostando con su empleada

-¡_____! –grito Justin, haciendo salir de mi trance

-¿Qué? -pregunte distraída

-¿Qué te sucede hoy? Estas muy distraída, muy sonriente, no me digas. ¿Tienes un novio? –me miro pícaro

-No, algo parecido –respondí

-Bien, estaré en mi oficina, por si me necesitas –dijo sonriendo. Se dio vuelta y camino para la puerta de su oficina. En cuanto entro, alguien hablo a mis espaldas. Haciéndome paralizar

-¿Estas segura de que es solo algo parecido? –pregunto una voz gruesa a mis espaldas.

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Miss playboy and Mr. Bieber «Adaptada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora