AVISO:
Esta novela puede contener algunas escenas subidas de tono.
La música salía a un volumen descomunal de la casa de Scott mientras Amaia me contaba su última historia de amor con un chico que trabajaba en la cafetería de la universidad.
Hacía como que prestaba atención, pero en realidad estaba pensando qué demonios hacía yo yendo a la fiesta de Scott, a la que, por supuesto, asistiría Zach, mi ex-novio. Sí, con el que había estaba durante cuatro largos y aburridos años de mi vida.
Al principio todo fue genial, éramos felices y empalagosos, según Amaia éramos "súper monos”, dadme un momento para vomitar por favor, en definitiva, éramos la envidia de la universidad. Pero las cosas se torcieron cuando Zach se centró demasiado en sus estudios y en querer ser el mejor alumno de derecho de todo el estado de California y bueno, todo empezó a ser metódico y controlado y aburrido y... Todo exactamente igual y eso acaba por quemarte el ánimo hasta...
— ¡Scarlett! — Miré a mi amiga y le sonreí avergonzada — Siempre estás igual Scarlett, nunca me escuchas — meneó la cabeza haciendo que sus elaborados rizos negros se agitaran por toda su cabeza.
— Amaia, cada semana tienes una historia diferente, y sí que te escucho, pero si no lo recuerdas, Zach estará en la fiesta. — cada vez me costaba más creer que iba a esa fiesta.
— Mejor, así te verá con más chicos — guiñó un ojo y subió el escalón que daba a la puerta de la casa-mansión de Scott — Así que por favor, no te quedes sentada en un sofá sin hablar con nadie como si fueras una marginada tal y como llevas haciendo en cada fiesta que te llevo y en la que está Zach, así que esta noche ligarás y si puedes te llevas a un chico a casa.
— ¡Au! Eso ha dolido — llevé la mano a mi pecho y puse mala cara. — Y no me voy a llevar a nadie a casa, necesito un tiempo Amaia.
Amaia rodó los ojos y entró sin llamar en la casa. Dentro había un montón de cuerpos frotándose mientras bailaban muy pegados, otros chicos estaban sentados en los sofás con chicas encima de ellos y bueno... No queréis saber más.
Fuimos a la cocina donde, gracias a Dios, no estaba Zach, sino Scott.
— Hola, preciosa — dijo Scott pasando un brazo por la cadera de Amaia, ellos tenían una relación un tanto rara, se habían acostado varias veces, pero ninguno quería introducirse en una relación seria con alguien, así que seguían teniendo encuentros sexuales cada vez que les apetecía. — Hey, Scarlett, ¿una cerveza?
Me acerqué a Scott y le di un abrazo rápido de un solo brazo y le cogía la cerveza que tenía en su mano derecha.
— Gracias — Amaia me hizo señas con los ojos para que me fuera y me excusé torpemente para irme a la improvisada pista de baile del salón.
Comencé a bailar al ritmo de la música con la cerveza en una mano y la otra alzada con agilidad. Así estuve hasta que estuve tan cansada que no sabía cómo me mantenía en pie.
Había bebido más de lo normal y estaba un poco tambaleante así que decidí salir a tomar un poco el aire. La casa daba a un camino directo a la playa y también tenía una piscina enorme en la que había parejas también.
Me senté en una de las tumbonas que había esparcidas por el jardín cuando me di cuenta de lo que había a mi lado: una de las parejas habían decidido que este era el lugar perfecto para ponerse a practicar su "amor".
La chica estaba encima del chico, desnuda, y trotando encima del chico al que no podía verle la cara debido a la oscuridad de la noche y porque estaba un poco bebida, pero estoy bastante segura de que estaba bastante cerca de llegar al orgasmo.

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Going To Hell
RomanceA veces la que parece la pareja perfecta no es la adecuada. Que se lo digan a Scarlett, ella sabe mejor que nadie que quizás por mucho que quieras algo, ese algo no esté hecho para ti. Scarlett pensaba que pasar el resto de su vida con Zach era lo...