Manchada

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2. Manchada.

—Hiro.

—¿Qué sucede?

—No, nada.

No, ya no debìa de darle vueltas.

Bien, estaba listo para afrontar la situación como el hombre que era.

Tenían un problema grave, un problema inminente que de no encontrarle una rápida solución; seguramente su integridad física estarla en peligro. Asì que, debía parar todo el preámbulo. Era un Rivera, y un Rivera no se echaba para atrás, por mas que esto incluyera a su furiosa pareja.

—Hiro.

—¿Què sucede?

—No, nada.

A quién engañaba, cuándo se trataba de la bomba de tiempo que era su novia la japonesa y su carácter explosivo, èl si dudaba y le sacaba la vuelta.

Mirò a su acompañante, luego a su ropa desarreglada, y al final, la pequeña mancha roja que adornaba la parte trasera de su short.

—Hiro.

—¿Què Miguel?

—No, nada.

Una mueca se hace muy grande con frustración, ¿còmo le decìas a tu muy orgullosa novia que se encontraba sucia de su periodo?

Con tacto, le susurraba su pequeña consciencia que era su Mamà Imelda.

Agh.

¡Pero era Hiro! ¡A Hiro no le podías decir las cosas con tacto! ¡Porquè todo le hacìa enojar! Para Hiro la gentileza no existìa, menos si venìa acompañada de un puño (Que aunque ser mujer pegaba muy fuerte) o uno de sus robots luchadores.

Miguel se froto el puente de la nariz, todavía dándose pequeños masajes, aun sin poder encontrar una solución para poder decirle a su novia sobre el pequeño obstaculo rojo que adornaba en su short.

Ay, estaba en un problema. Si le decìa a Hiro, serìa una humillaciòn para ella, y si era una humillaciòn para ella se desquitarìa con el primer blanco, y ese era èl.

Y es que, Miguel podìa ser un idiota que actuaba con el corazòn sin pensar en lo demàs .

Pero todavìa amaba a su familia para quedarse un ratito màs.

¿Qué harìa su familia en estos casos? Se pondrían a hablar entre ellas con comentarios que èl no entendìa. Ah, quizà una indirecta podría ò un poco, su novia le dio un escaneo de soslayo para asegurarse de que le estaba hablando, una vez que lo confirmò, se girò todavìa con la pesada caja de metal.

El mexicano està nervioso, queriendo tantear un poco de terreno, insistió aquello con una sonrisa.

—Hiro —mascullò, la chica le prestò su atenciòn y eso activo la alarma de nervios en el mexicano —, bueno, es muy incomodo decirte esto pero ...

Ella sòlo daba parpadeos, esperando paciente.

—¿Quieres mi chamarra?

—No tengo frìo.

—No, no es por eso —Ay, Miguel querìa darse de golpes contra el suelo —, em...¿no te sientes un poco hùmeda? ¡No de esa manera! —se cubriò cuando ella fruncio el ceño.

Hiroko no le prestò atenciòn, y decidiò regresar a su lugar. Miguel sòlo estaba rogandole a todos sus santos que le dieran la respuesta a esto.

Porquè no tenìa la manera de poder hacerlo con tacto.

Tampoco podìa avergonzar a Hiro en plena calle.

Porquè eso indicaría un golpe.

¿Què podìa hacer cuando a Hiroko le visitaba andres?

Un momento, ¡Andres!

A Miguel se le iluminò el rostro como una sonrisa brillando a su cara.

¡Por fin el tan extraño lenguaje que usaba su prima con èl darìa sus frutos! ¡Al fin esa jerga servirìa de algo! Se sintió orgulloso de pensar tan ràpido.

Miguel tosió un poco, intentando desviar la vergonzosa conversación, tratando de disminuir el rojo de sus morenas mejillas.

—Hiro, ¿te visitò andres? —preguntò, desviando el tema con mucha incomodidad.

Habia un detalle que Miguel olvidaba.

Uno casi insignificante.

—¿Quièn es Andres?

Que su novia no entendìa las jergas mexicanas. Miguel ahora se sentìa como un completo idiota, pero quizà con una indirecta màs grande.

—¿El que te visita cada mes?

Hiroko ahora tratando de descifrar quien demonios habìa entrado tan confianzudo para invadir su casa. Pondrìa màs seguridad.

—Nadie me visita cada mes.

Miguel querìa darse de las c

—¿Tu amigo el rojo vino?

—¿Disculpa?

—¿Estàs en tus dìas?

—¿Cuàles son mis dìas?

—¿Se te chorrea la maceta?

—Te ignorare.

Se rindió.

Bueno, ya que.

Un pequeño golpe era preferible a que Hiro se siguiera pavoneando en la calle con ese problema. La paciencia de Miguel desapareció, decidido a culminar con todo èsto de una vez y el Rivera dio grandes zancadas hacia su pareja.

—Hiro —comenzó, como si le fuera a relevar algo importante, aunque si lo era, puso ambas manos en los hombros de su compañera y luego de inhalar aire, exhalò en un suspiro que serìa su rendiciòn —. Estàs manchada. Estàs sucias, tienes una mancha de sangre en tus pantalones. Tu perìodo ya ...

Luego de aquello, el Rivera estaba en el suelo por el certero golpe de su pareja hacia su vientre. Miguel se cubrìa el estòmago inclinado, mientras una Hiro avergonzada se cubría el rostro con ambas manos.

—¿Q-Quieres mi chamarra? No se ve tanto...

Notas finales.

Fue muy tentador hacer èsto xD

¡Gracias a Axuree que me permitiò completar este pequeñito coso! Dejandome usar su headcanon de Miguel educado con la Hiro'fem <3 

¡Edito un poco mejor para mostrarles un fanart que hicieron de la última escena! *-----* 

Espero que les puede gustar <3. 

No puedo publicar el Wattpad de la chica, pero les dejaré su face!

Créditos a: Nana Galan! 

Créditos a: Nana Galan! 

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⏰ Última actualización: Feb 17, 2018 ⏰

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Sostenes, pechos y ciencia (Hiro Hamada'Fem & Miguel Rivera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora