Capítulo 7: Sola ante el peligro

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-Carla, despierta

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-Carla, despierta. Cari...

Rubén... Me desperté junto a mi novio. Un chico moreno, de ojos marrones y tres años mayor que yo. Estábamos en su cama, podía reconocer la habitación. Mi novio me acarició la cara con cariño. 

-Hola -saludé yo con la voz aún apagada y los ojos a medio abrir.

-¿Cómo te sientes? -me preguntó Rubén.

-Bien -contesté justo antes de darme cuenta de que no recordaba nada. Si bien reconocía tanto a mi novio como la habitación donde dormíamos, que era la suya, no sabía cómo habíamos llegado hasta allí, ni tampoco qué había sucedido aquella noche, aunque podía imaginarlo.

-¿Te parece que desayunemos? -dijo mi novio. Asentí con la cabeza. Él se puso en pie y me dio un beso. Justo después, salió de la habitación para preparar el desayuno.

Yo cogí mi teléfono móvil. Allí había toda una investigación realizada por mí. Tenía varias fotos, tres de ellas de los tres muchachos que perpetraron el ataque terrorista del que fui testigo y que era el último recuerdo que tenía.

Además de las fotografías, tenía cuatro notas de voz grabas por mí: una que indicaba que siguiera adelante; otra donde me informaba del hecho de que debía buscar a un cuarto terrorista, quien, en teoría, había tratado de asesinarme; la tercera, que me aclaró que la policía estaba al tanto; y, finalmente, una cuarta, donde sospechaba de uno de los dos agentes que me atendieron, Adrián Torres, primo de un joven asesinado por los terroristas y que podría haber obrado por venganza hacia los terroristas que abatió.

Me dirigí a la cocina junto a Rubén. Confiaba en él, por lo que le mostré mi teléfono móvil para preguntarle si sabía algo de aquella investigación que, supuestamente, yo venía algún tiempo llevando a cabo.

-Oh, Cari... ¿En serio sigues con eso? -quiso saber.

-No lo sé -contesté yo-, por eso te lo pregunto.

-Mírate, Carla -dijo Rubén-, apenas recuerdas lo que hiciste ayer, y estás hablando de atrapar a un supuesto asesino al que ni siquiera ha visto nadie. No sé cuándo empezaste con eso, pero deberías borrarlo y empezar a grabar otras cosas, unas más útiles de recordar.

Suspiré. ¿Cómo saber qué me motivó a empezar con todo aquello? ¿Y si Rubén tenía razón? Durante unos minutos, mientras desayunaba tranquilamente con mi novio, pensé en hacer caso de su consejo, en empezar un nuevo proyecto más realista y menos arriesgado, pero, conforme le daba vueltas a lo sucedido, cambié de opinión.

No. No iba a desconfiar de mí misma ni a dejar que quien intentó asesinarme tuviera una nueva oportunidad. Entré en la galería de fotos e hice una anotación en la de mi novio: "No le cuentes nada de la investigación, no la apoya".

Me resultó algo duro tener que mentir a Rubén con una excusa para irme, mas tuve que hacerlo, debía seguir con mi pesquisa. Había visitado, al parecer, a los padres de un chico llamado Jairo Torres, el primo de Adrián Torres. Ahora que sabía aquello, tocaba investigar el entorno de los terroristas.

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