Capitulo 2 "Thalia"

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Thalia se despertó como los otros jóvenes delincuentes. Presa de su propia libertad y sin razón alguna; El único recuerdo que tenía en su mente y que seguía revoleteándose era sobre un sol brillante y el rostro de su hermana menor que le sonría con frecuencia dentro de un bosque y a veces esos recuerdos se le mezclaba con estructuras de gran tamaño de metal, cúpulas y extraños seres llenos de sangre. Poco después se desvanecía dentro de un gran remolino de viento y que le indicaba su despedida. No estaba al corriente del motivo por la cual la encerraron, de seguro fue porque estaba loca a igual que Elián o fue porque quizá robo algunas tazas de café de la gente vestida de amarillo. Los ojos azul océano reluciente se iluminó al contemplar la caja negra, a travesó el portal dejando detrás su cubículo que la había mantenido en cautiverio por mucho tiempo, desprendió sus pies del frio suelo metálico decorado con extraños dibujos de tiza, con cada paso que daba se le manifestaba un escalofrió. Un sentimiento de maldad que se despertaba en ella. Cada dibujo que era pisado por las zapatillas de Thalía que se reflejaba en ella dejaba un recuerdo y se sospechó que no estaba sola en este lugar, que alguien debió hacer esos dibujos de caricaturas, mensajes y símbolos rectangulares.

La caja negra fue creada para cautivar a los jóvenes delincuentes, situada en un lugar de la tierra, talvez estaba en lo más profundo de una montaña, de una mina de carbón o debajo del océano más profundo, pero Thalía fue la primera en determinar que por la presión que exista y la falta de oxígeno, estaba debajo del agua. Dentro de la caja negra se contemplaba varios tubos de liga que se dividían en dos por cubículo. Los cubículos que eran cientos de cajas metálicas más pequeñas haciendo su objetivo de encadenar a los jóvenes, las pequeñas jaulas no superaban a los doce pies de acho y catorce de largo, en ella una pequeña cama, una mesa metálica de una altura de treinta centímetros y un pequeño ropero, cada cubículo estaba decorado con los símbolos de Isabela.

Balanceó sus ojos exaltando varios sectores amplios y vacíos dibujados con una letra. La letra de cada grupo que había sobrevivido a las pruebas de Megan y un salón de juegos para niños pequeños abandonado y sin color, volvió a caminar entre los focos que tildaban en medio de la oscuridad, giro y giro hasta detenerse a un extraño ascensor que se detuvo a los treinta metros de altura, diviso a los lejos una extraña figura de una mujer muy vieja que la miraba escalofriantemente a través de la ventanilla del ascensor. Thalía dio un brinco dejando que su miedo se manifestara. El ascensor siguió su camino hacia arriba. Los ojos de la chica contaba los metros de altura, seguía y seguía subiendo hasta que la oscuridad lo consumió y así supo que estaba en una enorme caja. Y una voz surgió diciéndole –Bienvenida a la caja negra-

La joven se balanceo hacia el primer cubículo que contemplo en su libertad creyendo que la fuente de la voz provenía de ahí, estaba a unos metros. Atemorizada por los fuertes chirridos metálicos que forcejaban por salir y quejidos auxiliares que provenía del cubículo. Camino pálidamente y entre manos abrió un pequeño cordón que produjo una serie de luces fugaces y una gran ventana surgió inesperadamente.

Un chico no tan mayor que ella surgió en una de las esquinas de la caja metálica, las manos del individuo sangraban considerablemente, la chica no sabía cuál era el motivo pero estaba gravemente loco, podía observa su locura que rondaban. Como un espíritu que lo poseyó y lo controlaba. Pero se dio cuenta que él no se había herido así mismo, trataba de escapar soltando los tornillos que surgían en las plaquetas inquebrantable del suelo, el plan de aquel joven era escapar pero como no tenía un destornillador raspo con sus propias uñas. Thalía desesperadamente golpeo la ventana blindad para detenerlo antes de que muriera desangrado. El individuo la miro indistintamente. Pero siguió con su plan. Cómo si no sabía que alguien lo observaba, pero la paz del chico fue interrumpida, un grupo de médicos de bata blanca, forcejaron la entrada del chico, Thalía consciente escuchó un nombre, Brian, y el chico desapareció entre una serie de batas blancas.

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