Los Viajeros 2

Capitulo 4 "El Testigo"

-¡El...está vivo!-exclamo el Soldado hacia los buscadores. Poco después de que el Soldado siguió la pista de Elián y Brian con su androide en las afueras de la ciudadela, se encontró con el cuerpo de un chico mal herido, pelo castaño, pálido y con moretones, se inclinó para comparar el cuerpo con su álbum de fotos y efectivamente era uno de los viajeros prófugos, las manos gruesas del Soldado lleno de grasas y peludas ejerció presión al pecho del joven con el objetivo de extenderle la vida, desde lejos se podía ver como el cuerpo del viajero sobre saltaba de la potencia que ejercía sus salvadores para revivirlo, pero sus heridas eran graves, el cuerpo de aquel viajero había sufrido muchos daños, agujeros y rasguños, le exigió a Megan que lo ayudara.-Megan tenemos a un viajero mal herido, ¡tiene un gran mordisco! –dijo en el intercomunicador, el Soldado ordeno levantarlo y meterlo a la ciudadela para que iniciara el proceso de restauración.

-¡Muy bien!, al fin hiciste algo bueno-exclamo Megan hacia el cuerpo ensangrentado y pálido del joven, -Lo llevaremos a la Oquedad allá lo restauraremos y lo usaremos a nuestro favor -exclamo con la sonrisa más perversa que el Soldado haya visto. El transporte abrió sus compuertas para evacuar a la gente amarilla y una gran luz cegadora llevo el cuerpo del viajero. Pero la felicidad de Megan no duro mucho, su sonrisa perversa se cambió por un irritación y palabras agudas, -¿Lo perdiste de nuevo?, ¡perdiste a Elián en las cloacas! ¡Eres un Inútil! -exclamo Megan rabiosa, mientras que los vientos huracanados del vehículo de evacuación la golpeaba. Megan había observado las imágenes del androide, la pequeña pantalla azulada tridimensional demostraba el grupo del Elián que entraban en la oscuridad de las alcantarillas y varios centinelas dispuestos en perseguirlos se preparaba, pero Megan dio una orden, -¡déjenlo!, ¡después lo atraparemos! ¡debemos irnos! -dijo hacia el Soldado y a sus hombres que estaban listos para acosar a los chicos en las aguas sucias-...debemos irnos ya...la tormenta llegara pronto-dijo mientras que finalizaba la últimas obras para la evacuación. Megan dividió a la gente amarilla y a todos su aliados en dos vehículos voladores en la que los denomino el Hecliptero, un transporte muy parecido a una aeronave pero era exclusivo, solo para su gente, desprendió la orden y se fue volando y cuando estaba a más de tres mil metros de altura vio a dos pequeñas sombras oscuras, y eran los dos chicos más buscados, Elián y Brian caminado por la ciudadela solos, sin respaldo de sus amigos, sin el grupo de rebelde, pues Megan dio una mirada de ochenta grados observando los autobús de los Churts saliendo por una cápsula de escape, y pensó que era su gran oportunidad, que podría ser la única oportunidad, podría disparar a sangre fría y toda esa rebelión acabaría, pero les dio una segunda vida, pues Megan creía que uno de esos dos podía tener la cura y matarlos ahora sería un gran error. Cuando vio que los chicos planeaban algo por haber entraban a su edificio, Megan dio un objetivo claro a dos de sus hombres, - ve ahora y atrápenlos-dijo hacia los oficiales que abrieron sus paracaídas y cayeron sobre la azotea del edificio, ambos fueron recibidos por la orden de Megan- ¡registrad todo!, ¡buscad la maleta! y duerman a los chicos-dijo por la radio.

Revisaban cada pasillo y sala de administración, cada piso de arriba hacia abajo y no había indicio de ninguno de los chicos, pero ambos oficiales escucharon enseguida el inicio de una pelea cerca de la oficina de Megan -¡No, no te acerques...!-exclamo, Brian giro para escapar pero fue interrumpido, por algunos pasos y murmullos que se aproximaba, corrieron hasta llegar a un armario, los oficiales admiraron la sala con cautela, revisando cada perímetro del área y admirar que lo que habían escuchado eran voces fantasmales, uno de ellos exclamo sin miedo de que los escucharan.

-Según, Megan todos están listo-dijo una voz grave misteriosa, ambos chicos se peleaban para poder ver quien era, pero las pequeñas aberturas del armario lo impedían.- ¡Debemos irnos ahora!-exclamo.

-No podemos llegar con Megan con las manos vacías-pronunció sabiamente la segunda voz. Los dos se separaron para eliminar las evidencias que Megan exigía y buscar la súper computadora,-¡Esta aquí!-exclamo feliz, el segundo centinela que admiraba la maleta en la caja fuerte de Megan.