Capitulo 3 "La Caja Negra"

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Contempló las grandes paredes de metal que revoloteaban sobre su cabeza, lámparas flotantes descendía y otras que subían, iluminando la gran estructura cuadricular. Varias plaquetas y planchas se resaltaban alrededor del perímetro. Enormes triángulos y rectángulos. Como un enorme caparazón de metal. Los sectores de los grupos y el parque de juego con formidables telarañas estaban vacíos, solo había descripciones gráficas. Luego se giró a sesenta grados, con solo un movimiento observo los cubículos posicionado en enormes filas horizontales que fluían del norte al sur por amenos Elián había contabilizado seis filas y otras sobre ellas mismas, con plataformas para que los jóvenes se agruparan hacia abajo. Cientos escaleras bajaban pero ninguna subía, excepto el ascensor hexagonal que estaba en el centro de la caja, la extraña capsula estaba apagada e inmóvil como si llevara mucho tiempo sin ser usada. Todo a su alrededor estaba compuesto por metal, hierro y cables cobre, su nuevo mundo apareció poco después de que una chica desconocida llamada Thalia le dijo que escapara dentro de su cabeza y la obedeció, no se cuestionó cuando esa joven extraña le dijo que era la hermana de una chica que conocía en ese preciso momento se preguntó así mismo "quien será esa chica", pero Elián quería recuperar su libertada y cruzo el portal observando el panorama que lo recibió hace algunos segundos antes de inquietarse sobre tener una oportunidad de salir.

Entre el tapiz metálico, el dibujo de Isabela se había resaltado dando al chico una esperanza de que sus recuerdos volviera, se inclinó para tocar la tinta blanca que aún seguía fresca. El tejido blando de sus dedos se pintaron del color blanco metálico que brillaba, movió sus dedos en círculos entre sus tejidos, para sentir la pegajosa sustancia, creyendo que ahí estaba su repuesta, pero Elián había mirado del lado equivocado y se percibió cuando el murmuro de un humano se movió en su mente. La voz era interrumpida e indefinida. Cómo si alguien cercano estaba interrumpiendo la frecuencia. Trato de codificar el mensaje que venía entrelazado por palabras malhumoradas, se levantó y se volvió a posicionar del suelo hacia arriba, después subió hasta las últimas escaleras en lo más alto para captar mejor el mensaje, pero el hormigueo no se detuvo. Elián sentía que su cabeza era invadida por cientos de avispones convirtiéndose en un gran panal de abejas. Desprendió sus pies levemente hacia abajo y decidido en subir por el ascensor, pero cambio de idea cuando su cabeza se despejo.

-¡Vete ahora, mientras que puedas!-exclamo el mensaje descodificado, pero antes de que pudiera preguntar quién era su fuente anónima ya que la voz era apacible y con finalidad metálica, las luces se apagaron de un golpe. Un terror lo invadió.

Solo entre las tinieblas, tildaba su temor de que los policías de la gente amarilla lo raptara y lo presara de nuevo en su pequeña cárcel, sus ojos descendía con cautela avanzando en círculos. La misma infraestructura que Thalía vio aún seguía atemorizando al chico que sentía que todo su mundo se estaba retorciéndose, vio una especie de garras malignas, caras desfiguradas, pero todo eso eran las sombras que se creaban de las estructuras metálicas que era rodeadas por la oscuridad, su cuerpo sudoroso concluyo en el último cubículo dieciséis B norte, dio un respiro de alivio pues era el único lugar que aún tenía una lámpara flotante, atravesó para buscar una respuesta de quien era Thalia ya que su celebro no lograba recordar pero todo indicaba que no era la habitación de aquella chica sino de un joven rebelde y sucio, recorrió la habitación y admiro que su propio cubículo. El cubículo de Elián. Era el único que si tenía ventana con vista al mar y se sintió afortunado e único, registro la habitación como un ladrón experto esperando buscar lo más valioso, pero se detuvo al escuchar un chirrido desde la penumbra y entre sus latidos se prevenido de un gran susto, pero antes de que decidiera asomarse por la puertilla para conocer el origen de unos quejidos fantasmales, descubrió un rastro de sangre en las plaquetas del suelo y como era poco una nota describiendo su nombre pero no continuo leyendo pues se percibió del sonido metálico de cadenas que se arrastraban.

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