Día 2. Jueves.

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Se despertó a su hora y realizó el ritual de cada mañana antes de ir al instituto. Permaneció unos largos segundos admirando el Sol, que hoy estaba excesivamente brillante, aunque tapado. También era curioso que a finales de enero hubiera Sol a las siete y media de la mañana.

Llegó a clase cinco minutos antes de la hora fijada y fue de los primeros en sentarse en su pupitre. Alfonso se quedó parado bajo el marco de la puerta cuando vio a Amnes puntual en su correspondiente sitio.

-¡Tamaño acontecimiento! Martínez ha llegado a su hora. -dijo Alfonso mientras aplaudía-

Los de la clase rieron, incluídos Amnes, quien, a pesar de todo, era fan de Alfonso. Álex no se inmutó y permaneció cruzado de brazos.

-El primer sorprendido soy yo. -respondió Amnes-

Tras esto, comenzaron la clase y pasaron las horas antes del patio sin incidentes.

-¿It's the final countdown, ninonino? -dijo riéndose Sam tras ver la reconocible felicidad de su viejo amigo-

-Hoy, que no mañana y aún menos ayer, es un buen día. -respondió Amnes mientras se desperezaba a la sombra del árbol-

Amnes sacó el móvil y se puso los auriculares a bajo volumen. Sam acompañaba a Amnes con su falsa guitarra, cantando a pleno pulmón, momento de pura complicidad entre amigos.

-Convénceme, bandido.

Era Laura. Amnes cambió el gesto y paró su mirada fija en Sam.

-Si las miradas mataran... -murmuró Amnes- Hola, Laura. Permíteme exponerte lo siguiente.

-Algo me dice que me ha tocado un "postre vitalicio". -bromeó Laura-

-¿Me...? ¿Nos disculpas un momento? -dijo Amnes mientras se alejaba tirando de la manga de Sam- Gracias.

Se alejaron al menos veinte metros antes de que Amnes comenzara su discurso.

-Bien, seré claro. Te acabas de quedar sin postre un semestre.

-¡Pero...! -intentó replicar Sam-

-¡Por bocas! -le cortó Amnes casi al tiempo que se giraba en dirección a Laura-

Sam comenzó a reírse con fuertes carcajadas. Laura sonrío, pues los intentos por parte de Amnes de que la conversación quedara en privado fueron ridiculizados por los gritos de éste.

-Yo no elijo mis sueños. -comenzó Amnes- No tengo nada que decir.

-Pues a él sí que le has dicho algo. -dijo Laura señalando a Sam con la barbilla-

-Cosas de tíos. Justo le grito así porque le quiero mucho. -justificó Amnes-

Amnes puso los brazos en jarra y miró al cielo. Había nubes, pero el espectáculo era precioso.

-Tienes su postre -dijo Amnes, remarcando el "su"- los próximos seis meses.

-El trato era tu postre. -replicó Laura-

-Yo no hice el trato. -dijo Amnes con tono sombrío- ¿Sabes qué te digo? Que tienes mi postre. Ya me comeré yo el suyo.

Comenzó a alejarse en dirección a Sam. Le encantaba hacer ése tipo de comentarios. Le encantaba quedar por encima.

-La radio se inventó en el 1923 como medio de comunicación de calidad en, aunque las primeras pruebas como medio cultural y de ocio no se realizaron en España hasta la década de los 40.

-Para. Hasta ahí. -cortó Alfonso- Gracias, Juan. Subrayad el párrafo completo. ¿Alguien sabe por qué tanta diferencia de años aquí en España?

Una única mano levantada.

-¿Te quieres quitar la capucha de una vez, Martínez?

-Perdón, perdón. -dijo Amnes al tiempo que retiraba su capucha- Lo que ocurre es que en esa época aquí se vivieron el fallo de la segunda república, la Guerra Civil y la posguerra. La última preocupación del país era la radio.

-Si fueras tan elegante como listo te iría mejor. -dijo Alfonso-

Amnes sonrió. Le dolía, pero también era un halago. Permaneció fino el resto del día. Y descubrió que le iba bien.

-Quiero volver.

-¿A la Montaña? -preguntó Sam- ¿Para qué?

-Mira, tengo la sensación de que no son mis sueños de siempre. -respondió Amnes-

-No te entiendo.

-De normal son realistas, ¿cierto? -indicó Amnes con el gesto de quien pregunta una obviedad-

-Sí... -respondió Sal sin saber a dónde quería llegar su colega-

-Es fácil que si sueño con un accidente de avión o con una chica con el pelo rosa en una heladería, un avión se estrelle o me encuentre a dicha chica. -explicó Amnes-

-Pero si sueñas con desiertos blancos, armaduras, chicas que brillan y grietas en el suelo, todo de una, la hemos liado. -completó Sam-

-Veo que hoy has desayunado bien. -bromeó Amnes-

Los dos colegas se rieron con aire cómplice. El día era bueno, pero era curioso que la misma nube llevase tapando el sol desde que éste había asomado, haciendo la luz blanquecina.

-¿Vamos a mi casa? -propuso Sam-

Estaban sentados en un banco del parque más abajo del instituto.

-Sinceramente, no lo sé. Estoy muy bien aquí. -vaciló antes de responder- Bueno, ¿sabes qué te digo? Que sí. Un HALO. Uno contra uno. En torre. Estás jodido.

-Eso está por ver. -insinuó Sam- ¡El último será el jugador 2! -gritó mientras salía corriendo-

Amnes sonrió como pocas veces hacía y se unió a la improvisa da competición.

Ganó Sam.

PrecognoscenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora