CAPÍTULO 1: La gran incertidumbre

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-¿Increíble?-

-Recuerdas ese rumor del que todos hablaban hace poco?-

-Pues claro, si me lo dijiste tú.-

-¡Resulta que ya no nos tenemos que preocupar por eso!-

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-¿A que te refieres?-

Una alarma cortó la conversación. De un altavoz situado en el techo, se empezó a escuchar la voz de alguien conocido:

-¡Todos los residentes de la nave, presten atención! ¡Tienen veinte minutos pare reúnirse en el pabellón, pero más les vale llegar inmediatamente! Es totalmente obligatorio, así que repito, deben ir al pabellón.-

Ambos reconocieron de quién se trataba. Era el General del Ejército Romero (llamado así de apellido), un hombre con gran fuerza, arrogante, duro de roer y persuasivo, de manera que nunca se le llevaba la contraria. Aunque ocupaba un gran cargo militar, también era oficial y luchaba junto a sus soldados y compañeros de guerra. Sus habilidades siempre estuvieron tan por encima de las de cualquier otro guerrero, que ganó el apodo de Rey de los Soldados. 

El dispositivo dejó de emitir sonido, así que dedujieron que el hombre había acabado de hablar. Un sentimiento de intriga por la reunión inesperada se mezcló con la frustración de Clara,  quién quería contarle a Aldo lo que sabía tan pronto como pudiera, pero decidió comentarlo con más calma en otro momento. No le quedaba otra.

-¿Que ibas a decir?- Preguntó el joven.

-Mejor te lo digo después. No es bueno hacerle esperar.- Respondió ella.

-¿Te da miedo el General?-

-No es eso, pero ya sabes que está por encima de nosotros.-

-Es muy triste que admitas eso con tanta naturalidad, pero como quieras. Ya me lo explicarás.-

Se despidieron, y la chica salió del cuarto. Acto seguido, él comenzó a prepararse.

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Aldo recorría los pasillos con celeridad y prisa, en busca de la gran sala en la que se hallaban los demás. Los pasillos estaban desiertos. Ni los guardias se habían quedado para vigilar. Era un evento importante, y llegar tarde no le resultaría demasiado agradable. Al mismo tiempo que el silencio inundaba cada rincón, él revisaba cuanto tiempo se había retrasado, y ya eran diez minutos.

Después de una búsqueda exhaustiva, encontro la puerta que buscaba. Una sensación de pánico espontánea lo angustió. Estuvo a punto de dar media vuelta e irse, pero eso solo empeoraría las cosas, así que la abrió lo más rápido que pudo, para no acobardarse más. 

La única persona que estaba hablando, se calló, y todos  miraron al chico extrañados. Su nerviosismo aumentó hasta el límite, al igual que su vergüenza. 

Una cantidad incontable de sujetos lo observaban y comentaban la situación, dejando de lado a los que estaban en el "escenario" platicando. Lo peor es que en ese lugar, se encontraban los humanos más importantes, el consejo del Progreso.

En el centro estaba el Capitán General Walker, Ryan Walker. Él lo controlaba todo en la nave H-5, y ni Romero (quién también formaba parte del consejo), podía darle órdenes. 

A parte de ellos, el grupo estaba formado por otros tres miembros; 

Lauren Ross (la Teniente General), Cameron Foster (el General de división) y el de rango más bajo, el General de Brigada Joseph Griffin. 

MUNDO PERDIDO: El nuevo futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora